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3 de septiembre de 2010

¡¡Good morning Vietnam!! 2010



Inicio de curso, como en el cole pero en plan adultos. Me parece que un poco limitados de fuerzas, no sé si como consecuencia de todos los post-algo a los que nos sometemos en vacaciones, pero limitaditos al fin y al cabo como si estuviéramos corriendo una maratón a ritmo de cien metros lisos. Ya no estamos en edades de hacer excesos, así que conviene que reservemos fuerzas para los meses que tenemos por delante.

El verano, o mejor dicho, el veraneo, deja en nuestros cuerpos, carteras e incluso mentes una resaca de la que cuesta recuperarse. Al menos hablo por mí que ya llevo más de una semana de actividad y todavía me cuesta abrir la puerta del armario y escoger la corbata que combine bien con la camisa que he decidido ponerme. Tal vez por eso la mayor parte de los días decido ir con cuello abierto, a ver qué pasa. Jesús, mi camarero de cabecera, ha decidido echar el cierre por las tardes hasta “la semana que viene” y ya van dos.

Este inicio de curso tiene todos los visos de ser cualquier cosa menos plácido y antes de que me quiera dar cuenta mi discreto bronceado habrá dado paso a la tez blancucha y como de enfermo que a uno enseguida se le pone. De ello se ocuparán en un esfuerzo combinado la luz de fluorescente, las antesalas de embarque de los aeropuertos, el sueño acumulado, los titulares de prensa que atentarán contra mi bienestar interior y los clientes de siempre que seguirán empeñados en traspapelar las facturas que les mandé.

Sin embargo, no quisiera dejar de contaros que este verano he conocido a un tipo excepcional, uno de esos tipos que han visto muchas cosas en la vida y parece que hayan comprendido la mayor parte de ellas. Me lo presentaron en una recepción de antiguos alumnos de mi colegio. No le recordaba, pero al parecer estudiamos en las mismas aulas y con los mismos profesores solo que con unos cuantos años de diferencia. Me lo presentó una colega de profesión y ex-alumna, como el resto.

Al parecer, no había país que se nombrara que él no conociera a fondo, no digo que no hubiera visitado. Asombroso. Tampoco desfallecía en cuanto a conocimientos sobre personajes famosos. Figúrate, me dijo casi de sopetón en medio de un corrillo de rendidos admiradores. El otro día estaba en una de las salas VIP del JFK y de repente veo un tipo que conozco pero no recuerdo de qué, aunque su cara me resultaba familiar. Me acerco a él y me presento. Soy fulano de tal, le dije, encantado de saludarte. Y figúrate el corte cuando me contestó: Michael Douglas, encantado. ¿Nos habían presentado? Y así estuvimos de charla un buen rato hasta que anunciaron el embarque de su vuelo. Hemos quedado para pasar un fin de semana en su casa de S’Estaca en Mallorca a finales de verano.

Eso no es nada comparado con la cantidad de todo que tiene. Desde una cadena de hoteles resort en las principales rutas de safari de África hasta una productora de cine independiente en Hollywood pasando por factorías textiles en Asia. Daba miedo hablar con él por si se le ocurría preguntarte eso de y tú ¿a qué te dedicas? Lo hizo, se lo expliqué y hasta le di una tarjeta de visita que el tipo analizó por encima antes de guardársela en uno de los bolsillos de su chaqueta informal al tiempo que, viendo mi apellido, me preguntó por mi hermana con la que, al parecer, había coincidido unos años en el mismo colegio.

Unos días después me telefoneó un compañero del cole. ¿Qué te pareció el fulano? Digno hijo del proletariado, como nosotros, le contesté. Pues no sabes lo mejor, repuso. Si consultas el País de esta mañana verás que le acaban de detener por un feo asunto de tráfico de armas. Y así era.

Cuando se lo conté a mi hermana me dijo que no sólo le recordaba sino que incluso habían sido novietes durante unos pocos meses. Nada serio, desde luego, eran sólo unos críos. Pero pareció no sorprenderse en absoluto. ¿Detenido por tráfico de armas? No me extraña nada, la verdad. De pequeño ya vendía tirachinas en el cole. Sí, pero de eso a lo otro hay un mundo, le contesté. Qué va, sólo es un problema de escalas, nada más, repuso y cambió de tema para interesarse por si podría ocuparme de ir a regar las plantas de su casa cuando regresara de vacaciones.

Después de eso, cualquier cosa que haya pasado en mis vacaciones carece del interés suficiente como para ser digno de contaros, así que prefiero centrarme en esta reentré que promete emociones igualmente impagables aunque, no sé cómo decirlo, más cercanas, o como se dice ahora, más transversales. Para empezar, que a nadie se le olvide que –además de los cargos de tarjeta de crédito que acudirán puntuales a su cita con nuestras maltrechas cuentas corrientes- hacia finales de mes tenemos anunciada huelga general. Lo digo para que a nadie se le ocurra pedir hora al dentista o programar un viaje para ese día. Luego están los pequeños asuntos de la re-reforma laboral, la reforma de las pensiones (léase jubilación a los 67 y bye bye a las prejubilaciones), el debate de los presupuestos generales del Estado y el posible y subsiguiente adelanto de las elecciones, a pesar de que ya casi todo el mundo ha decidido que no irá a votar, pero vamos, por si alguno se lo repiensa.

Así que, por si alguien todavía no se había caído del guindo y no se ha percatado de que en las cadenas de televisión ya se han acabado las reposiciones de capítulos atrasados de los seriales, setiembre ha llegado, se reinicia el teatro de los prodigios y ya es hora de entonar nuestro grito de guerra de todos los años:

¡¡Good morning, Vietnam!!

Y que sea leve.

26 de agosto de 2009

El síndrome postvacacional

Buenas ¿hay alguien ahí? Espero que sí. Recién llegado de vacaciones, ante todo quiero dar las gracias a los que os habéis dejado caer por aquí durante estas tres semanas de ausencia en las que os he dejado entradas enlatadas para vuestro entretenimiento, pero ahora ya en directo, retomo la tarea.
El fin de las vacaciones, como muchos habréis experimentado a la vuelta, tiene un sinfín de daños colaterales: depresión, apatía, bajo tono vital, buzón repleto de correspondencia, pánico a que llegue el próximo extracto de la Visa, por no mencionar algo que me llama mucho la atención y que es el elevado número de divorcios que se producen en el mes de septiembre. Al parecer, muchas parejas no pueden soportar la convivencia a ritmo de veinticuatro horas seguidas que impone la época de descanso (espero que no sea vuestro caso).
A veces este síndrome postvacacional dura semanas, así que conviene armarse de paciencia. Por si fuera poco, el calor todavía aprieta de lo lindo y las suelas de los zapatos parece que se pegan al asfalto lo que hace que las distancias se alarguen sin ningún sentido mientras arrastras los pies como si llevaras plomo. Y lo del calor que sigue haciendo por las noches y que impide dormir a gusto ni os cuento…
Además, a pesar de que tú hayas regresado otros todavía no lo ha hecho. ¿La portera a la que le dejaste un juego de llaves por si pasaba algún imprevisto en tu ausencia?: de vacaciones, faltaría más; ¿la panadería habitual donde hacen esos panecillos tan sabrosos?: sólo abren hasta mediodía que, por supuesto, no coincide con tu horario; ¿el quiosco de periódicos que está justo enfrente del portal de tu casa?: hasta fin de mes, nada de nada; ¿la farmacia donde te conocen de toda la vida?: les ha dado por abrir el próximo uno de septiembre aunque sea martes. Total, que no sabes si cogerte unos días más hasta que la vida vuelva a la normalidad ¡pero no puedes!.
Como todavía estamos apurando esta última semana del mes-en-el-que-nunca-pasa-nada os animo a que conforme os vayáis reincorporando deis señales de vida y dejéis constancia de cómo os está sentando el regreso a la cruda realidad. Como veis, yo ya lo he hecho.

19 de agosto de 2009

Ay, el estrés

Aquí os dejo un video de lo que está sucediendo en vuestra oficina mientras estáis o estábais de vacaciones. Mi consejo es que no alardeeis de lo bien que lo habéis pasado y que entonéis el conocido discurso de "total, como en casa en ningún sitio porque estaba todo abarrotado, además de carísimo mal servidos y de la caravana de vuelta ni os cuento". A ver si así no la toman con vosotros.


16 de agosto de 2009

Tambores lejanos

Para que luego digan que los suizos sólo saben hacer relojes y quesos. Aquí os dejo esta tamborrada y si se os hace un poco larga id al último minuto que no tiene desperdicio.
Pues nada, a practicar a ver cómo os sale a vosotros. Nos volvemos a ver en unos días.

12 de agosto de 2009

Morfing



morphing from Gwen Vanhee on Vimeo.

9 de agosto de 2009

Derechos humanos para todos

Os dejo esta magnífica presentación que nos recuerda que los derechos humanos son para todos pero los construimos con nuestro esfuerzo.







The Universal Declaration of Human Rights from Seth Brau on Vimeo.

6 de agosto de 2009

El fluir

Espero que el juego de la cerveza os haya gustado. Otra forma de combatir este verano caluroso podría ser desplazarnos a Escocia donde la verdad es que hace más fresquito. Dado que eso no está al alcance de muchos, hagámoslo virtualmente. Os dejo estas evocadoras y refrescantes imágenes en alta resolución para que, al menos figuradamente, nos podamos imaginar esas campiñas y esa naturaleza agreste.
Nos vemos en unos días.







Dartmoor from James Watson on Vimeo.