Entiendo que manejamos nuestras formas de expresión de la mejor manera que podemos y sabemos. Con toda seguridad, la riqueza expresiva es uno de los mayores tesoros con que contamos. Nos permite modular nuestro discurso, darle los matices que más gratos nos sean, que mejor nos expliquen y eso supone que actúan como nuestra seña de identidad.
Sin embargo, a menudo se nos olvida que esa riqueza expresiva con la que vestimos nuestros mensajes tiene como destinatarios a terceros, es decir, nace de dentro pero se proyecta hacia afuera. Nadie se habla a sí mismo de la misma forma que lo hace con los demás, por mucho que finjamos que nos expresamos con naturalidad.
Es así que nos gusta pensar que tratamos a los demás como nos gusta que nos traten y en verdad hay pocas cosas en las que seamos tan sinceros como en esa. Y precisamente, ahí está el problema.
La realidad es que
a cada cual le gusta que le traten como le gusta que le traten y la forma en que lo hacemos probablemente no coincida con la forma en que el otro quisiera ser tratado, a pesar de nuestras mejores intenciones. Si nos ponemos a pensar un poco en ello resulta de una lógica aplastante. No me refiero a las normas de cortesía sino a todo el argumentario (el núcleo duro) con que acompañamos nuestro discurso.
Como ya he dicho en alguna ocasión, si uno se pone a observar la conversación entre dos personas vemos que, normalmente, siempre hay una que habla mucho más que la otra. Esa otra, casi siempre asiente a lo que dice la primera. ¿Significa eso que esté de acuerdo? No necesariamente. Significa que una se expresa y la otra asiente, nada más.
Pongamos un ejemplo. Hay personas que para explicar lo que han hecho durante el último fin de semana necesitan explayarse en detalles que a su interlocutor pueden parecerles nimios, ociosos o un peñazo. ¿Se lo dirá? Seguramente no. Lo que sí podríamos afirmar es que la primera utiliza la forma como le gusta que le expliquen a ella las cosas, con detalles, mientras que la segunda seguramente quisiera recibir una explicación más sintética. Apostad vuestro último centavo a que esa será la manera en que ella prefiera explicar las cosas, de forma concisa, precisa y sin que implique mucha pérdida de tiempo.
Somos tan distintos que lo verdaderamente cuesta es encontrar gente que se parezca mucho a nosotros. Y eso que pensamos que somos “normales”. Menuda ironía.
Ahora bien, a lo que me quiero referir hoy es a otra forma expresiva en la que realmente actuamos como espejos del alma. Es la que usamos para hablar de un tercero. Cuando nos referimos a alguien desplegamos una panoplia de juicios proyectivos que se supone que definen a esa persona. Remarco lo de “se supone” porque en realidad esa descripción se hace bajo el prisma de quien la emite.
Si yo digo que María es intratable y describo los comportamientos que me parecen censurables en ella, en realidad lo que estoy manifestando es cuál es el límite de lo permisible para mí en cuanto a trato. Es decir,
no estoy hablando de María sino de mí mismo. Y es aquí donde entra lo que se conoce como escucha activa.
La escucha activa consiste precisamente en estar atentos a cuáles son los juicios o prejuicios de nuestro interlocutor. No hace falta que hable de mí mismo sino que basta con que os hable de una tercera persona para deciros más sobre mí de lo que nunca estaría dispuesto a admitir.
Tal es el poder del lenguaje, que nunca es inocente ni neutro. Nuestras formas de expresión hablan sobre nuestras necesidades, creencias y supuestos así que si no queréis delataros decídselo con flores.
Gracias Josep Julián por tu post lleno de claridad en la importancia de la escucha activa y sus reflejos.
ResponderEliminarEl poder del lenguaje viene como consecuencia de que somos tan creativos que andamos buscando la manera de diferenciarnos. hay que ver!, ni que estuvieramos en peligro de muerte pro pasar una frontera.
Me ha gustado mucho el ejemplo de María!
Gracias Josep Julián porque seguro que me algo me ha delatado al escribirte hoy :-)
Ahhhh y mi faltó hablar de la rueda de prensa de Mourinho el otro día como ejemplo práctico paralelo al de Maria (y eso que soy del R.Madrid)
ResponderEliminarQue gran invento la rueda de prensa!
Gracias Josep, me pregunto si hay alguna forma de hacerle ver a alguien que lo que esta prouectando es su propio sentir
ResponderEliminarAle_milo
Muchas gracias Josep por el enfoque que haces. Nos ofrece una perspectiva de nosotros en la que a menudo no reparamos pero que es reflejo de nuestras creencias onecesidades como apuntas.
ResponderEliminarUn abrazo
Que le vamos a hacer, somos ególatras hasta para juzgar a los demás, siendo entonces el referente nosotros mismos.
ResponderEliminarCon flores se pueden decir muchas cosas y con el silencio también.
Saludos
JO!
ResponderEliminarY yo creía que era empatico y va a resultar que me hago el simpático...
Tienes que hacernos otra entrega sobre las artimañas del conferenciante para diagnosticar al segundo cómo va la audiencia que de eso sabes la tira...
Cuidate
Hola Josep:
ResponderEliminarEstoy con Jose Luis.
De todas las maneras, y corraborando lo que dices, recuerdo no hace mucho que dijiste algo así como que "sólo nos interesan los demás en la medida en que responden a lo que pensamos y creemos". Bueno, no es literal ni mucho menos, pero me quedé con la idea y creo que esto que nos cuentas hoy va por ahí.
Me ha gustado.
Un abrazo.
Hola Diego:
ResponderEliminarMe he encantado el ejemplo complementario que tares invocando las ruedas de prensa de Mourinho. Como bien sabes, el observador siempre juega con ventaja si conoce algunas claves del comportamiento humano.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Hola Ale-milo:
ResponderEliminarBienvenido a esta casa. Sí que hay formas de saberlo, el coaching es una de ellas y desde luego muy efectiva.
Un saludo.
Hola Fernando:
ResponderEliminarFíjate, tanto esfuerzo porque no se nos vea el plumero y en realidad somos como letreros de neón. Qué maravilloso es el ser humano.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Hola Ginebra:
ResponderEliminarBueno ególatras y presuntuosos. Lo bien que nos iría una cura de humildad. Tienes razón, el lenguaje de las flores tiene admite muchos matices pero también hay silencios muy elocuentes.
Un beso.
Hola JLMON:
ResponderEliminarHecho. Queda pendiente para una próxima entrega.
Un abrazo.
Hola Josep ·y la compaña”. Si para algo han servido todos estos seminarios, mesas de trabajo, cursos en los que los protagonistas somos nosotros mismos, ha sido para aprender a respetar a los demás. Y no es que antes no lo hiciera, sino que ahora soy más consciente del cómo y del modo de estar, decir o compartir, y me gusta disfrutar de nuestras propias limitaciones y de nuestros valores. En definitiva, la comunicación no deja de ser un reto, y somos purítamente diferentes, por lo que es gratificante sintonizar, sea en una u otra dirección. Saludos.
ResponderEliminarHola Javier:
ResponderEliminarSí, es la misma idea solo que al mismo tiempo nos delatamos en la medida que nos alineamos o alejamos de las creencias de los demás puesto que ponemos en evidencia las nuestras. No es que no seamos conscientes de ello, es que no nos damos cuenta de que al hablar de otros en realidad lo hacemos sobre nosotros mismos.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Creo que lo que nos acerca a los demás es su sencillez,su claridad y su disposición.A veces hemos de poner comprensión y empatía para entender entre lineas...No siempre hay buena voluntad por ambas partes,ello se capta,la intuición nos avisa a veces, que la palabra es inútil...Sin embargo,como dices,las flores son siempre diplomáticas,gratificantes y poseen un idioma universal.
ResponderEliminarMi gratitud por tu cercanía y mi abrazo siempre.
M.Jesús
Hola Adolfo:
ResponderEliminarEn mi opinión existen múltiples fórmulas para echar tinta de calamar que despiste pero no nos damos cuenta de que eso es precisamente lo que delata nuestra presencia. Por eso creo que es tan importante lo que dices que haremos bien en aceptarnos como somos, vivir nuestras imperfecciones, pero al mismo tiempo no engañarnos a nosotros mismos, que al parecer es un deporte en el que somos duchos. Reconocerse en otros es una dicha inmensa, impagable pero para eso hay que conocerse.
Un abrazo.
Hola Majecarmu:
ResponderEliminarLo de las flores tiene la ventaja de que quedas estupendamente, mandas el mensaje que quieres y no hay que decir nada. No son pocas ventajas ;-)
Un abrazo muy grande (y aunque sea virtualmente también un ramo de flores).
Con flores, pero siempre con sinceridad.
ResponderEliminarY me atrevo a agregar que para poder escuchar activamente, primero debemos estar vacios de nuestros propios ruidos o interferencias. Es decir, realmente estar escuchando.
Excelente entrada.
Hola Myriam:
ResponderEliminarTienes toda la razón. Porque si no, en lugar de escuchar oímos y no es lo mismo.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Hola Josep:
ResponderEliminarComo "contadora de cosas" me he sentido identificada con el personaje que se explaya con los detalles de su fin de semana, y no solo por ser parlanchina, sino pensando que me gusta que me traten así, que me cuenten o ilustren cuando me toca ser oreja.
Las flores están más bonitas en los jardines o en el campo; para mi, como mejor regalo, prefiero "palabras", ya sean dichas o escritas.
Mejor ser transparente por hablar que invisible en el silencio.
Aunque si prefieres una flor, ahí va una:
---}-{@
Un beso.
P.D. Oye, que buena cabecera, no la había visto. Me encanta la silla frente al mar y tu "invitación ladeada" para compartir. Estupendo trabajo.
En este caso te leo y asiento porque estoy de acuerdo con lo que dices. Afortunadamente todos somos diferentes de ahí la necesidad en unos de detallarnos palto a lano,con postre,´café y vinos incluidos, de su última comida en restaurante de moda o no, y otros, sólo deseamos que nos digan ¿relación calidad precio?¿exquisita la comida, mala o no recomanble?
ResponderEliminarel leguaje añado, con frecuena es mal intencionado y realmente el que usamos, deja claro nuestro perfil y lo que somos cada uno de nosotros.
En determinados momentos se dice con flores o flor-porque así está establecido- y ¡caramba- ¿por qué no me lo dicen con libros?.
Un beso
P.D. Naturalmente de mí dice mucho la prisa: plato a plato, quería decir.
ResponderEliminarPerdón pero he de salir pitando
Hola María:
ResponderEliminarQué ilusión volver a verte por aquí. Me alegra que corrobores el argumento que dice uno prefiere que le cuenten las cosas como él mismo las cuenta. Sin embargo, eso no impide que en muchos casos eso se convierta en un inconveniente.
Respecto a tu flor aquí quedará imborrable e imperecedera.
La cabecera es obra de mi amigo Adolfo Morales que ya hizo la del año pasado. La verdad es que a mí también me gusta mucho.
Un beso y hasta pronto.
Hola Camy:
ResponderEliminarEn efecto, el lenguaje no es inocente y delata quiénes somos en toda su amplitud. Eso significa que no es pasivo sino activo porque una vez dicho algo genera un universo que antes no existía.
Vale lo de libro en lugar de flor, pero estarás de acuerdo en que el lenguaje de las flores es más explícito.
Un beso.
Hola Joseph estoy de acuerdo en parte. Cuando unas cuantas persona coinciden en que alguien es intratable es una realidad y no estamos hablando de nosotros mismos. Hay gente verdaderamente insoportable. Como también hay gente que detesta las flores y prefiere el chocolate. Cada uno somos diferentes y nos gusta que nos traten de una manera diferente.
ResponderEliminarPara mi la escucha activa es ponerme en el lugar del otro que no siempre es fácil
Tal ves soy un poco negada y seguramente no me enterado muy bién de lo que has expresado y me he ido por cerros de Úbeda.
Así que de antemano me disculpo
Un abrazo y feliz domingo
Hola Josep,
ResponderEliminarHe estado un tiempo alejada de tus escritos, pero volver es continuar conectada a la lucidez y claridad de tu expresión. Me gustaría colgar alguno de los textos (éste es uno de los escogidos) en el tablón de anuncios del Centro en el que trabajo, para lo que pido tu permiso. Evidentemente, identificado con tu firma. Ya me dirás.
Un abrazo fuerte!
Rosa
Creo que fue Nietzsche, que además de uno de los filósofos más grandes de la historia también era filólogo, quien afirmó que "nuestro lenguaje nos delata". Voy a poner un ejemplo muy tonto, que a la gente del norte le sonará bastante.
ResponderEliminarCuando pierden peso dicen "he adelgazado", pero cuando lo ganan utilizan la expresión "ME he engordado". Destaco la palabra ME, porque a mi juicio podría ser una forma de enfatizar un sentimiento de culpa por haberlo hecho. Si me lee alguien que sea de la mitad sur del país seguramente jamás habrá escuchado esa expresión.
Mi mujer es de Zaragoza y fue a ella a quien se lo escuché por primera vez, y me chocó muchísimo. Quizá he sido demasiado rollero. O quizá lo sea sólo en función del lector que toque en suerte, ¿no?
Un abrazo, Josep.
Hola Katy:
ResponderEliminarSi hay coincidencia, seguramente la persona es intratable. No estoy hablando de eso, sino de que expresamos mejor nuestros límites cuando hablamos de otros. Fíjate en que tú misma dices que te gusta que te traten como a tí te gusta que lo hagan, luego quieres personalización y que no apliquen sobre ti lo que es bueno para otros. Estamos de acuerdo.
Un abrazo.
Hola Rosa:
ResponderEliminarTienes mi permiso, faltaría más. Ya nos contarás qué efecto causa. Muchas gracias por pasarte.
Un abrazo.
Hola Fernando Solera:
ResponderEliminarEl lenguaje se consideró pasivo hasta que personas como Nietzsche y otras pero sobre todo R. Echevarría se dieron cuenta de que es activo en tanto crea universos. Por eso el lenguaje nunca es neutro, ni inocente sino que es pura intencionalidad y por eso nos define tan bien marcando los límites de nuestras creencias.
Lo que comentas tiene que ver con una determinada configuración sociológica, porque al final cada "tribu" tiene sus propias formas de lenguaje que, en definitiva, son su cultura y por tanto sus valores y creencias.
Lo que se necesita para estar atento a esto es una actitud de observador.
Muchas gracias por tu comentario que ha enriquecido el artículo.
Un abrazo.