23 de abril de 2010

Problemas complejos

Hay momentos en que toda sociedad tiene que afrontar el dilema de qué hacer con los problemas que no tienen solución porque los hay que no la tienen pero con los que conviene reconciliarse a la espera de que otros que vendrán después hallen la fórmula mágica.
Este dilema puede llegar a ser angustioso porque, aceptando que no podrán superarse determinados obstáculos, la dificultad por paliar sus consecuencias con apaños normalmente caros y poco satisfactorios no deja de crear nuevas frustraciones, cuando no nuevos problemas. Algunos buenos ejemplos son el hambre en el mundo o el subdesarrollo que no tendrán solución mientras sigamos formando parte de las causas que los originan.
Sin embargo y por sorprendente que pueda parecer, las contradicciones en las que viven todas las sociedades son el germen de su recambio. En cualquier organismo (y conviene recordar que las sociedades actúan como tales) aquello que no sirve acaba siendo expulsado para que no mate y ya conocemos el poder del instinto de supervivencia. Otra dinámica poderosa es la renovación. Un par de novias que tuve en la adolescencia acabaron la relación apelando a que para que algo nazca, es necesario que algo tenga que morir. Poderosa razón donde las haya que luego empleé con desiguales resultados a la inversa.
En esta semana que concluye he tenido que afrontar un par de problemas complejos. No es que yo sea la sociedad, pero formo parte de ella y aunque seguramente no eran nada del otro jueves (en otro contexto o si le sucedieran a otro) tenían en común que, a mi modo de ver, no tenían fácil solución, que no deja de ser una forma amable de decir que no tenían solución satisfactoria para mis intereses, así que sólo tenía dos opciones, o bien los posponía o bien negociaba una solución honrosa.
Como ser imperfecto que soy, mi primera opción fue posponerlos. Posponer problemas es relativamente sencillo si has tropezado con ellos y “no piden pan”. No era el caso. Así que me puse a negociar acuerdos que pronto me di cuenta de que serían insatisfactorios para todas las partes, justo la ecuación que expresa el colmo de la estupidez humana. ¿Qué hacer entonces? Reconciliarme con ellos, que consiste en reconocer que ante la imposibilidad de eliminar las causas, los esfuerzos debían centrarse en tratar de mitigar sus efectos.
Así que he pasado de tener problemas a tomar calmantes contra el dolor de cabeza que me producían. Mis problemas y yo sabemos que, al menos por el momento, siguen allí pero mi organismo social les advierte que, también de momento, no podrán conmigo. Ambos hemos aplazado la solución, ya veremos quién puede más. Y puede que con el tiempo el problema se relativice o desaparezca, quién sabe.

29 comentarios:

  1. Pepe
    Ya sabes mi opinión, cuando un problema no se aborda como problema, se acaba convirtiendo en molestia. ¡Animo! que tu no eres de molestias.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Buen artículo, Josep. ¿Esperar a que el tiempo diluya o haga desaparecer el problema o sus causas? Si acierto a suponer como piensas de acuerdo con tus escritos, no creo que lo hagas. ¿Procurar atajar la causa, mientras disfrutas el analgésico? Eso me suena mejor.

    Que tengas un buen día, y tus seguidores también.

    ResponderEliminar
  3. Para estos casos me encanta un proverbio oriental, que dice algo así: "Si un problema tiene solución, no tienes por qué preocuparte; y si no la tiene, ¿para qué te vas a preocupar?".

    Como diría mi tocayo Sánchez-Dragó, "nada importa nada". Total, en España estamos al borde de la quiebra y aquí nadie parece enterarse...

    ResponderEliminar
  4. Hola Josep:

    Los problemas, seguramente, estarán ahí también mañana y pasado, pero también saldrá el sol cada día.
    Cuando las cosas se me ponen muy difíciles, aunque como dices para otro no suponga lo mismo, uso una receta "personal". Pospongo por unos días (no semanas) mi resolución al respecto y me afano, durante ese lapsus, en realizar esas pequeñas cosas que siempre dejamos "para mañana", pero que terminan siendo un "suma y sigue", un peso, una rémora (concertar una cita con el dentista para una revisión, llamar a la compañía de seguros a ver por qué 5 años después sigue sin llegarme el contrato, llevar unos zapatos al zapatero, coser aquella cremallera que ha dejado fuera de servicio a mis vaqueros favoritos, etc y etc. y etc.).
    Milagrosamente, el quitarme esas pequeñas cosas de encima, consigue hacerme bien, reconciliarme con "mi vida", despejarme de esa bruma, un "¿ves? era fácil, sólo tenías que ponerte".Y entretanto han pasado unos días, que me han alejado del "punto caliente" del problema y mi visión sobre el mismo cambia, veo alguna salida, fuera del vórtice en el que me había metido.
    Todos tenemos esos momentos negros y, a no ser que sea cuestión de vida o muerte, tomarse un tiempo para afrontar una situación con menos agobio y más claridad, creo que es una posibilidad a tener en cuenta.

    Y no abuses mucho de los calmantes; es mejor que escuches una de esas cintas de cassette, te des un baño caliente, veas una peli de "no pensar" o te leas un libro "de reir".
    Yo estoy ahora en esta parte, en la del libro "para reir" y me estoy mondando con "Maldito karma".

    Ánimo Josep, seguro que en plazas más grandes has toreado y, aunque sea sin orejas, lo importante es no salir corneado de muerte segura. Lo demás, tiene solución.

    Un beso y buen fin de semana.

    ResponderEliminar
  5. Hola Josep, has hablado de problemas de dificil solución, yo suelo poner el ejemplo de ciertas enfermedades o dolencias que tampoco tienen cura, al final se trata de aprender a vivir con ellas.
    Pero los problemas son cosa distinta, sobretodo si afectan a terceras personas, pero poco a poco voy descubriendo que en ocasiones no vemos las soluciones o los posibles paliativos porque somos incapaces de detectarlos. Nuestro concepto de la vida o de las acciones se basan en unos parametros desarrolados para lidiar con cuestiones habituales...., cuando surge algo distinto somos incapaces de detectar esas soluciones.
    Hace años volví a jugar al ajedrez, pero no contra humanos, emnpece a hacerlo contra el ordenador. En el nivel de aficionado disfrutaba, a veces ganaba, otras perdia. Llegó un día en que aumenté el nivel y "la maquina" ,me destrozó sin piedad. Recuerdo que yo me defendía, recuerdo que llegaba un momento en el que yo noveía como continuar, no veía las variantes, no veía las jugadas..., pero "la máquina" si, luego las soluciones existian, solo que mis parametros de medir no las captaban.
    No obstante Josep estoy deacuierdo contigo, a veces hay situaciones irresolubles que solo sirven para desgastarnos y hacernos perder sueño y ánimos.
    Un saludo Josep.

    ResponderEliminar
  6. Pues yo a veces me digo un proverbio de estos que parece ser vienen de culturas de antaño.

    Si no puedes evitar el futuro, abrazalo.

    ;)


    Buen fin de semana!

    ResponderEliminar
  7. En mi opinión el paso del tiempo no sólo no arregla los problemas, que seguirán ahí aunque uno esconda la cabeza bajo el ala cual avestruz, sino que además los enquista y pudre. Y lo sé porque cada vez que he aplazado un problema su factura me ha venido multiplicada con efectos aún más devastadores que si lo hubiera abordado antes de su cristalización definitiva. No dejes que lo que hoy es inofensiva bola de nieve se convierta mañana en avalancha.

    ResponderEliminar
  8. Hola Josep:

    Entiendo perfectamente lo que debes sentir. En ocasiones, y hay discrepo con alguno de los comentaristas, es necesario hacer un pequeña parada (que no postergar) para tomar otra perspectiva. Hay veces que el problema es de tan difícil solución, que lo que hay que intentar es que sea lo menos doloroso posible. Yo tengo que lidiar de vez en cuando con alguno de estos y procuro agotar las vñias si veo una mínima posibilidad de resolución.

    Un abrazo y con tranquilidad.

    ResponderEliminar
  9. ¡ Hola Josep !

    Tuve el honor y el placer de trabajar directamente con Genichi Taguchi (ver Wikipedia para los que no sean especialistas en estos temas), y me quedo con algo fundamental que aprendí de él (y de todos los padres del milagro Japonés). Es algo que va contra la lógica Occidental. En Occidente, tal vez a causa de Descartes, se trabaja en suprimir la causa de un problema (en particular en temas de ingenieria o de diseño, pero también an cualquier otro ámbito de la vida). En Oriente, sin embargo, generalizando un poquito, se trabaja más en minimizar el efecto resultado de dicha causa.

    Puede sonar a filosofía barata (tipo pequeño saltamontes) pero vale la pena dedicarle unos minutos a la hora de enfrentarnos a un problema, sea del tipo que sea (¡Ojo! admito que esto requiere un salto intelectual cuántico :)

    (Como no quiero extenderme demasido aquí, ya publicaré un post dando algunos ejemplos reales)

    ResponderEliminar
  10. errata: no es "an cualquier" es "en cualquier"

    ResponderEliminar
  11. Hola JLMON:
    En efecto, no soy de molestias,especialmente a estas alturas de la vida. Por eso lo del analgésico jeje. En este caso, además, el problema es compartido así que se asemeja más a una partida no diré que de ajedrez, pero sí de damas.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  12. Hola Alfonso:
    Como dices, no soy un diletante. Como le decía a JLMON es más parecido a un juego táctico, así que el analgésico es un coadyuvante en tanto me quito la escaloya del brazo para poder sacar la china del zapato.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  13. Hola Fernando Solera:
    Ya me gustaría ser un poco más estóico. ¡Si hubiera prestado más atención a mis clases de filosofía!
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  14. Hola María:
    Me ha gustado tu enfoque. Normalmente, cuando tengo que pensar en algo que me ocupa o me preocupa mucho y sobre lo que tengo que tomar una decisión importante y meditada o algo sobre lo que tengo que considerar diversas alternativas o escenarios,actúo como tú. Me alejo del problema ocupándome de otras cosas más transaccionales o incluso, si puedo, poniendo una almohada por medio. Normalmente a la mañana siguiente la solución viene sola.
    En este caso, no ha bastado con esa táctica pero conforme van pasando los días desde que escribí mi entrada las cosas han ido encajando.
    Tengo un amigo que tiende a permitir que los problemas se pudran, pero ese no es mi caso. Las cosas tienen un tiempo de resolución y dentro de ese tiempo hay que abordar la solución.
    Muchas gracias por tus ánimos.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  15. Hola Pedro:
    Tú eres un buen ejemplo de cómo convivir con problemas irresolubles de enfermedades de personas cercanas.
    En determinadas ocasiones ocurre lo que dices, que la solución existe aunque parezca que no somos capaces de verla y es en esos casos cuando debemos pedir ayuda a terceros. En este caso, tenía la responsabilidad indelegable de resolverlo y me apliqué en ello. Sólo cuando ví que perderíamos todos, me reconcilié con el problema. Como le decía a María, el paso de los días han puesto las cosas más fáciles y al menos, ahora todos somos conscientes de que solución solo hay una aunque a mí me siga pareciendo que el planteamiento del problema está mal enfocado por la otra parte, por supuesto jeje.
    Muchas gracias por acercarte y dejar tu punto de vista. Siempre es un placer leerte.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  16. Hola Domingo:
    Mi problema se parece más a un dilema y como sabes, esos se plantean como ecuaciones de segundo grado en el que hay que tomar una sóla decisión sin poder explorar qué hubiera pasado si hubieras elegido la otra. Pero estoy de acuerdo contigo en que nunca hay que dejar que una bola de bieve se convierta en una avalancha y en ese caso, se tratará de escoger la solución menos mala.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  17. Hola Fernando López:
    Me alegra sentirme acompañado por tu opinión. Ya sabes que cada cual ve las cosas según su óptica y todo el mundo tenía una parte de razón.
    Como siempre sucede no es lo mismo que tú tengas el problema que otro lo tenga. Ahí la distancia hace que las soluciones siempre parezcan más fáciles.
    Un antiguo jefe mío decía "consejos vendo, para mí no tengo".
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  18. Hola jd roman:
    Estoy de acuerdo contigo en que en ocidente sufrimos lo de Descartes, además de la herencia juedo cristiana. En esto soy un poco más partidario de la doctrina oriental, que consiste en lo que dices, saber convivir con él y minimizar los efectos, al menos hasta que aparezca una buena solución porque, eso está claro, los problemas no dejan de serlo hasta que no se resuelven.
    Esencialmente, eso es de aplicación cuando la magnitud y las consecuencias del problema se ven de forma distinta por parte de cada implicado y por ello las soluciones que plantean las partes es difícil que satisfagan a todos, asi que mientras llega la solución (que llegará) hay que anestesiar un poco el escozor.
    Muchas gracias por tu aportación.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  19. Hola Josep, Ibuprofenizada te leo y me distraigo de este dolor que tendré que llevar al médico, ya que no desaparece.
    Los problemas se detectan en un momento. Luego se requiere un tiempo para "comprenderlos". Así, es fundamantal darse cuenta del papel que juega el tiempo en el problema. Así, si se presenta un plazo, habremos de resolver con "la ayuda de dios" si no llegó la musa.
    Yo suelo leer poesía: me centro en el problema que me ocupa y me dirijo como un autómata a coger el primer libro que se presenta a mi mano. Estas lecturas suelen abrirme la mente y colocarme en otra "actitud", que a menudo ha resultado lo fundamental para abordar adecuadamente el problema.
    Espero no resultar críptica.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  20. Hola Josep:
    Un factor importante es el "tiempo". En muchas ocasiones, resulta que tres días después el problema ya no es el mismo, o mejor dicho, lo ves de otra manera. Y curiosamente puede que tenga solución. Y si me apuras, problemas compartidos con gente cercana se ven de otra manera.
    Es que últimamente me he visto en ambas situaciones.
    Pero bueno, qué te voy a contar que no sepas.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  21. Creo que ante problemas que creemos no tener solución, es necesario amplificar la visión que tenemos de él,para poder encontrar otra salida, ver otras perpectivas, encontrar otros caminos..
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  22. Hola antígona:
    Bueno, no sé si has sido críptica pero te respondo en base a lo que he entendido entre líneas.
    Creo que hay muchos tipos de problemas pero se pueden resumir en dos: los que uno causa y le rebotan en los morros y los que uno no causa pero le afectan en primera persona. Respecto a los primeros, creo que hay que aplicar aquello de que en el pecado llevamos la penitencia, mientras que para los segundos, a veces es necesario anestesiarse el tiempo necesario para buscar las solución, si puede ser sin causar un problema mayor, lo cual no siempre es fácil.
    Al que yo hacía referencia es del segundo tipo y deduzco que a ti te puede estar pasando algo similar. María nos decía que los aparca mientras busca solución ocupándose de cuestiones menores, tú apelas a la lectura, otros hacemos otras cosas.
    Lo único que no es admisible es dimitir de su solución porque lo hayamos creado o no, nos afecta. Ya dije que conozco a algunos que esperan que los problemas se pudran y a mí esa me parece la peor de las soluciones.
    Va según seamos las personas, pero si es para ganar perspectiva y reflexionar sobre las causas y efectos, desde luego no veo problema en narcotizarse un poco a la espera de distraerse lo suficiente como para dar la clave.
    Me encanta volver a verte por aquí, ya lo sabes.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  23. Hola Javier:
    De acuerdo contigo. Cuatro ojos siempre ven mejor que dos, excepto que vean realidades distintas, cosa que también se da.
    La perspectiva es algo que siempre se logra si no apartamos el foco y se consigue con el tiempo, no demasiado, pero tiempo al fin y al cabo.
    Un abrazo, colega.

    ResponderEliminar
  24. Hola Mercedes:
    Eso mismo que tú dices, es a lo que lo llamo tomar analgésicos y no otra cosa.
    Muchas gracias por tu punto de vista.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  25. Como dicen por ahí "el tiempo es médico de todos los males.." Asi que pongamos tiempo,que vendrá bien para tomar aliento,renovar la perspectiva y la autoestima..y después obrar.Nunca es tarde si la dicha es buena..por ambas partes claro..!!

    Mi felicitación por tu sincera e impecable puesta en escena.

    Mi abrazo grande,Josep.
    M.Jesús

    ResponderEliminar
  26. Este post me ha venido como anillo al dedo Josef porque yo también tengo un problema que todas las soluciones para mi son desventajosas, entonces debo quedarme con la que me deje menos mal parada, pero al contrario que tu, quiero resolverlo ya, porque no me gusta prolongar el dolor de cabeza que me genera. Estaré en lo cierto?. La prisa no es buena consejera y quizás sea mejor dejar descansarlo y retomarlo con un poco más de claridad mental. Necesito la sabiduría necesaria para tomar la decisión correcta...
    Gracias Josef.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  27. Hola María Jesús:
    El tiempo es bueno para relativizar pero sin pasarse. Esto es como la fruta, que hay que esperar el momento óptimo para comerla pero antes de que se pudra, ya me entiendes.
    Muchas gracias por tus palabras.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  28. Hola Belkis:
    Si un problema te inquieta y te produce dolor de cabeza pero no crees contar con la solución, estás en el caso que planteo. Lo que yo hago es "tomar analgésicos" y como ves, mucnos comentaristas hacen cosas parecidas.
    Otros no, prefieren "tomar el toro por los cuernos" porque creen que lo contrario es rehuir el problema. No es eso lo que yo digo, sino aprender a vivir con él mientras la solución sea peor que el problema.
    Lo que siempre es peor que solucionar mal un problema es generar otro. Cada cual tiene su experiencia, pero a mí lo que me funciona es poner un poco de distancia, no olvidarlo pero que tampoco me obsesione y cuanto más grande es, mejor me funciona.
    Llega un momento en que las piezas encajan, bien porque encuentras la solución o bien porque aceptas las consecuencias.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar