24 de julio de 2009

Si quieres que te cante...

Una señora mayor fue al mercado del pueblo a comprar verduras frescas de temporada. La verdulera había tenido un encontronazo por la mañana con su cuñado el pescadero, así que cuando la señora le comentó que la verdura la quería buena le contestó de malos modos. La clienta, sintiéndose en el derecho de ser bien atendida, la mandó educadamente a paseo y se puso a la cola en el puesto en el que solía comprar antes. La dueña, al verla guardando cola, decidió echarle en cara que la había abandonado para comprar en el puesto de su rival. Cuando le tocó el turno la señora preguntó el precio de las acelgas. No serán más caras que donde las compraba hasta hoy, le contestó con retintín. La señora mayor que le vio la intención pasó por alto el comentario y le compró las acelgas, además de nabos, tomates y un hermoso repollo.
Al pagar comprobó que la otra se había equivocado con el cambio. Para no ponerla en evidencia le hizo repetir que a cuánto ascendía la cuenta por si ella había entendido mal y la verdulera la miró con cara de pocos amigos antes de darse cuenta de que le había devuelto de menos. Le dio las monedas que faltaban y además le regaló una cabeza de ajos. La clienta le dio las gracias pero se quedó algo mosqueada.
De vuelta a su casa recordó que había olvidado comprar pescado para la cena por lo que tuvo que regresar al mercado. El pescadero quería colocar una merluza que llevaba dos días en hielo y a todo el que se acercaba le cantaba las excelencias pero la señora se dio cuenta de que aquella merluza tenía los ojos hundidos y dijo que le pusiera sardinas a lo que el otro, que a toda costa quería colocarle la merluza como fuera, repuso que no le quedaban. ¿Y esas no están en venta? Esas son para un regalo para hacer las paces con mi cuñada la verdulera con la que me he peleado esta mañana. Llévese la merluza que ya le digo que está fresca. La señora decidió que en ese caso no iba a comprar pescado y se marchó.
A la salida del mercado se percató de que tampoco tenía pan y entró en el horno de la esquina. Compró una hogaza pero al salir, el hijo del alcalde, un mozalbete que iba montado en bicicleta casi la atropella y del susto que le dio se le cayó la hogaza en un charco sin que el chaval ni siquiera se detuviera a pedir disculpas por lo que había hecho. Ahora la hogaza estaba echada a perder y sólo serviría para dársela a comer a las ocas, pero sin pan no podía pasar así que volvió al horno sólo para comprobar que se había llevado la última y que ya no quedaba ninguna. ¿Seguro? Mire bien por ahí que con un poco ya me apaño. Queda media de ayer, pero está un poco rancia y además si se la vendo se la tengo que cobrar a su precio, terció el panadero. Bueno, dijo la señora, pero yo sin pan no me puedo quedar pensó. Contrariada por todo lo sucedido, recorrió el camino hacia su casa sin comprender por qué todos aquellos parecían haberse puesto de acuerdo para contrariarla tanto.

Al mes siguiente eran las fiestas del pueblo y como de costumbre se había organizado un concurso de jotas en el que participaban todos los pueblos de la comarca. En la comisión de fiestas estaba el alcalde, el panadero, el pescadero y las dos verduleras quienes mandaron al alguacil para pedir al marido de la señora que participara porque era sabido que tenía buena voz. Pero en cuanto le vio llegar a su puerta la señora se asomó al balcón diciéndole ¿Has venido a que cante Manolo? Pues dile a esos que si quieren que cante…la pasta por delante.

22 comentarios:

  1. Hala, qué vengativa!

    Es broma, vamos que me pasan a mí todas esas cosas... desde luego que a la panadería no llego, ya me apañaría con lo que tuviera en casa.

    Vamos, anda... y no es porque sea muy tiquismiquis...

    Estupenda historia, como habitualmente, Josep.

    Un abrazo y buen fin de semana.
    Pablo Rodríguez

    ResponderEliminar
  2. Un relato que pone en evidencia la humanidad misma...

    Somos lo que somos, un conjunto de emociones de pensamientos y de creatividad… todo junto bullendo en nuestro interior en una eterna pugna entre lo instintivo y lo correctamente social.

    Lo importante de la moraleja, es el privilegio de haber podido estar en las cabezas de todos los protagonistas para poder entender lo intrincado de una trama de inicio mundano y final extraño…

    Hemos de aprender a ponernos en los zapatos de los demás para comprender la complejidad del ser humano, sobre todo cuando vive en sociedad.
    Saludos y buen fin de semana
    SM

    ResponderEliminar
  3. ¡¡Qué necesidad!! como dice un compañero mío.

    A veces, estas cosas pasan. No comprendes qué astros se habrán alineado para ello, pero pasan y terminas actuando de una manera que, seguramente, antes ni te lo hubieras planteado.

    Entre tanto empresario junto, el alcalde y la Comisión de Fiestas y un trabajador que pide no trabajar por amor al arte, esta historia se parece mucho al Pacto Social, que no llega.

    Solo falta que aparezca la SGAE a cobrar por las jotas del concurso.

    ¡Qué necesidad!

    Estupenda historia, Josep. Buen fin de semana.

    Saludos,
    María Hdez.

    ResponderEliminar
  4. Otro tema

    Nothin Happened "No ocurrió nada"

    Me gustó mucho esa entrada. Gracias a la rutina es que podemos dedicarnos a estos teclados ¿Verdad?

    ResponderEliminar
  5. Yo creía que la señora sacaría los dientes en pleno mercado...que estres.
    Pero sí, hay muchas veces en que no queda mas remedio que cobrar lo que nos han hecho, por poco cristiano que sea.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  6. Pobre mujer, está claro que no fue su dia.
    Los mundos cerrados conllevan esas vivencias. El problema cuando se enquista, puede subsistir, cual herencia, a través de varias generaciones y en ocasiones acabar tragicamente.
    En fin, solo espero que la mujer tuviese permiso de su marido para hablar en su nombre, de lo contrario podria tener un serio motivo de preocupación.
    Por cierto, al final ¿que comio ese día?.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  7. En esta historia veo claramente el deseo de venganza de la señora para con los que no la trataron como correspondía en el mercado. Aunque sé que no es correcto lo que hicieron con ella el pescadero, el panadero y las dos verduleras; pienso que el olvido y el perdón es mas refinado que la venganza. Medir a los demás con la vara que nos miden no creo que necesariamente nos aporte. El perdón nos libera de ataduras que nos amargan el alma y enferman el cuerpo. Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo y practicar la aceptación. Todos hemos cometido errores, no somos infalibles, y creo que a todos nos gustaría que nos perdonaran por ello. Gracias por esta historia que creo que nos ayuda a interiorizar y reflexionar sobre ciertas actuaciones. Un fuerte abrazo y feliz domingo!

    ResponderEliminar
  8. Hola Pablo:
    Es que hay días en que más vale no levantarse de la cama.
    Saludos,
    Josep

    ResponderEliminar
  9. Hola Senior:
    En este caso sabíamos lo que bullía en la cabeza de los protagonistas pero habitualmente no es así por lo que las reacciones beben directamente y tan solo de lo que bulle en la nuestra. Lo que empezó como un pacífico día de compra hubiera podido acabar como el rosario de la aurora. ¡¡Por menos de eso ha habido asesinatos!!
    Un saludo también para ti.

    ResponderEliminar
  10. Hola María:
    Pues como dices, sólo faltaba que apareciera el de la SGAE en mitad de la fiesta para que le mantearan je,je.
    Si ya lo dicen, de aquellos polvos estos lodos.
    Y no te digo nada del ambiente social que se respiraba allí por esos días.
    Buen fin de semana también para ti.

    ResponderEliminar
  11. Qué tal Alí Reyes:
    Veo que has hecho un "medley" de entradas. Quien sabe, a lo mejor al final no pasó nada grave y acabó en un aquí no pasa nada.
    Gusto en verte de nuevo por aquí.

    ResponderEliminar
  12. Hola David:
    Tanto va el cántaro a la fuente ¿verdad? Eso me recuerda lo que hizo Fernando Fernán Gómez quien al final de su vida soltó los frenos y mandaba a la m... a todo el mundo.
    Claro que él no era cristiano precisamente.
    Un saludo y hasta pronto.

    ResponderEliminar
  13. Hola Maite:
    Esta pequeña historia también puede tener un trasfondo épico. Con menos casuística Shakespeare escribió algunas obras maestras para las que se inspiró en lo que sucedía a su alrededor y quién sabe lo que le hubiera podido inspirar esta.
    No sé lo que acabaría comiendo aquella familia aquel día, pero desde luego que no fue pescadilla ^^
    Un beso.

    ResponderEliminar
  14. Hola Belkis:
    Cuando escribí esta historia me inspiré en las reacciones que suscitan sucesivas pequeñas agresiones continuadas. En mi opinión si no hubiera regresado al mercado en busca de pescado la cosa se hubiera acabado ahí pero una cosa es tener buen corazón y otra que te tomen el pelo desde que sales de casa hasta que vuelves. Lo de poner la otra mejilla ya lo cumplió la pobre mujer, de forma que un pequeño desahogo tampoco estuvo tan mal.
    Como dices, quien esté libre de culpa que tire la primera piedra.

    ResponderEliminar
  15. Hola Josep, a veces, cuando estos relatos, a modo de cuentos o fábulas..., me recuerdas al maestro, al guí, al tutor, al mentor..., que en otros tiempos instruia a su discipulo, a su aprendiz..., esta vez nos has expuesto una situación en la que todos nos hemos visto envueltos alguna vez y en las que seguiremos viendonos a lo largo de nuestra vida. Lo esencial, a mi parecer es como afrontaremos esas sucesivas "conspiraciones casuales" durante nuestra existencia. Si cada vez somos capaces de variar positivamente nuestras reacciones estaremos caminando la senda adecuada, podremos aprender a no tratar de "malconvencer" a nadie, como hacia el pescadero ni tratar de atraer a un cliente de malas maneras, como la verdulera..., en mi trabajo comparto modelajes con otros "esqueleteros" y con el tiempo he sido capaz de renunciar a algunos en favor de esos otros competidores. Si yo no puedo hacer un trabajo ofrezco la alternativa de otro profesional para resolver el problema..., ¡¡¡y sin pedir comisión,ja,ja, ja...¡¡¡
    En fin, aprendamos de esas situaciones, con el tiempo las afrontaremos con gran calma y aplomo..., tanta que incluso podriamos llegar a modificar nuestros entornos..., lo dijo Goyo en "entre, pedales....".
    Un saludo Josep.

    ResponderEliminar
  16. Hola Pedro:
    Los cuentos son buenos vehículos para contar otras cosas. En este caso, las reacciones de los lectores son distintas porque nuestra visión y nuestra experiencia también lo son. Lo importante es que nos detengamos un momento, comparemos esto con lo que nos pasa a nosotros y ver cómo reaccionamos. Hacerlo un momentito es suficiente.
    Las pequeñas agresiones del relato son naderías tomadas de una en una pero en su conjunto ¿también lo son?
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  17. Aquí nadie es rencoroso y todos somos muy buenos hasta que nos toca a nosotros, y entonces, ¡ay, entonces!, no perdemos la oportunidad de devolver los agravios recibidos. Es una reacción humana y es muy difícil contrariar aquello que te pide el cuerpo, así que comprendo perfectamente la reacción de la señora. No seré yo quien la juzgue.

    ResponderEliminar
  18. JOSEP,te agradezco el comentario y me alegro de que hayas visto las fotos del recital.

    Veo muy interesante tu post..Realmente hay días que todo se pone en contra y hemos de luchar contra corriente..
    Si.. que nos vemos tentados a responder a la vida de la misma manera que la señora..Retrocedemos y en pos de esa paz interior,cambiamos respuestas..Sin embargo,una parte de nuestra dignidad herida reclama justicia y a veces se nos escapa un silencio elocuente o una mirada acusatoria..
    Somos humanos y aunque perdonamos..siempre queda una duda..una pizca de desconfianza,porque no olvidamos.

    Gracias por hacernos reflexionar..y te prometo que para el próximo recital(aunque lo anuncie en mi blog)vendré personalmente a invitarte.

    Un abrazo amigo, es un placer venir a verte.
    M.Jesús

    ResponderEliminar
  19. Hola Domingo:
    Coincido en que las cosas se analizan distinto según el lado del que te toca vivirlo. Seguramente, a los de la comisión de fiestas les parecería fuera de lugar la reacción de la señora. Al final, todo "depende".
    Saludos.

    ResponderEliminar
  20. Hola María Jesús:
    Puede que la reacción de la señora fuera desproporcionada pero perfectamente lícita dada la situación creada. La prepotencia es algo a lo que no podemos o debemos supeditarnos.
    Un abrazo y espero noticias tuyas en breve.

    ResponderEliminar
  21. La verdad pura y dura ,si le gusta bien y si no , también .Felicidades .
    Un beso .

    ResponderEliminar
  22. Hola Loli:
    Bienvenida a este espacio. El tuyo está hecho de collage de imágenes y este de collage de palabras pero en el fondo es lo mismo, los dos hablamos de emociones.
    Un saludo y espero volver a verte muy pronto.

    ResponderEliminar