11 de noviembre de 2011

La marea


Vivimos tiempos convulsos en los cuales la reflexión nos lleva al uso de imágenes para ilustrar las cosas que pasan. El poder de las imágenes es enorme no sólo por su carga simbólica sino también y sobre todo por su capacidad de sintetizar argumentaciones.

El problema de las imágenes es que no eres tú quien se apodera de ellas sino que te tienen a ti, de forma que te encuentran más veces de las que tú vas a buscarlas, pero esa es una condición que no debería preocupar demasiado, al menos a mí no me preocupa en absoluto.

El caso es que desde hace días me viene a la cabeza la imagen de la marea para explicar algunos acontecimientos relevantes. Podemos imaginar que somos como boyas ancladas en el fondo marino y que cada uno de nosotros tiene más o menos longitud de cadena. Sabemos que hay momentos de felicidad y de infelicidad, épocas en las que las cosas nos van bien y otras que no, cosas en las que somos hábiles y otras en las que no tenemos tanta o ninguna pericia y que todo eso sucede de forma cíclica, como las mareas, que están sujetas a un ritmo inexorable. En función del número de eslabones de nuestras cadenas a veces permanecemos por encima del nivel de agua y otras por debajo.

La cuestión a reflexionar es hasta qué punto somos responsables de las cosas que nos suceden y más concretamente cuál es nuestra responsabilidad al respecto. En esto hay dos actitudes: la queja por lo que nos pasa, típicamente asociada a nuestro papel de víctimas y la actitud responsable que consiste en tomar acciones y generar más cadena para evitar quedar sumergidos por los acontecimientos.

No cabe duda de que el papel de víctima es sumamente agradecido porque exime de toda responsabilidad. Es esa actitud la que nos lleva a tratar de colocar la solución de nuestros problemas en otros; si somos requeridos para ello, diríamos que casi en la obligación de aceptar ese encargo en cuanto nos es solicitado, pero ese papel de víctima o de rescatador ni genera conocimiento sobre la experiencia ni nos capacita para afrontar la solución del próximo problema que nos aceche siempre que no nos falte ayuda disponible. La tendencia de esa conducta es que cada vez tenemos más dificultades en encontrar almas nobles que nos ayuden y que con el paso del tiempo encontremos cerradas las puertas que antes teníamos abiertas.

Adoptar la postura responsable nos empuja a la acción. Es mucho más cansado porque exige esfuerzo pero podemos solicitar igualmente ayuda si bien no para solucionar los desaguisados sino para aprender cómo hacerlo. Es un papel de protagonista, no de víctima y como tal genera conocimiento, en definitiva, más eslabones en nuestra cadena siempre incompleta.

La buena noticia es que la marea nunca es repentina sino previsible y anunciada. Es paulatina y por ello nunca traiciona, es decir, avisa con tiempo de su llegada y no suele pillarnos de improviso. Las más de las veces sabemos lo suficiente sobre ellas como para que no podamos acusarlas de traidoras o de imprevisibles, nunca llegan como ladrones en la noche y en tanto que somos boyas forman parte de nuestra misma esencia.

Sabemos que la vida es una continua sucesión de pleamares y bajamares y eso debería bastarnos para que nos sintiéramos responsables, pero volviendo a la reflexión inicial parece que nos sentimos mucho más identificados con nuestro papel de víctimas. Muchos incluso son tan expertos en eso que son capaces de introducir el sentimiento de culpa por lo que les sucede aunque no estén dispuestos a mover un solo dedo para evitar que les vuelva a suceder. Esos son los grandes maestros de la manipulación y conviene estar atentos. Diría más, preguntarnos si somos uno de ellos.

23 comentarios:

  1. Sencilla ( para entender) y maravillosa entrada.
    No creo ser uno de ellas, pero ignoro lo que pensarán los que me conocen.
    Eso sí, nado mucho, he aprendido a nadar y a mejorar el estilo y también, cuando me siento cansada, antes de agotarme, siempre me sujeto fuerte a una boya.
    Me alegra mucho que hayas dejado el pijama de gusiluz.
    un beso

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  2. Vivimos en esa dualidad, jugamos a la ruleta de la suerte en una parte de la responsabilidad, la otra queda al margen de nuestras decisiones, pero en la que nos afecta, somos todo egoísmo primario, rudimentarísmo doméstico, y a partir de ahí la excelencia es un factor de referencia, pero un simple factor social. Lo que en realidad nos importa es nuestro confort y seguridad y que éste vaya acompasado con el resto del universo. Nunca se pone todo encima de la mesa, nunca se descubren todas las cartas, solo las necesarias. Aprender los mecanismos de la subsistencia marca el primer nivel para sobrevivir y aspirar a crecer en ese canibalismo manteniendo las formas. Claro que no tenemos lo que no merecemos, salvo que hagamos la revolución incendiaria y anarquista, la otra, la silenciosa, la argumentativa, la del paso a paso, la reflexiva, sirve para bien poco, o para muy poco.

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  3. Hola Joseph, no soporto a a gente que va de víctima porque como dices intentan manipular tus sentimientos. Cada uno debemos ser responsables de nuestra vida. Lo que no quiere decir que no seamos solidarios, pero esto siempre debe ser una iniciativa personal, no impueta ni demandada.
    Y hablando de maresa efectivamente son previsibles y eludibles ¿Y el Tsunami?
    Me ha gustado mucho tu reflexión, gracias por compartirla. Me gusta la foto del mar en calma.
    Buen finde
    Un abrazo

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  4. Sí es cierto, muchos somos parte de ellos. Pero seguramente algunos de forma esporádica, en momentos muy concretos, mientras que otros, de los que conozco unos cuantos, son profesionales del tema.
    Un abrazo.

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  5. Hola Josep.

    A veces incluso es necesario ir contra la marea, es decir más allá de la responsabilidad, luchar por modificar lo conocido, pero eso, claro, está al alcance de pocos, de muy pocos.
    Un abrazo

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  6. Querido Pepe
    Estupendo!
    Personalmente, prefiero ser botella de anis del mono con mensaje incluido.
    Un abrazo

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  7. Hola Camy:
    Sin duda, eso de sujetarse a una boya tiene muchas ventajas cuando se está cansado de nadar. Es una especie de ayuda gratis, lo que no quiere decir que no tenga valor.
    Lo de Gussiluz terminó, afortunadamente. ;-)
    Un beso.

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  8. Hola Adolfo:
    Respuesta densa que me sugiere un montón de cosas que no sé cómo analizar un lluvioso domingo por la tarde pero que contiene el germen de una próxima entrada, estoy seguro.
    De todas formas y como siempre, un fuerte abrazo.

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  9. Hola Katy:
    Tienes razón en eso que dices de las víctimas, en especial esas que practican el chantaje emocional o el pobre de mí.
    Respecto a las mareas y tsunamis, hay que reconocer que mientras unas son predecibles y a horas fijas, los otros aparecen como ladrones en la noche y entonces las boyas no nos sirven de mucho.
    La foto es de bajamar, con el mar en calma y domesticado aunque nunca haya que fiarse ;-)
    Un abrazo.

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  10. Hola Javier:
    Como dices, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra pero esa es una cosa y otra los que practican este deporte como profesionales. De esos, que son especie abundante, hay que huir como de la peste, lo que pasa es que siempre hay más de uno en nuestro círculo íntimo.
    Un abrazo.

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  11. Hola Fernando:
    Creo que son esfuerzos distintos. Uno está relacionado con el inconformismo y bienvenido sea, el otro tiene que ver con la perseverancia que no es que sea una división menor.
    Un abrazo.

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  12. Hola JLMON:
    Pues ahí tienes un problema porque quien encuentre la botella quién te dice a ti que no la prefería llena de anisete o no sabe leer. En fin, un lío.
    Un abrazo.

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  13. Supongo que, en el fondo, estamos hablando de la "dejación de responsabilidad" y a mí que me arreglen lo mío y cuanto antes.
    Pero víctimas "de haberlas, haylas" otra cosa es que sean las que se señalan a si mismas como tales... que en principio ya vamos mal!

    En todo caso, yo me pido mensaje en la botella de Anís del Mono, que parece bastante confortable ¿no? eejjjque toi mu cansá!

    Por lo demás, que tienes más razón que un santo cuando dices, que las mareas nunca vienen sin avisar, pero parece condición humana que siempre nos pille alguna a pesar de saberlo e incluso de haberlo sufrido en carne propia con anterioridad.
    En fin! Decía mi madre algo en lo que estarás de acuerdo conmigo: Líbreme dios del agua mansa... que de la brava ya me libraré yo...
    Pues eso, y un abrazo.

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  14. Hola Cristalook:
    Pues sí, de las aguas mansas líbreme Dios y de los que quieren despertar pena y de los que siempre se quejan y de los que no saben freír un huevo y...
    Hay much@ camuflad@, no lo dudes. Sólo hace falta fijarse en un campo de boyas cuando sube la marea y ver cuántas quedan sumergidas, lo que además las convierte en un peligro para la navegación, ya te digo.
    Besos solidarios.

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  15. El problema no es que vivamos una época donde la imagen impera sobre todo lo demás, el asunto está en quién maneja el Photoshop...
    ;)

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  16. Me considero gruñón, pero de esos que su mueca de disgusto no se desahoga con quejas, más bien estoy pensando en ese instante que dirección tomar.

    Saludos.

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  17. Hola Gabi:
    Muchas gracias por tu doble comentario del que se desprende que también andas dándole vueltas al asunto. Me parece muy interesante esa distinción que haces del gruñón que busca soluciones. Cuando sepas a dónde vas háznoslo saber más que nada por acompañarte. ;-)
    Un abrazo.

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  18. Te cuento una anécdota que me ha venido leyendo tu texto, hace unos poquitos días pasé un fin de semana en la montaña y me llevé mi libreta (diario) y me puse a escribir, se me acercó un chico y me preguntó si escribía sobre el paisaje y le dije que más bien escribía sobre lo que el paisaje había dicho de mí, al ver la cara de susto le dije que escribía en mi diario y él me contestó: pero eso es ir siempre al pasado y yo le dije, sí, es una forma de verlo, pero hay momentos en los que pasas por crisis, momentos en los que piensas que solucionas las cosas de una forma chapucera y después cuando te relees y con la distancia te das cuenta que creces, que avanzas y que lo que creías haber solucionado de forma chapucera, con perspectiva hasta ves que tuviste cierta elegancia...

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  19. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  20. Josep: ¡cómo me gusta tu texto!. Siempre hubo mareas, desde que el mundo es mundo y las seguirá habiendo con sus altas y bajas.

    Recalco las dos actitudes que podemos tomar: "la queja por lo que nos pasa, típicamente asociada a nuestro papel de víctimas y la actitud responsable que consiste en tomar acciones y generar más cadena para evitar quedar sumergidos por los acontecimientos."

    En nosotros está el poder de elegir cual de ellas tomar.

    UN beso
    (Y espero que estés bien de salud)

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  21. Hola Malvada Bruja del Norte:
    Me ha gustado la historia que nos cuentas, sin duda una nueva versión de "Dios escribe recto con renglones torcidos". La verdad es que no siendo nada casual, a veces expresamos nuestros sentimientos de una forma en que sólo el paso del tiempo acaba por darle forma. Nunca te olvides de llevar esa libreta contigo.
    Un abrazo.

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  22. Hola Myriam:
    Me alegra que te haya gustado la metáfora. Así es como yo lo veo, como que en las cosas que nos suceden siempre hay una parte de responsabilidad, por ejemplo, en el caso de una enfermedad. Muchas gracias por tus palabras y tu interés, voy mejorando aunque esto es lento.
    Un beso.

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