29 de enero de 2010

Educando la emocionalidad


A uno le gusta de vez en cuando ver escrito en prensa lo mismo que defiende y si es en parecidos términos todavía mejor. Eso sucedió cuando a inicios de esta semana me desayuné leyendo La Contra de la Vanguardia en la que aparecía una entrevista a Elsa Punset, hija del nunca bien ponderado Eduard y experta ella misma en pedagogía de la gestión emocional en lo que se licenció en Oxford. Cuando uno ve su foto percibe una mezcla de pasión y mirada clara que la convierte en creíble.
Elsa defiende con pasión la necesidad de educar en valores emocionales porque como dice “la ciencia demuestra que todo –hasta un pensamiento- arranca de una emoción, lo que demuestra que somos animales incluso más emocionales que racionales”.
Traza un dibujo de contorno sobre el empeño secular en educarnos en la desconfianza, el recelo, la sospecha y el desprecio hacia los demás haciendo de todo eso una estrategia defensiva de choque que no ha cambiado un ápice en los últimos 100.000 años en defensa de unos valores hoy en día completamente obsoletos y "que, lejos de ayudar, actúan como un lastre". Se refiere a lo que hemos comentado aquí en más de una ocasión, a los paradigmas negativos que nuestros padres y educadores nos inculcan desde el primer momento en que iniciamos nuestra vida social, que es el instante a partir del cual nos enfrentamos al juicio de aquellos que no nos quieren “sólo” por ser quienes somos. Fuera del nido, hay que saber que la regla no es quién eres sino qué y cómo eres. ¿Os suena eso del qué y del como?
Habla de que “no hay emociones positivas y negativas, sino útiles e inútiles”. Esa distinción me parece interesante porque relaciona las emociones con el contexto en el que se manifiestan o producen. Parecerá de perogrullo, pero en eso se basa nada más y nada menos que la inteligencia emocional, señores, en interpretar adecuadamente el contexto.
Hay alguna carga de profundidad más en el artículo. Por ejemplo cuando dice que un amigo indio le dijo una vez que “a vosotros (los occidentales) os entierran a los 80, pero os morís a los 20”. Morir a base de no reinventarnos, de dar las cosas por hechas, por el desencanto escondido bajo una conveniente pátina de cinismo deslizante que logra “protegernos” por completo de la capacidad de ser curiosos, de sorprendernos y de descubrir.
Un cosa que me ha gustado mucho es cuando afirma que “conviene hacerse regalos emocionales porque eso siembra la vida de pequeños cambios”. Me parece una verdad como un templo y trato de practicarlo desde siempre, aunque los “austeros” sigan regañándome por ello. Para reforzar mi convicción, un colega y mentor insistía en que cuando creas que has hecho algo bien, es conveniente darse premios de gestión, no esperar a que te los den. Como una prolongación de esto, en mis seminarios explico el “síndrome Castro” que justamente va de eso, de concederse pequeños premios o regalos, de la misma forma que nos vamos de compras cuando nos sentimos deprimidos, sólo que sin la mala conciencia que luego nos queda.
Elsa menciona la resiliencia que puede definirse como “la capacidad de remontar tremendos reveses” y la relación directa que existe entre ésta y la gestión emocional. Las grandes heridas emocionales sólo se curan con emocionalidad aplicada ¿quién puede dudar de ello a estas alturas, cuando vemos desgracias de la magnitud de lo que ha sucedido en Haití?
¿Alguien puede pensar que la reconstrucción de la vida de esas personas sólo será posible por el hecho de que vuelvan a disponer de casa, trabajo y gobierno? Ahí tenemos un ejemplo de resiliencia de dimensiones colosales que está incrustado en el ADN de los haitianos desde los tiempos de la esclavitud. “Allí viven intensamente, aquí vivimos anestesiados y la vida no late” señala la autora, que pasó parte de su infancia en ese país en el que “no tener nada” no es una forma de hablar, precisamente.
Latir con la vida es un reflejo perdido en estas latitudes en las que necesitamos de tantas cosas “imprescindibles” además de la vida para “seguir latiendo”, a pesar de que estamos hartos de ver como aquellos que no tienen nada disfrutan del mero hecho de vivir con una intensidad que debería sonrojarnos.
Hoy tomamos consciencia de que la gestión emocional puede llegar a ser un “elemento extraño” si se quiere, pero capaz de obrar pequeños y grandes milagros. Digo elemento extraño porque no se considera en el corpus doctrinal en el que se nos educa ni en la escuela ni en casa, llegando en algunos casos al extremo de considerarlo poco más o menos un síntoma de debilidad o cursilería, sólo por el hecho de que no responde a leyes físicas o matemáticas. Todo lo que no puede explicarse con fórmulas tiene menos valor en nuestro mundo. Pues bien, hace poco se publicó un estudio que trataba de demostrar que la correcta gestión emocional tenía un efecto mensurable dado que podía suponer mejoras de hasta el 40% en el rendimiento de las personas. ¿Queríamos datos? ¿Alguien se ha puesto a pensar en lo que supone eso?
Sin embargo, queda un largo camino todavía por delante. Lo emocional tiene un hueco mucho menor del que le corresponde por mucho que duela reconocerlo. Me temo que no está cercano el día en que, por fin, se enseñe emocionalidad en las escuelas, al menos en esta parte del mundo y cuando lo hagan, apuesto que será una de las “marías”. Al tiempo.

Elsa Punset ha publicado Inocencia Radical (Aguilar)

22 comentarios:

  1. No hemos evolucianado tanto como pensamos, en el fondo seguimos siendo unos homínidos educados para la caza y la defensa del territorio, donde todo lo exteior es un amenaza.
    Tiene razón el amigo hindú de la escritora, nosotros no vivimos, pasamos por la vida, y esta pasa rápida; tendríamos que cerrar alguna puerta y abrir otra, pero siempre nos quedamos con el picaporte en la mano.
    Un abrazo

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  2. Estoy muy de acuerdao en que se debería enseñar en la escuela a gestionar las emociones, como tantas otras cosas útiles para la vida, que tampoco se enseñan.

    También deberían dictarse cursos para padres.
    SI, especialmente, cursos para padres.

    Saludos

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  3. Hola J. Carlos:
    Pues esencialmente parece que no hemos cambiado tanto. La cuestión interesante aquí es plantearse cuántos miles de años serán necesarios para cambiar este profundo modelo mental que nos lastra.
    Muchas gracias por tu comentario y un saludo.

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  4. Hola Myr:
    Los padres deberían tomar cursos, por supuesto, pero no sé si estarían muy dispuestos. Me temo que será más fácil que igual que "asesinamos al padre" cuando tenemos 25 años jeje, asesisemos una buena colección de paradigmas un poco antes de que sea demasiado tarde.
    Un abrazo.

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  5. Hola Josep Julián:
    Me acabas de alegrar el día y por extensión el fin de semana.
    Me encanta Punset y hasta ahora he tenido alguna duda de si empezar con su hija (a leerla, se entiende), pero ya no tengo.
    Lo de alegrar el día lo digo porque, como dices al principio, hoy es uno de esos días en que lo que acabo de leer coincide 100% con lo que pienso.
    Un agozada.
    Hasta el lunes.

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  6. Cuánta razón tenéis Elsa y tú, lo del modelo educativo es para nota, ni se enseña nada acerca de gestionar las emociones, ni nada sobre finanzas personales, ni sobre gestión de empresas, ni se aprende a razonar, está prácticamente todo basado en la memorística. En fin...

    La frase del amigo indio "a vosotros (los occidentales) os entierran a los 80, pero os morís a los 20" es dura, pero bastante ajustada a la realidad en muchos casos, vivimos una vida medio programada por otros, y no tenemos sueños, o los dejamos escapar.

    Bueno, voy a parar, que me pongo filosófico.

    Estupendo post, que probablemente me servirá de inspiración, como muchos anteriores.

    Un abrazo, y buen fin de semana
    Pablo Rodríguez

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  7. Hola Josep:

    Me sumo a todos los comentarios y me quedo con esto "Latir con la vida es un reflejo perdido en estas latitudes en las que necesitamos de tantas cosas". Nos educan para otras cosas, pero no para vivir. y de ahí la insatisfacción genreal de , por ejemplo, esta Europa de manual,que nos hemos montado. y de la que uno empieza estar hasta los....

    Un abrazo

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  8. Hola Javier:
    No sabes cómo me alegra que la entrevista más que el artículo que lo arropa te han gustado tanto que tenga efectos prolongados de fin de semana.
    La verdad es que yo también tenía mis prevenciones con esto de empezar con Elsa Punset pero a la vista está que era un prejuicio más del que me acuso.
    Bueno, ya estoy en la casa base y preparando las reuniones del lunes.
    Un abrazo.

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  9. Hola Pablo:
    El efecto viral de entradas que inspiran entradas es uno de los grandes beneficios de esta sociedad del conocimiento en la que, a pesar de todo vivimos y una prueba más de que la emocionalidad funciona, porque sin emoción no hay inspiración hacia la acción.
    Respecto al modelo educativo y sus carencias, personalmente me sonroja que en todos los años de democracia y en cada legislatura se haya producido cambios de atrás para adelante y viceversa. Ves, al menos en el franquismo uno sabía con mucha antelación cuáles eran los planes de estudio. Eran un desastre pero estables que es una de las cosas que más precisa nuestra sociedad.
    Un abrazo.

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  10. Hola Fernando:
    Por fortuna, cuando el modelo educativo falla la sociedad se organiza para solventar algunas carencias. Cuidado, no vaya a ser que la autogestión tenga futuro y de repente nos percatemos que los políticos que nos han tocado son prescindibles.
    Buen fin de semana y un abrazo.

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  11. Me temo que esta semana en mi empresa situaciones donde la inteligencia emocional había sido tirada a la papelera, lo cierto es que a veces me pregunto donde esta el error, si solo en las personas, o el sistema también aporta mucho, o empuja, en la aplicación más coherente de la relacion con los demás.

    Buen fin de semana.

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  12. Hola Gabi:
    Bueno, todos sabemos que todo sistema tiene vida propia o mejor dicho, que actúa como si la tuviera. El caso es que a uno el sistema siempre le supera.
    Paciencia y buena semana.

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  13. Me apasiona descubrir el por qué de las cosas. No sólo lo racional tiene su lógica. Lo emocional tiene su sentido y su función. Y desgraciadamente, a día de hoy y en esta sociedad está infravalorado.

    Me encanta tu blog.

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  14. Hola Josep Julián, acertadisimo el escribir sobre emocionalidad. Es curioso ya que ahora mismo estoy en fase de leer este libro de Elsa (y el anterior igualmente interesante) y te aseguro que me siento plenamente identificado con la necsidad de pensar, sentir y actuar en clave emocional.

    Clave emocional que siempre focalizamos a los padres e hijos auqnue yo tengo una pregunta ¿qué hacemos con los abuelos?, ¿Son los más sabios y no los aprovechamos?. El abuelo feliz es una de las instituciones de cariño, ternura y sabiduria que mejor puede llegar a la sociedad y la familia.

    Un abrazo y mañana lunes!

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  15. Educar a un niño es un adulto menos que corregir.
    ¡¡Saludos!!

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  16. Pues eso, que ultimamente ando de mudanza. Yo que era un fiel cachorro de Descartes, me veo haciendo las maletas para irme a vivir al "Siento, luego existo". Y la verdad, creo que en eso estoy en pañales. La llegada de nuestras 2 hijas nos ha abierto los ojos: mi pareja y yo tuvimos una educación que fabricó dos arquitectos más o menos competentes, y qué? A la porra con esa educación! Intentaremos darles una educación que no tuvimos... Aunque claro, en esto de la educación no se puede dar de lo que no se tiene, o sea que habrá que empezar a meter dentro del cerebro inputs como los que propone Elsa Punset (¿o era dentro del corazón?). Nos queda lo del modelo educativo que proponen las escuelas... Vas a una reunión de padres, dices que lo importante no es aprender a leer a los 3 años, que habría que enseñar a gestionar emociones, adquirir habilidades sociales, etc. y claro, te miran con cara de...

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  17. Hola ClaveDeSol:
    Educar nuestra emocionalidad por desgracia es algo que tenemos que hacer por nosotros mismos en casi su totalidad. Dado que no hay un modelo educacional que lo incluya la verdad es que en esto todos somos autodidactas. Y aún a pesar de ello, hay algunos que alcanzan grandes logros. La parte mala es que no tenemos demasiadas referencias, esa es la verdad.
    Por cierto, me encanta que te encante lo que escribo y tus visitas.
    Un abrazo.

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  18. Hola Diego:
    Me alegro que ya andes sumergido en la lectura de Elsa Punset. Me llevas uno de ventaja.
    Los abuelos deberían ser uno de nuestros focos de atención emocional, sin duda. No sé si es que pesa más la dejadez que otra cosa en eso porque entender lo que necesitan está al alcance de cualquiera.
    Muchas gracias por tu visita.
    Hasta pronto.

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  19. Hola Nelson:
    No se puede decir más con menos palabras. A ver cuándo nos ponemos.
    Un abrazo.

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  20. Kaixo Patxi:
    Bienvenido a este rincón en el que espero que te sientas cómodo y repitas visita. Me ha encantado tu blog, desde aquí lo recomiendo.
    Veo por tu comentario que andáis sumamente involucrados con la educacíón emocional de vuestras hijas al tiempo que reconoces que estáis en pleno tránsito. Me alegro mucho por ambos motivos y ten la confianza de que será un viaje del que nunca os arrepentireis.
    Un abrazo muy grande, muchos ánimos y ya sabes que estamos aquí para lo que haga falta.

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  21. Somos lo que pensamos y si aprendemos a controlar nuestros pensamientos también así podremos controlar nuestras emociones.
    Las personas emocionalmente inteligentes expresan los sentimientos que son importantes y manejan de manera positiva aquellas emociones que no pueden exteriorizar. Demuestran autocontrol a nivel equilibrado y apropiado por lo que los demás se consideran dispuestos a compartir ideas y abiertos a escuchar, las relaciones son menos conflictivos y en general más agradables y todo ello redunda en beneficio personal y de la sociedad en general.
    Un abrazo muy grande Josep

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  22. Hola Belkis:
    Estoy a favor de todo lo que aquí dices. Lo que sorprende es la cantidad de veces que hay que explicarlo no porque no se entienda sino porque no se practica. Una lástima.
    Un abrazo.

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