Uno sabe que empieza a estar perdido cuando deja de quererse, así como suena. Cuando alguien pierde la autoestima se convierte en una canica de cristal que empieza a deslizarse por una pendiente, al principio suavemente casi de forma imperceptible hasta que coge velocidad y ya no hay quien la detenga y menos que nadie, uno mismo.
Si cualquiera se da una vuelta por su entorno enseguida se da cuenta de que hay dos clases de personas, aquellas que están encantadas de haberse conocido y las del polo contrario, las que arrastran su frustración como si permanecieran sujetas a una bola de condenado que les impide tomar aire. En realidad hay un tercer grupo pero que no destaca ni llama la atención, por eso parece que sólo vemos los dos ya mencionados. Ese tercer grupo está formado por los que, conociéndose a fondo, estos sí, se quieren a sí mismos.
Cuanto más pronto nos percatemos de que sólo contamos con nosotros mismos todos seremos más felices y eso pasa necesariamente por trabajar un poco nuestra autoestima o, como defiendo, aprender a querernos. Quererse es una forma de aceptarse de verdad, de reconocer lo que somos y de ponernos en disposición de tirar hacia delante con las capacidades que tenemos y que suelen ser más de las que nos atribuimos. Cuesta mucho darse cuenta de eso, pero es fundamental aprender qué talentos habitan dentro de cada uno de nosotros.
Mi admirada Leila Navarro dice que mandó instalar en su cuarto de baño un espejo de cuerpo entero en el que pintó ¡hola bella!, de forma que cada mañana al levantarse y mirarse en él lo primero que ve es un mensaje que le recuerda que, a pesar de no estar espléndida a esas horas de la mañana, todo cuanto haga por embellecerse no es lo realmente importante sino que lo espléndido que tenemos vive en nuestro interior a todas las horas del día.
Este chiste de Maitena con el que ilustro esta entrada sería una imagen de lo contrario y por desgracia es muy frecuente. Cuando nos comparamos con otros casi siempre salimos perdiendo pero eso es porque desearíamos ser otros y tener lo que no nos pertenece: el dinero o el trabajo de otro, la belleza de otro, la genialidad de otro y así sucesivamente. Lo más gracioso del tema es que, por mucho que tengamos, siempre encontramos a alguien que tiene o es más que nosotros con lo cual se produce lo de la autoprofecía cumplida que es el mayor de los engaños que podemos hacernos y sí, claro, nos parece que somos hormigas.
Yo propongo un ejercicio que consiste en bucear dentro de sí e identificar dos (sí, tan sólo dos) buenas capacidades y compararlas con esas mismas capacidades en personas que admiramos o que tomamos como modelos. Ya me entendéis, me refiero a esos a los que envidiamos por algo. ¿Cómo resulta ahora la comparación? ¿Quién sale perdiendo? Este sencillo ejercicio de autoestima que no consiste en retarse a uno mismo sino en rebuscar en su interior tiene otros beneficios colaterales, por ejemplo, que se descubre que aparecen unas cuantas cualidades más de las que suponíamos o que algo a lo que no le dábamos demasiado valor resulta que lo tiene.
En esta época que nos ha tocado vivir y que alguien denominó acertadamente “la generación del envase” cuesta mucho quererse porque se valora únicamente lo que se aparenta ser, pero por favor no caigamos en la trampa. Querámonos un poco más y premiémonos por ello.
Estoy de acuerdo al 100% con esta entrada, debemos aprender a querernos a nosotros mismos y digo "aprender" porque entiendo que la autoaceptación y la autoestima no suelen ser innatas, hay que aprender. Con paciencia y conocimiento de nuestras limitaciones nos podemos ir convenciendo del valor de nuestras actitudes y aptitudes. Gracias por este aporte. Un cordial saludo
ResponderEliminarBaja autoestima, parece a veces una pesada herencia, un legado de deudas que no hace más que entorpecer la que debiera ser natural evolución de cada cual.
ResponderEliminarJe je, yo a veces pienso en la generación del ... ‘escaparate’!
Saludos.
Belkis: Dices bien cuando insistes en lo de "aprender" porque incluso para quererse el aprendizaje es necesario y por lo visto, hasta para eso somos demasiado perezosos. Hay gente que hasta le da pereza ir a cobrar.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita.
Gabiprog: Como dices, la baja autoestima es un lastre enorme, una pesada herencia que conviene sacudirse de encima a la menor oportunidad y subirse al tren del pensamiento positivo. Ganaríamos mucho si tratáramos con personas que saben quienes son y están contentas con ello.
ResponderEliminarGracias una vez más.
Un equilibrio inestable resulta de tu propuesta, Josep Julián. Es muy delgada la línea que separa “el-estar-encantado-de-haberse-conocido” y quererse. Estimar en su justo valor las cualidades de uno sin caer en la soberbia. Sentirse fuerte y capaz para superar ese reto constante, al que aludes en otra de las entradas de este Blog, que es el aprendizaje continuado que presenta el día a día y no ofender al prójimo por chulería. Pero si la autoestima solo tuviera frontera con la soberbia este equilibrio sería estable. Su inestabilidad surge al sumar los efectos de otra de las fronteras que la rodea. Supongamos que las capacidades que descubrimos al “bucearnos” se puedan medir, esta segunda frontera estriba en medirla con exactitud y apreciar esa capacidad por lo que mide exactamente. Si tu medida se equivoca en exceso sufres el rechazo del prójimo y al contrario, si se equivoca por defecto sufres tu propio rechazo. Sin embargo, apreciándola en su justa medida, te quieres tu y te quiere el prójimo, que al fin y al cabo eso es lo que nos hace felices, ¿no?.
ResponderEliminarEl cálculo de esta “cantidad” es difícil, porque el sistema de medidas es el “sistema de valores” que la educación y la cultura de cada uno y no es un sistema métrico universal.
En resumen, el equilibrio se conseguiría al quererse por lo “guapo” que se es y no por ser el más “guapo”. Pero ¿como se mide la “guapura”?.
Un saludo
Hola Fali:
ResponderEliminarEs un placer volver a verte por aquí. Tienes razón cuando dices que la distancia entre quererse y estar encantado de haberse conocido es muy sutil, pero existe. Es un problema de percepciones, aunque yo prefiero los que pecan por exceso (moderado) que por defecto(exagerado).
También te preguntas por cómo se mide la "guapura" y para ser coherente con lo anterior creo de debo contestarte que con la métrica de cada cual. Ya lo apuntas tú mismo, eso depende de la escala de valores, de la propia experiencia y de otra cosa sobre la que ya me he posicionado otras veces, la capacidad de observación y de poner las cosas en relación.
Lo dicho, gracias por haber recalado de nuevo y espero seguir contanto contigo en esta travesía.
Hola, Josep Julián.
ResponderEliminarInteresante propuesta la que haces, haré un añadido, como normalmente no somos capaces de autoanalizarnos de manera adecuada a nosotros mismos -porque no sabemos, o porque somos demasiado generosos o "tacaños" con nosotros mismos-, y dado que siempre nos estamos comparando con los demás -y siempre queremos lo que no tenemos, y encontramos a alguien que nos parece mejor-, ¿por qué no hacer ese mismo ejercicio, pero preguntándole a los demás cómo nos ven? Quizás así salgamos mejor parados...
Un saludo
Pablo Rodríguez
Muchas gracias por tu comentario en mi blog, eres bienvenido cuando quieras. En relación a lo que comentas, desgraciadamente no suele haber término medio contigo mismo, o te amas en exceso, o te odias, la vida es mucho más sencilla, querernos, respetarnos, no hace falta más.
ResponderEliminarUn placer visitarte.
Saludos
Hola, Josep:
ResponderEliminarMe gusta mucho este artículo que has escrito, y en realidad, asi es, cada cual debe quererse asi mismo, para después, querer a los demás, aunque a veces, nuestra autoestima, es tan baja, está tan caída, por alguna circunstancia, que incluso, nosotros mismos nos hacemos daño asi mismos, y no nos valoramos lo suficiente, pero desde luego, lo peor de todo es cuando nos comparamos con los demás, o mucho peor todavía, cuando los demás nos comparan con los otros, cada cual es como es y punto.
Interesante tu artículo.
Un beso.
Gracias por pasar por mi pequeño espacio... tengo colgado en él un aforismo personal que viene a colacción "La realidad de nuestro ser no es como somos, sino como los demás nos ven".
ResponderEliminarY es cierto, en la vida aprendemos a convivir con nuestros defectos y virtudes y tenemos una imagen de nosotros mismos, cierta o "casi cierta" ( a veces alguien nos descubre algo que desconociamos), pero ¿que percepción tienen los demás de nosotros? ¿coincide, o no, con la personal?...algunos pensareis ¿Que importa la opinion sobre mi de los demás?...lo que vale es la certeza propia!! pero la realidad en este mundo social es cómo te consideran.
Pablo:
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo con tu enfoque. Si nuestra autoestima es baja o demasiado alta, nada mejor que pedir a alguien de confianza que nos diga como nos ve. A eso se le llama retroalimentación y es una figura usada en el ámbito empresarial pero también en el ámbito social. Además, si eres tú mismo quien pide que otro dé su opinión sobre ti es lo mismo que si le preguntas cómo te queda el traje que llevas. Él o ella tiene opinión pero si se la pides te la dará. Otra cosa es que sin que tú se la pidas opine porque entonces lo consideramos una intrusión en nuestra intimidad. En eso consiste la virtud del feedback, que siempre es mejor aceptado si se solicita.
Muchas gracias por tu aporte.
Juan Carlos:
ResponderEliminarTienes razón cuando dices que a veces nos complicamos la visa en exceso. La aceptación es el punto de equilibrio porque implica una visión balanceada sobre nosotros mismos es decir, sobre nuestros talentos y nuestras carencias. Lo que ocurre es que, efectivamente, los humanos tendemos a los excesos y como dices o te amas mucho o te desprecias. Y ninguna de las dos cosas son ciertas. Quererse es algo muy parecido a aceptarse sin perder la visión autocrítica.
Sé tú también bienvenido y ya sabes que estaré encantado de verte circular por aquí con frecuencia.
Un saludo.
Hola María:
ResponderEliminarGracias por tu aporte. Estando de acuerdo en todo lo que dices,me quedo con eso de que a veces acabamos por hacernos daño a nosotros mismos. Todos tenemos una parte autodestructiva que proyectamos de forma muy diversa y claro, eso no es quererse mucho precisamente.
También me ha gustado eso de que si uno no se quiere no puede querer a los demás. Muchos podrían no estar de acuerdo pero yo sí.
Hasta muy pronto. Un beso también para ti.
Hola mojadopapel:
ResponderEliminarTambién para mí resultó un placer recalar en tu página que no llamaría precisamente "un pequeño espacio". Comparto contigo algunas de tus inquietudes aunque ya hablaremos otro día sobre ellas.
Respecto a tu comentario y sin ánimo de ponerrme pedante, la inteligencia emocional sostiene lo mismo que tú dices. Al final somos como los demás nos ven, nos guste o no.
Es por eso que conviene conocerse muy bien y saber reconocer nuestros propios talentos, habilidades, capacidades o como queramos llamarlo porque posiblemente estemos demasiado condicionados por cómo "creemos que los demás nos ven".
Como le decía a Pablo, el feedback solicitado suele ser de mucha utilidad para chequear esta diferencia de percepción aunque, te lo aseguro, muchas veces puede deparar sorpresas positivas. Lo que debe ser es sincero, eso sí.
Muchas gracias por tu aportación y espero verte de nuevo por aquí.
Un saludo.
Muy muy buena entrada. Además ocurre una cosa muy curiosa: una buena autoestima siempre atrae cosas buenas, afectos positivos, gente que demuestra que te quiere.
ResponderEliminarSin embargo, no hay nada más que autodesacreditarse para que los demás te den la razón.
La autoestima está muy relacionada con lo que los demás ven en nosotros. Pero lo que ellos ven está relacionado con lo que transmitimos. Somos un espejo de doble cara y ahí está la riqueza.
Los libros más vendidos son los manuales de autoayuda. Sintomático, ¿no? Para el psiquiatra Luis Rojas Marcos cabe distinguir entre dos tipos de autoestima, una saludable y constructiva, y otra narcisista y destructiva. Lo difícil es hallar un equilibrio para no comerse a besos uno mismo ni caer tampoco en el autodesprecio. Cada cual debe buscar su propio camino, sabiendo que no existen fórmulas mágicas.
ResponderEliminarHola ClaveDeSol:
ResponderEliminarMe alegra mucho que te haya gustado. Y tienes razón, somos un espejo en el que no siempre nos reconocemos.
Un saludo y hasta cuando quieras.
Hola Domingo:
ResponderEliminarEncontrar el equilibrio no es fácil, pero aquí educacionalmente somos más propensos a echarnos más lodo que flores, lo cual no deja de ser una forma sutil de generar inseguridades.
Recientemente he leído un libro que analiza el impacto educacional que hemos recibido históricamente y lo relaciona con las dificultades de progreso de este país en todas las épocas.
Y por cierto, muchas gracias por incluirme en tu lista de recomendados.
Hola a todos.
ResponderEliminarHola Josep Julian. "Quid proquo".
Desde un enfoque protagonista, está bajo nuestro control el quererse y aprecierse. Desde un enfoque protagonista, también podemos contribuir a la autoestima de los demás. Pensemos en ese interlocutor que nos ha validado con autoridad. Pensemos en nuestros jefes y jefas, en especial si les hemos otorgado esa autoridad (porque no ha todos se la otorgamos). ¿Hasta que punto pueden llegar a influir con el lanzamiento de expectativas positivas en nuestra competencia, buen desempeño y autoestima?
Felicidades por el blog, Josep Julian.
Un cordial saludo
La envidia, ¿ es buena o es mala ?
ResponderEliminarMe explico: obviamente, si envidiamos la casa de uno, el coche del otro, el éxito del de más allá, pues no es buena; pero si envidiamos el conocimiento del uno, la forma de expresarse del otro, el saber estar del de más allá, quizás sí nos sirva para esforzarnos y mejorar, ¿ no ?
Hola Visi:
ResponderEliminarEl comentario que has hecho creo que merece una respuesta un poco larga, así que pido perdón si me extiendo.
Quererse y apreciarse está bajo nuestro control pero no sé si aceptamos de buen grado que también está bajo nuestra responsabilidad. Me explico.
Ya que mencionas a los jefes, tú y yo conocemos a uno que se quería tanto que no se daba besos a sí mismo porque no se llegaba y también conocemos a una jefa que sufría un síndrome de Estocolmo respecto a él que hacía que todo lo ejecutara para agradarle sin importarle las consecuencias. Esta concepción basada en el culto a la personalidad y en la fascinación demandada, además de infundada, generaba una dinámica alrededor que se traducía en baja autoestima de casi todos sus colaboradores.
Eso es malo y desde luego muy alejado de eso que debería ser como tu dices pero que en ese caso era al contrario, me refiero a que podemos generar autoestima en los demás. En esa época la auotestima estaba secuestrada y la consecuencia es que de ese equipo ya no queda nadie. ¿Qué sucedió? Pues que la gente se dio cuenta, empezó a rebuscar talentos en su interior y los encontró, por supuesto, subió su autoestima, tomó conciencia y dijo que hasta aquí hemos llegado.
Te preguntas hasta qué punto puede la automotivación mejorar nuestras competencias y la respuesta es que hasta cotas inimaginables para nosotros mismos, pero para ello hay que dejarla crecer y no tratar de lobotimizarla como algunos se empeñan para no perder el control.
Quid pro quo y hasta pronto.
Hola Josito:
ResponderEliminarUn placer verte por aquí. Sin duda contar con puntos de referencia es prácticamente inevitable y en muchos casos muy bueno. El modelo de imitación está en el transfondo del hombre y así es como aprendemos a hacer muchas cosas. En ese sentido, la envidia sana no es mala, lo que es malo es aspirar a cosas que no estàn a mi alcance, esforzarme mucho en ello y al final caer en baja autoestima porque no lo he logrado.
Los retos que nos pongamos, las expectativas que nos generemos y las satisfacciones que obtengamos deben partir de nuestras capacidades (naturales o entrenadas).
Si me propongo ser un piloto de fòrmula 1 puede que me frustre a las primeras de cambio, pero si comparamos el bacalao al pil pil que hago con el que le saldría a Fernando Alonso, aquí no hay color y le gano de calle. Eso es lo que da autoestima.
Un saludo y hasta muy pronto.
Hola de nuevo, en cuanto a la pregunta respecto dónde encuentro las fotos de mi blog debo decirte que simplemente disfruto con ello.
ResponderEliminarMe encanta el mundo de la fotografía y la ilustración, y en sitios como flikr, photo.net, deviantart y otros más, exploro y disfruto. La clave esta en buscar las palabras adecuadas en las búsquedas, ya sea la palabra en ingles o en castellano. Bueno... y también en tener paciencia...
Comentarte que lo habitual es que busque fotos para mi texto, solo en el caso del tag de mi blog llamado ‘Definiciones y Conjeturas’ ocurre al revés.
Pues nada, buen fin de semana.
Hola Josep!!
ResponderEliminarSiempre he creido que la aceptación es algo muy importante para llegar a ser feliz y estar en paz con nosotros mismos. Si no te quieres , no puedes dar amor, si no eres generoso , no puedes regalar generosidad, etc.
Como muy bien dices tú, este mundo esta vestido con las apariencias y unas reglas sociales que nos imponen y que si no alejamos de nuestra conciencia , perdemos el sentido y la esencia de nuestro interior y nuestra vida.
Seamos transparentes,con nuestros virtudes y defectos y aprendamos día a día.
Vamos a crear buenas sensaciones, vamos a crear oportunidades y a intentar hacer las cosas bien.
Nosotros somos los dueños de nuestro cuerpo y alma y como tal, debemos elegir nuestras decisiones y caminos y nunca jamás, al revés.
Saludos.
Acertado post que coincide conmigo.
Hola Josep vengo sólo a dejarte un saludo y a desearte que pases un feliz domingo!
ResponderEliminarhola J.Julian
ResponderEliminarcreo que soy del grupo de los que están encantados de haberse conocido, sobretodo porque uno va descubriendo potencialidades escondidas mientras hace camino al andar, en palabras del Poeta que inmortalizó el Cantor. Es verdad que uno siempre busca paradigmas ideales en el otro, pero lo interesante es aceptarse, superarse y sentir nuestras fortalezas -por débiles que parezcan- ante ese otro al que queremos alcanzar. Así las metas se hacen más cercanas y no damos tiempo a desmoralizarnos.
Como en mi cuarto de baño no tengo espacio para un espejo de cuerpo entero, aplico la misma fórmula de Leila Navarro al salir de casa en el ascensor de edificio.... nada más entrar me miro al espejo y siempre me digo: qué bien voy!!!!
Hola Josep, realmente sin un minimo de autoestima, sin un minimo de amor hacia si mismo..., no es posible formar una personalidad estable y rica, receptiva y abierta al crecimiento interior. Sin autoestima es dificil se feliz, estar tranquilo y lucido..., pero lo que observo en la sociedad dque me rodea es una deformación de esa autoestima hacia un despotismo personal,peligroso y violento. Observo que hay personas tristes y vulnerables, sin un minimo de esa autoestima y que son presa facil de depresiones y de abusos...,pero insisto, creo que hay una corriente de comportamiento basada y apoyada en el "yo antes que nadie y antes que nada", seria una especie de autoestima deformada y pervertida y que realmente considero tan perniciosa y peligrosa, incluso puede que mas..., que la misma ausencia de autoestima, de ese sentimiento de amor hacia uno mismo. Pero bueno, todo es un proceso de asimilación, de conocimiento, de prueba,de error y de correccion.
ResponderEliminarPor cierto Josep, hablabas tambien de la comparación con otras personas, yo a veces lo hago pero para recordar como esas personas han resuelto problemas que ahora se me plantean aa mi y ante los cualesme encuentro algo descolocado. Suelo analizar las respuestas que ellos dieron..., y a veces funciona y me ayuda.
Un saludo Josep.
Gabiprog:
ResponderEliminarMuchas gracias por la información. La lástima es que no dispongo de tiempo ni paciencia para encontrar imágenes como las tuyas pero es evidente que por lo que se aprecia en tu blog, los resultados son admirables.
Hasta pronto.
Hola David:
ResponderEliminarDesde luego aceptarse a sí mismo es por donde hay que empezar aunque nos cueste a veces. Si hiciéramos este ejercicio en serio, muchas de nuestras inseguridades desaparecerían.
Muchas gracias por tu aportación y hasta pronto.
Belkis:
ResponderEliminarMuchas gracias por pasar y saludarme.
Un abrazo.
Hola Santiaguero:
ResponderEliminarJe, je. Me alegra verte de nuevo por aquí y constatar que eres uno de los que no tienen reparo en declararse encantados de haberse conocido. El recurso del ascensor es una buena alternativa cuando no se dispone de espejo grande en el cuarto de baño. Lo importante es llegar a sentirse poderoso para afrontar los retos del nuevo día con buen pie.
Recuerdo el letrero que alguien colgó en el espejo trasero de su furgoneta: hoy es un día maravilloso, pero seguro que aparece alguno dispuesto a j...
Ya sabes que tus comentarios siempre son muy bien recibidos. Hasta pronto.
Hola Bicipalo:
ResponderEliminarEmpezando por el final, está claro que el modelo de aprendizaje por imitación no sólo es bueno sino que, ciertamente, es uno de los que más usamos, más incluso que el de prueba error. Fijarse unos referentes y tratar de imitarlos es bueno. Cuando uno tiene una personalidad formada, se refina mucho las capacidades de imitación empezando por la búsqueda de modelos de referencia y la verdad es que, por conocerse uno mismo, el resultado suele ser bueno porque se adoptan nuevos enfoques sin tener que renunciar a uno mismo. Luego en estos casos me parecer muy útil.
También haces referencia a aquellos que, a base de sobrestimarse, se convierten en déspotas sobre todo para personas vulnerables. Es aquello de que el hombre es lobo para el hombre y contra eso es muy difícil luchar.
Las situaciones de abuso, sobre todo si es colectivo, producen atracción para aquellos a quienes el abusador utiliza porque pudiendo ser perjudicados se convierten en extensiones del abusador y entonces la espiral no tiene fin. Hay tantos ejemplos que creo que todos tendremos algunos en la cabeza.
Como siempre, muchas gracias por tus comentarios y te mando un fuerte abrazo.
Qué gran entrada. Desde luego que en esta sociedad se incide en la insatisfacción para tratar de vendernos cosas.
ResponderEliminarJuan Luis:
ResponderEliminarGracias por tu comentario y por dejarte caer por aquí.
Hasta pronto.
Felicidades por la perspicacia con la que nos obsequia en sus entradas.
ResponderEliminarTan solo añadir algo que puede ser de utilidad.
Creamos nuestra imagen en función de lo que nos ofrecen los demás de ella y de lo que nos demandan. Primero la familia y más adelante los educadores, colegas y demás personas.
Aceptarla o no está en función de los resultados y de los grupos a los que pertenecemos.
Un saludo.
Hola Gustavo:
ResponderEliminarMuchas gracias por tus elogios. Viniendo de un profesional como tú se agradecen especialmente.
Es cierto que muchas veces acabamos siendo lo que los demás ven en nosotros. Lo que no tengo tan claro es si somos conscientes de ello y si trabajamos poco la gestión emocional e incluso nuestro propio marketing, por llamarlo de alguna forma. Sospecho que no.
Muy agradecido por tu aportación y ya sabes que serás bien recibido siempre que desees compartir cosas aquí.
Un saludo.
Yo perdi autoestima cuando engorde mas de 10 kg no tenia ni ganas de salir a comprar ropa. Me ha costado mucho pero ya estoy en mi peso y la verdad es q me siento mejor por fuera y por dentro. Me quiero mas por el esfuerzo que hice. Y he aprendido a no volver a descuidarme. He cambiado de habitos, salgo a correr, voy al gym, dieta equilibradad y cena ligera. Algunas noches ceno barritas belladieta q compro en mercadona, tienen poquitas calorias y sacian y me ayudan a manterme . Otras ceno pollo o pescado a la plancha y verduras segun, y cuidandome me siento mejor conmigo y con mi entorno
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