Estos días Irlanda está tristemente de moda. Su deuda pública supera el 32% del PIB, lo que es una burrada, y por tanto está al borde de la suspensión de pagos. Si esto sucede, será la primera vez que un país europeo pasa por semejante trance.
Irlanda es un país, pero no deja de ser un microcosmos y como tal vive y proyecta emociones, igual que lo hace un individuo. Veamos cómo se comporta emocionalmente ese “individuo”.
1. Negación de la realidad. La reacción del gobierno irlandés está siendo negar la evidencia. Si se aplicaran las leyes concursales que rigen en el propio país y se tratara de una empresa en lugar de un estado, los acreedores obtendrían la declaración de quiebra por insolvencia sin ningún problema.
2. Baja autoestima. De pronto, Irlanda se da cuenta de que se ha convertido en la torpe de la clase y que se está quedando sin amigos que quieran jugar con ella en el recreo. Por supuesto, que nadie la invita a sus fiestas de cumpleaños.
3. Victimismo. Irlanda se pregunta “qué ha hecho para merecer esto” con lo simpática que es como país, lo acogedora que es su gente y lo verdes que son sus pastos. Pero como toda víctima no se ve como responsable y no se da cuenta de que ha basado su crecimiento en el monocultivo de la instalación a precios low cost de cuarteles generales de multinacionales que en estos momentos no venden ni un chavo o que se están deslocalizando.
4. Desconfianza. Nadie cree nada que se diga desde allí en su descargo. Pronunciar “irlandés” es sinónimo de desconfianza y en clave interna, alimentador de baja autoestima.
5. Ensimismamiento. Cuando se percibe desconfianza la tendencia es volverse hacia sí mismo, estableciendo una incomunicación progresiva con el exterior. La introspección realza los valores íntimos, en este caso el nacionalismo, que siempre es un refugio demasiado peligroso cuando se debe una pasta al exterior.
6. Reafirmación de los juicios y creencias. En este momento, para los irlandeses no hay nada mejor que la cerveza Guinness, los caballos pura sangre, San Patricio y los éxitos pasados que obtenía en el festival de Eurovisión.
7. Recreación de escenarios alternativos. Como lo que ve no le gusta, Irlanda se auto describe una realidad ficticia para consumo interno. ¿Y qué pasaría si saliéramos del euro? ¿Y si jugamos al euromillón?
8. Aplazamiento de la solución. El gobierno ha lanzado el mensaje a los mercados de que puede pagar los intereses de su deuda (la más cara del continente) y que para cuando tenga que renovar sus emisiones, allá en el mes de julio del año que viene, la situación será “mucho mejor”. Ya se sabe, nunca llovió que no escampara.
9. Esto no me pasa sólo a mí. Irlanda mira a su alrededor como el niño al que la maestra le llama burro y entre sollozos dice eso de “y a los demás qué les dice” en clara referencia al resto de “potencias mundiales” que nombrábamos en nuestros chistes de antes y que tampoco estamos para tirar cohetes.
10. Entre todos lo solucionaremos. Este recurso emocional es el que apela a “que demos lo mejor de nosotros mismos” y que demostremos al mundo “quiénes somos”. Efectista, pero no eficaz porque parece invitar a un concurso de ideas porque se carece de ellas.
Irlanda se comporta como lo hacemos los humanos. Unos más y otros menos, pero quien esté libre de culpa que tire la primera piedra. He tomado un país como un individuo cuando es un cosmos, pequeño, pero cosmos al fin. Por debajo hay personas y por encima cosmos de mayores dimensiones que se comportan aparentemente de forma distinta, al menos en parte, pero no tanto.
La emocionalidad actúa en todos los planos y a escalas mayores reproduce comportamientos similares a cómo lo hace a menor escala generando asociaciones y conflictos. Por eso el perpetuo conflicto entre palestinos e israelíes no tiene fin, por eso las cumbres del G-20 no logran ser de utilidad, por eso los niños de mi barrio no se hablaban con los de al lado, etc.
Las emociones o más concretamente las emociones mal gestionadas tienen que ver con algunos de los puntos del decálogo enumerados en este artículo. Y por eso este blog se llama
La Inteligencia de las Emociones. Yo no tengo la solución para Irlanda pero al menos sé lo que no se debe hacer.
Tan brillante como siempre, Josep. ¿Pero sabes cuál es el problema?: que nosotros vamos detrás. Como he comentado en twitter, me temo que antes de Navidad nuestra economía pueda sufrir un infarto agudo.
ResponderEliminarPor cierto, tu decálogo de hoy le viene que ni al pelo a Zapatero.
Hola Josep:
ResponderEliminarComo dice Fernando, Brillante. y es que al final es como dices. Los paises, las empresas, son la suma de las emociones de los individuos y se dan comportamientos análogos aunque éstos sean a gran escala.
eso si, espero que no ocurra con eEspaña lo que apunta Fernando porque si no lo llevamos crudo.
Un abrazo
Hola Josep:
ResponderEliminar"Igualico igualico que el difunto de su agüelico".
Y yo añadiría que la escasa calidad de las personas que gobiernan los países se refleja en el posicionamiento de los países con respecto a los demás. No conozco a los gobernantes de Irlanda, pero a través de tu comentario, intuyo que se parecen a un chaval "nini" con escasas habilidades sociales.
Más o menos.
Un abrazo.
Hola Josep!
ResponderEliminarGenial tu decálogo. Como siempre, exposición clara y entendedora.
Parecería que no tiene nada que ver, porque éste es un problema político que no económico (también, también!) pero me gustaría saber cómo analizas la actitud del pueblo de Marruecos con los saharauis. Sé que no hay que generalizar, pero me asombra esta actitud tan beligerante desde el pueblo llano y estas ganas de uniformizar/someter al otro. Tengo amigos marroquíes, personas abiertas, inteligentes e informadas (o eso creía) que no admiten otra versión que no sea la de su gobierno (?¿).
Un abrazo,
Rosa
Hola Josep
ResponderEliminarEl retrato impecable, pero parece que estas describiendo a los españolitos. No te creas, no hay tanta diferencia, he pasdo mucho tiempo en Irlanda (hasta tuve una novia!) y, la verdad, lo único que nos diferencia es su inexorable tendencia a la depresión post romántica, pero también hay que pasar de octubre a junio allí para comprenderlo.
Un saludo
Hola Fernando Solera:
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Desde el punto de vista de coste de la deuda, sin duda que lo que pasa en Irlanda nos repercute, no así lo del disparo de la deuda que, al menos aquí, parece que va atajándose aunque sólo faltaría eso después de los planes draconianos a la griega que nos hemos inoculado.
Un abrazo.
Hola Fernando López:
ResponderEliminarLo que pretendía demostrar es que los comportamientos emocionales condicionan no sólo a los individuos sino a las sociedades complejas como pueden ser los estados e incluso a organizaciones supranacionales. Ese es el motivo de que se produzca alineamientos ya sea para lo bueno o para lo malo. Por ejemplo, lo que sucedió con la selección española cuando ganó el mundial y lo que pasó en la sociedad alemana con lo de Hitler es lo mismo. Los países,como las personas tienen mucho que reflexionar, cosa que se inhibe con armas de destrucción masiva o de distracción masiva, que también produce efectos devastadores.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Hola Javier:
ResponderEliminarLas sociedades se comportran en dos sentidos: de protección interna y de defensa de las "agresiones externa". El problema de Irlanda no es su gobierno porque otro en las mismas circunstancias estaría prácticamente igual, sino el estado de ánimo de su sociedad, producto de un cúmulo de circuntancias que podríamos resumir en eso de que "entre todos la mataron y ella sola se murió".
Muchas gracias por tu punto de vista y un abrazo.
Hola JLMON:
ResponderEliminarPues se ve que en este caso la borrasca no se ha separado de ellos desde hace dos años y la depre persiste.
Tengo un familiar lejano que tiene una hermana que se fue a trabajar a Irlanda cuando aquello del "dragón celta" y ahora prefiere estar en el paro aquí, donde al menos es clima es más benigno.
Un abrazo.
Hola Rosa:
ResponderEliminarPerdona, pero casi te quedas traspapelada en la respuesta. El caso saharaui/marroquí que comentas discurre por terrenos parecidos a los de otras muchas microsociedades enfrentadas por conflictos, que nunca se solucionan porque cada parte ahonda en sus puntos de vista y así no hay manera.
Desde este punto de vista, lo de tus amigos marroquíes tan formados pero que se tragan lo que dice su gobierno es chocante, pero no inexplicable.
Muchas gracias por pasarte de nuevo.
Un abrazo.
Me encantó , como ya te dijeron; brillante.. Igual en el macro ( pais) y en el micro (individuo). Más claro, el agua.
ResponderEliminarBesos
Hola Myriam:
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras.
Un abrazo.
¿Nos servira esta misma entrada para Portugal?
ResponderEliminarUn beso
Hola Camy:
ResponderEliminarRespondiendo a tu pregunta, creo que sólo en parte. Portugsl tiene otro esquema emocional y por ejemplo no niega la evidencia (además de que creo que nunca ha ganado Eurovisión).
Ahora en serio, está bien que te preguntes por las comparaciones entre países. La principal diferencia entre estos dos es que, siendo pobres, al menos Portugal no ha vivido edades doradas como Irlanda en las últimas décadas y claro, no tiene nada que añorar. Su decálogo emocional sin duda sería otro.
Muchas gracias por tu comentario.
Un beso.
Después de leer tu última entrada, me reafirmo en mi opinión.
ResponderEliminarDesde pequeños, nos han explicado que los hombres nos diferenciamos del resto de los animales, porque somo "racionales". Hace mucho tiempo y con la única "base científica" (que ironía) de mi propia observación, en mi opinión, lo que nos diferencia fundamentalmente del resto de seres vivos es que somos "emocionales".
Si somos capaces de encauzar racionalmente esas emociones, podremos alcanzar metas insospechadas.Ese equilibrio entre emoción y razón me parece algo muy importante en la formación integral del individuo.
Un fuerte abrazo.
Hola Armando:
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en que hay que aunar lo emocional y lo racional, comportamientos estos que se dan en la misma persona pero en distintas partes del cerebro. Así como lo racional es más personal, lo que trato de demostrar es que lo emocional es gregario y escalable a cualquier tipo de microgueto que uno pueda imaginarse: familia, afición, corporación, nación, etc.
Muchas gracias por tu comentario que comparto.
Un abrazo.