El comportamiento ante situaciones de alta tensión no es igual en todas las personas. Si atendemos a la clasificación de estilos sociales, podemos definir cuatro tipos de respuestas. Cada persona tiende a alinearse con uno de esos perfiles sociales, sobre los que ahora no me extenderé, de forma que seguramente os veáis reflejados en uno de los comportamientos arquetípicos que describo.
Tipo A
Tienen poca tolerancia bajo presión. Ante situaciones de tensión explotan con facilidad aunque por contra no son rencorosos y se les olvida con mucha facilidad por qué reaccionaron visceralmente y hasta con quién lo hicieron. Pero cuando veáis a alguien de este tipo esconderos en las trincheras porque si os pilla en el momento de máxima agitación puede pasar cualquier cosa.
Tipo B
A estos las situaciones de tensión les llevan a tratar de aplacar a quien las provoca. Su línea de defensa consiste en retroceder ordenadamente viendo si la cosa se calma un poco. Una vez rebasadas sus últimas defensas lo que hacen es plegarse a las exigencias de quien provocó la situación de tensión.
Tipo C
Estos son seres que aparentemente toleran bien la presión y la tensión. Desde luego, no demuestran que les afecte aunque no sea así. Su reacción tiende a la racionalidad, a no perder la compostura y a dar respuestas lógicas.
Tipo D
Los tipo D sufren con las situaciones tensas. No les gusta ni siquiera cuando la cosa no va con ellos. Su reacción preferida es camuflarse con el paisaje y a poder ser, salir por piernas, aunque hayan sido ellos los provocadores del desaguisado.
Todas las personas tendemos a ser complejas en la manifestación de nuestros estados emocionales pero eso no sucede cuando hay que enfrentarse a la tensión o a actuar bajo presión extrema. Ahí somos de una sola e inequívoca forma de ser que, en definitiva, muestra nuestro estilo social. La inteligencia emocional mide dos cosas: cuál es nuestro estilo social y cuánto somos capaces de adaptarnos al resto de los estilos.
Ahora imaginemos que estábamos embarcados en el Titanic. Cada una de las personas que estaban a bordo pertenecían a distintos estilos sociales. Más o menos, seguro que había el 25% de cada uno de ellos. Sin embargo, su reacción ante la situación de emergencia fue distinta. Unos corrieron hacia los botes con premura incluso saltando por encima de los demás, otros entraron en pánico y no sabían que hacer, otros trataron de ordenar las filas de embarque siguiendo criterios racionale, otros calcularon qué probabilidades había de que les tocara bote de salvamento y otros terminaron por quedarse junto a la orquesta que seguía tocando mientras el buque se hundía.
En tu caso, cuál crees que hubiera sido tu reacción. En definitiva, ¿cual crees que es tu estilo social? Y esta vez no vale decir "depende", que ya nos conocemos.
Si el tema gusta, seguiremos con ello.
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Hace 1 año
Querido Jusep,
ResponderEliminarTomaré en cuenta este apunte. Muchas gracias.
Un abrazo
¿ Cual es mi estilo social ?
ResponderEliminarBuena pregunta
Bueno... nunca (y que la cosa siga así) me he encontrado en una situación tan extrema. Pero imagino que poner una respuesta a esta pregunta es como esos que vemos en la televisión, tratando de adivinar palabras, y a veces nuestros comentarios pueden ser algo así como: "¿Pero será posible que falle eso? ¡Pero si está chupao, contra, si la palabra es -la que sea-!"... y es que en vez de con la vertical en el sillón, lo que vale es adivinar en una situación de competencia y nervios.
ResponderEliminarNo sé lo que hubiera hecho. Si estuviera con mis hijos, los hubiera lanzado por encima de la gente, si hiciera falta, para que aterrizaran en los botes salvavidas (de eso no me cabe duda). ¿Qué hubiera hecho entonces yo? No sé, pero lo primero sería agenciarme un chaleco y luego ver cuántos botes y cuánta gente esperando para subir a cada uno, tratando de buscar la mejor alternativa... No sé, sinceramente, pero sin duda sería necesario tomarse quince segundos para pensar.
Hala, y ahora que me he mojado, espero tu análisis (pero, ahora que no nos oye nadie, no seas objetivo y déjame por las nubes, ¿eh?).
Hola Josep,
ResponderEliminarA mi parecer hay algo estrecho en las deficiones, en el sentido de que, es evidente que ante una situación dada, cada persona dará una respuesta y, a posteriori, sabremos como ha reaccionado cada una.
Pero ante una pregunta como la tuya, falta el elemento fundamental, la implicación con la realidad. Ante un test, la implicación es nula, o como mucho, tendrá que ver con la implicación que tienen con el preguntador, con las expectativas que cree que tienen respecto del que pregunta.
En fin, personalmente, creo que trataría de salvar la vida, grosso modo.
Maestro, si no estoy confundido, en psicología se habla de un comportamiento en tensión y de otro en reposo, siendo el de reposo el de la vida diaria. Así en situaciones extremas, en ocasiones los que en la vida diaria son "líderes" quedan en un segundo plano, y los que en la misma son liderados, toman la iniciativa. Yo creo que lo que estás describiendo está más en la orilla de la vida diaria, y la verdad mejor no te leo.
ResponderEliminarEn cuanto al supuesto del Titanic tengo que confesar que me hice el mismo planteamiento que Germán Gijón: "Si estuviera con mi hijo, haría TODO lo posible para que alcanzara un bote y luego, a salvo él, ya miraría si tengo o no posibilidades para conseguirlo".
ResponderEliminarPor tanto, creo que nuestra condición de padres nos coloca en una situación "subjetiva" y si lo analizaran los expertos en genética, seguramente, dirían que es la opción más "natural", porque dejando a un lado el amor (que es TODO lo que creemos que nos mueve) existe la "supervivencia" de los genes, nuestros genes, y parece ser que éso también influye a la hora de ser los "superpadres", a los que ni el fuego, el agua, aire o tierra pueden parar si se trata de salvaguardar a su prole.
¿Y por qué tanta explicación? porque son dos comportamientos distintos en la misma persona y misma situación, uno que, mirado individualmente, parece ser "egoísta", pasando por encima de quien sea, pero entendible en el caso de hacerlo por un hijo, y el otro, más racional, pensando un poco antes de decidir.
De todas formas, creo que las reacciones son distintas si se trata de un "pico de alta tensión" momentáneo o si se trata de una situación sostenida. Lo que se dice "un pronto" lo tenemos todos, pero ¿aguantamos igual, con la misma intensidad, si el momento se convierte en rutina? ¿se aprende a controlar el impulso? ¿las personas que han vivido un momento extremo reaccionarán en el futuro de la misma manera ante cosas "menos extremas, pero casi"?.
Ahora te traslado una pregunta:
Si hubieras sobrevivido al Titanic... ¿en qué grupo crees que te colocarías ahora?. Si fuiste de los que te lanzaste sobre los demás, ¿volverías a hacerlo?. Y no vale decir "depende", jejeje.
¿Aprendemos o mantemos el mismo patrón durante toda la vida?.
Un saludo, Josep.
María Hdez.
Hola Angela Paloma:
ResponderEliminarReflexionar sobre nuestro comporamiento en situaciones de tensión ayuda a conocerse más. Y eso siempre tiene valor añadido.
Gracias por tu visita y un saludo.
Hola Áfica:
ResponderEliminarTu estilo social muy probablemente será aquel con el que mejor te identiques de los cuatro propuestos. Cuando sea, nos lo dices ¿vale? ;-)
Un saludo.
Hola Germán:
ResponderEliminarPor lo que dices, tu estilo social es el C. Cuando hacía la pregunta me olvidé de aclarar que esta no admitía la inclusión de la salvaguarda de la seguridad de nuestros hijos porque ahì no hay duda. Primero ellos, y luego lo que sea.
Como digo, creo que tu perfil podría ser el C, pero te devuelvo una serie de preguntas que ayudarán a definirlo mejor:
¿Eres un hombre orientado a los resultados?
¿Asumes riesgos calculados?
¿Eres rápido en el análisis de información?
¿Prefieres vivir el día de hoy ¿por ser más objetivo el análisis)que proyectar lo que puede que suceda en el futuro (por hipotético)?
Si las tres respuestas son sí, está claro, eres un tipo C.
Ya me dirás.
Me ha extrañado ver sólo cuatro tipo de comportamientos, yo añadiría más o al menos matices muy variados para cada uno... Somos muchos y muy diferentes, ¿qué ocurre cuando te ves reflejado en más de una situación??? ¿no encajas quizás en los prototipos? o por el contrario ¿estás tan mal que eres un bicho raro y te pilla todo, jejejejej??? En serio, Josep, es una pregunta. Besos
ResponderEliminarMe han gustado las respuestas de Antigona y como, de Maria..., sobretodo cuando te plantea de nuevo la pregunta, si te salvaste pasando por encima de todos..., ¿volverias a hacerlo de repetirse la situación...?.
ResponderEliminarA veces me gusta imaginar que nuestra vida en la vida de la Tierra y de la Vida en si misma pero comprimida en unos 90 años, durante ese tipo nos conciben, dejamos la vida intrauterina, nos paren, amamantan, crecemos, maduramos, enveejecemos y morimos. Durante ese proceso se perfilará nuestro ser, nuestra personalidad, nuestra manera de ser y de decidir ante esas situaciones extremas o de tensión. Según la opinion general las personas no cambian, son como somos hasta el ultimo día, a mi esa afirmación me entristece, yo creo que poco a poco vamos cambiando nuestra personalidad, nuestras maneras de decidir ante las diversas situaciones que se producen en nuestra vida..., como si evolucionasemos y se me ocurre el ejemplo de los canarios y de los dinosaurios..., esos delicados cantores son los descendientes de esos gigantes que dominaron el Jurasico. Por eso no me atrevo a decir a que tipo pertenezco, desearia creer que en cada situación tomaria una eleccion mas adecuada, si no la mejor o conveniente,tampoco la peor o la mas dañina..., pero claro, en situaciones cotidianas, en una como la del Titanic no me atreveria a hacer un pronostico...
Saludos a todos
Hola, Josep:
ResponderEliminarMaría y yo nos hemos adelantado, seguramente porque no solemos considerar nuestras circunstancias y sus consecuencias sin contemplar lo que afecta también a nuestro propio entorno.
Qué miedo me dais los que masticáis comportamientos por profesión. Pero vale, voy a mojarme por segunda vez. La primera es sí; la segunda también es un sí; la tercera, más que rápido, diría que soy algo ágil pero siempre me tomo mi tiempo; y la cuarta (has puesto una de regalo) es un ssinno...: las cosas las veo hoy, sin perder nunca de vista lo que puede acontecer.
Buen fin de semana, profe!
De veras que no sé como actuaría en una situación como la del Titanic, seguramente mi primera respuesta, sin pensarlo demasiado, sería que actuaría en plan histerico, intentaría escapar como fuera...pero como pase alguna situación grave en mi vida y no me reconocia a mi misma, tuve bastante serenidad, y fui capaz hasta de organizar cosas, así que me quedo en blanco ante tu pregunta.
ResponderEliminarEstoy también bastante de acuerdo con la respuesta de Antigona.
Saludos.
Hola Antígona:
ResponderEliminarSé bienvenida y muchas gracias por asomarte. Presiento que no será la última vez que debatimos en este medio, de lo cual ya te adelanto que estaré encantado.
Todos los condicionantes que mencionas tienen sentido aunque no estamos delante de un test sino ante la definición de comportamientos arquetípicos según la doctrina de la inteligencia emocional. Según esta, todos tratamos de maquillar nuestro perfil social adoptando roles sociales que utilizamos para adaptar nuestros comportamientos a estándares aceptables por la mayoría. De eso no siempre somos conscientes aunque lo hagamos a diario. Estos roles cumplen el papel de tratar de modificar comportamientos respecto a los que adoptaríamos si actuáramos de acuerdo a nuestros valores y eso, a grandes rasgos, es lo que se conoce como estilo o patrón social. Esta doctrina establece que en las únicas situaciones donde las personas adoptamos los comportamientos "propios" y no "aceptables socialmente" es en situaciones de tensión o cuando actuamos bajo presión.
Ya entiendo que ninguno de nosotros estuvimos embaracados en el Titanic y gracias a Dios que fue así porque incluso aunque nos hubiéramos salvado hoy no estaríamos opinando en este blog.
Dices que tratarías de salvar la vida, como seguramente trataron de hacerlos todos los que estaban embarcados, pero las reacciones alhacerlo fueron distintas, de eso puedes estar segura. Tu estilo social, por tanto, puede ser cualquiera menos el B.
Un saludo y muchas gracias por participar.
Hola Navegante:
ResponderEliminarDices bien. No es lo mismo las reacciones en el día a día que ante situaciones de tensión. También tienes razón en que en situaciones extremas los comportamientos no son correlativos y que alguien muy echado para delante en la vida normal puede arrugarse y a la inversa.
Lo que no acabo de entender es el resto del comentario. Perdona, pero debe ser porqua ya es un poco tarde.
Muchas gracias y bien viento.
Hola María:
ResponderEliminarLa riqueza de tu comentario hace que tenga que ir por partes. Respecto a la reacción en defensa de un hijo no hay duda, haríamos todos lo necesario, pero en este supuesto no se mencionaban hijos, así que me refería a tu actuación a título individual.
La segunda cuestión era si es lo mismo reaccionar ante situaciones de picos de alta tensión o en situaciones que ya de por sí se convierten en normales por frecuentes. La respuesta a eso es no, cuando las situaciones son frecuentes y no tenemos escapatoria tratamos de amoldarnos lo mejor posible adoptando un rol, cosa que ya he explicado en un comentario anterior y ahora no puedo extenderme más. Por el contrario, es en esos momentos de picos de tensión cuando el rol se va a hacer puñetas y aflora nuestro verdadero yo, es decir, cuando reaccionamos en función de cuál sea nuestro estilo social.
La tercera cuestión era que si en el caso en que yo hubiera sobrevivido al Titanic... la respuesta es que muy probablemente no hubiera sobrevivido así que no hay segunda oportunidad. Si lo hubiera hecho y ante idénticas circunstancias (hubo un caso en que así sucedió) habría obtenido un aprendizaje que hubiera aplicado la segunda vez (como en efecto, así sucedió y gracias a ello pudieron salvarse muchas más vidas).
Y la última cuestión es si nacemos o nos hacemos de un patrón social. Las dos cosas, el patrón social se construye durante los primeros años de vida (hasta lo que antes se entendía como la edad en que uno alcanzaba el uso de razón y ya podías hacer la comunión) y no se modifica en la vida a excepción de la adolescencia pero eso es debido a que las hormonas están en plena ebullición y es un momento de experimentación. Lo que hacemos con los años no es cambiarlo, sino tratar de hacernos más admisibles para los demás. En la capacidad para lograrlo es en lo que reside la mayor o menor inteligencia emocional de cada uno de nosotros.
Un abrazo y espero haber contestado a todas las cuestiones que planteabas.
Hola Ginebra:
ResponderEliminarAunque existen cuatro patrones sociales, cada uno de ellos puede tener nueve intensidades distintas lo que en realidad hace que se conviertan en 36 pero eso ya es mucho lío explicarlo para lo que se pretendía en este post. Ahora bien, ante situaciones de tensión lo que en realidad hacemos es extremar nuestros comportamientos y por eso es cuando más aparece el patrón social. Y ahora la cuestión es: ¿qué harías tú en el Titanic?
Un abrazo.
Hola Pedro:
ResponderEliminarA algunas de las cuestiones que formulas acabo de contestar en respuestas inmediatamente anteriores y en concreto a la de María y Antígona, así que si me lo permites no me repetiré.
Sin embargo, sí lo hago con el resto de tu comentario. La evolución de las especies se mide en términos de millones de años como bien sabes, aunque los valores sociales digamos que pueden modificarse en periodos mucho más cortos, de una generación a otra. Es por eso que los padres no entienden a los hijos ni los hijos a los suyos cuando los tienen. El estudio acerca de los patrones sociales se remonta a tiempos de la Grecia clásica, nada menos y lo único que ha hecho lo que hoy conocemos como Inteligencia Emocional es modelizarlo y adaptarlo a nuestros valores, nada más.
La cuestión es que ese estilo social actúa como la cabra que tira al monte o la mona que aunque se vista de seda mona se queda. Dicho de otra forma, no cambia y el principal trabajo que tenemos que hacer con nosotros mismos es aceptarnos como somos. Lo que sí hacemos en el transcurso de la vida (o deberíamos) son dos cosas muy importantes: una, protegernos mediante disfraces para ser más admisibles. A eso se le llama roles sociales y te pongo un ejemplo. En Barcelona hay un juez del TSJ que es un roquero y hasta lleva coleta, pero cuando está en sala juzgando es más serio que un palo. Eso es rol social.
Y lo segundo que hacen los inteligentes emocionales es tratar de entender más las posturas de los otros cosa que se alcanza con los años y/o la experiencia. En definitiva tendemos a ser más tolerantes (no confundir con flexibles que es otra cosa y sobre la que hablaremos un día de estos).
Para conocer cuál es tu estilo social no es necesario que utilices el ejemplo del Titanic. Sólo es necesario que distingas situaciones de tensión por las que has pasado (puntuales mejor que frecuentes) y determines cuál de los cuatro comportamientos descritos tiendes a adoptar.
Muchas gracias por tus aportaciones y un saludo muy afectuoso.
Hola Germán:
ResponderEliminarGracias por el rebote a canasta. Fíjate que de cuatro cosas que preguntaba en 3,5 la respuesta ha sido sí. Pues, blanco y en botella. Eres del tipo C (que no es mejor ni peor que cualquiera de los otros).
Seguramente seguiremos con este tema en posteriores entradas, así que tendrás más oportunidades de reafirmarte... o no.
Buen fin de semana también para ti.
Hola Maluferre:
ResponderEliminarAplicar racionalidad en situaciones de tensión era una de las opciones que ofrecía en mi ejercicio. Lo del Titanic era sólo un ejemplo extremo pero cada uno tiene en su memoria el recuerdo de situaciones particularmente tensas y el recuerdo indeleble de cómo reaccionó. Puede que te sorprendiera hasta a ti misma, pero la tuviste y para ello seguramente no recurriste tanto a la experiencia como a tu instinto es decir, a tu estilo social.
Muchas gracias por asomarte de nuevo. Ya ves que de cuando en cuando también nos gusta entrar en debate.
Un saludo y hasta pronto.
Es complicado dar una respuesta contundente. Ahora mismo, leyendo el post me considero ser del tipo B, pero ante la situación real, no sé como reaccionaría. En el caso del titanic que planteas, creo que me entraría el pánico y no sabría que hacer. Yo me considero bastante pacífica y soy de las que digo que si un ladrón entra en mi casa, dejo que se lleve todo, pero que a mi no me toque, sin embargo me pasó una vez que alguien entró al jardín de mi casa y se llevó una minucia de ningún valor, pero ante el hecho, reaccioné persiguiéndolo y gritando, hasta que el ladrón soltó en la calle lo que se había llevado. Tengo que reconocer que eso pasó hace muuuuuchos años y que desde entonces he cambiado mucho mi manera de enfocar la vida. Quizás ahora mi actuación sería muy distinta a Me lo quedo de tarea. Interesante. Gracias por la propuesta.
ResponderEliminarUn saludo y hasta pronto
Yo en el Titanic posiblemente estaría haciendo cola... uf
ResponderEliminar;)
En cuanto a los 'tipos', basculo entre dos, dependiendo de mi entorno, social, laboral o familiar, sí, definitivamente soy distinto dependiendo del entorno...
buen fin de semana!
Mi querido Josep!!
ResponderEliminarEs complejo contestar a este dilema, a sabiendas que el ser humano actua en muchas situaciones de la forma más sorprendente. A medida que pasa la vida nos vamos conociendo y aprendiendo de las experiencias. Es cierto que uno va formándose un carácter y actitud, pero supongo que a edades diferentes las respuesta puede ser también diferente.
Un niño, probablemente salte...
Un anciano tal vez espere ordenadamente....
Es un tema interesante con múltiples posibilidades, aunque quizá, la tensión nazca del miedo y en situaciones extremas todos tenemos miedo.
Y el miedo es el peor cáncer para el ser humano.
Un saludo y un fuerte abrazo.
Josep, ya estoy aquí otra vez, es que cuando has nonbrado que la evolución se mide en millones de años me has obligado a volver al ruedo de los comentarios. La vida es ciclica, los problemas y las situacones de tensión se nos presentan una y otra vez..., pero disfrazdas de distintas formas, al no haber mas vida ni dimensiones que las que sentimos y percibimos. Por eso hablaba de una evolución comprimida, yo no puedo reaccionar siempre igual ante esos mismos problemas camuflados. La acumulacion de experiencias, la hipotetica madurez de las que nos vamos impregando nos debe ir dotando de nuevos recursos, de nuevas perspectivas,de nuevas soluciones..., uno no puede estar de lleno de manias, de prejuicios, de posturas arratsradas desde la juventud o desde la delirante adolescencia..., y realamente muchas personas son así hasta el final de sus dias. En ningun momento dudan de la personalidad que fraguaron entre los 35 y 40 años, serán del Barcelona o del Real Madrid hasta la muerte, de derechas o izquierdas hasta la muerte y trataran de solucionar sus problemas con las mismas formulas, les funcionaron o no porque ellos son así.
ResponderEliminarPor eso me niego a encasillarme en A,B,C o D..., mi deseo es abrir nuevas variantes, nuevas visiones, como cuando jugaba al ajedrez y veía media docena de combinaciones para atacar al rey contrario, mas allá del mate Pastor.
Josep, hoy hago bicleta de montaña con Joa pero puede que termine caminando por las sendas, sintiendo lentamente a la naturaleza y buscando la paz y la alegria en ella..., desde luego nunca esperando a que el Valencia Cf gane la liga o la Champions.
Saludos Josep.
Hola...Josep Julián
ResponderEliminarNuestro estilo social puede ser diverso en base al modelo mental que lo sustente. Me agrada tu post y te felicito por la iniciativa.
Un saludo cordial.
pacobailacoach.blogspot.com
Pues creo que yo estaría entre el tipo B y el C, aunque también me siento un pelín identificado con los otros dos tipos, Josep. Es que también depende de las situaciones, porque si es de máxima tensión a lo mejor salía corriendo. Como siempre, muy interesante el tema que planteas, quizá porque la respuesta da mucho que pensar.
ResponderEliminarYo creo que ya está reflexionado casi todo, incluso opino que muy acertamente por parte de todos. Lo que yo puedo decir es que me gustaría estar en el pellejo del C. A la hora de la verdad... seguramente me pasaría lo que le pasa al personaje de dibujos animados: que le pasa la estampida por encima.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Belkis:
ResponderEliminarEstá claro que ante situaciones de extrema tensión nunca sabemos cómo vamos a reaccionar o lo hacemos de una forma que hasta nos sorprende a nosotros mismos. La cuestión está planteada en situaciones límite, pero la tendencia de conducta (remarcado lo de tendencia) es idéntica en otras circunstancias de menor intensidad. Otra cosa es que en situaciones más extremas logremos maquillar algo nuestro comportamiento echando mano de lo que antes comentaba del rol social. Pero fíjate, cambia el Titanic por un concierto in entrada numerada con cola para entrar y puertas abiertas en un momento dado y ya verás cómo la reacción de la gente es completamente distinta. Las hay que se lanzan como lobos a buscar una buena localidad, las que se paran un poco a pensar cuál de las disponibles le parece la más adecuada, las que no tienen una preferencia clara y se acomodan en los huecos libres, etc. Claro que el ejemplo no es tan lucido, pero el supuesto es muy parecido y las reacciones también.
Muchas gracias como siempre por tu comentario y tómate el tiempo que necesites para determinar cuál es tu patrón.
Un abrazo.
Hola Gabi:
ResponderEliminarLas reacciones son distintas en el ámbito público y en el privado no porque apliquemos distintos estilos sociales sino porque en lo público, o profesional o social adaptamos nuestro comportamientos a lo que se entiende como razonable, digerible, esperable, o lo que sea.
Pero eso también sucede en el ámbito estríctamente privado y voy a poner un ejemplo.
Imagina que de pequeño tú eras un trasto que andabas todo el día dándole patadas al balón y te cargaste más de un escaparate (es un supuesto, así que si no pasó nunca eso, haz como que sí). Han pasado los años, tú eres padre y tu hijo ha salido igual de trasto que tú, de manera que también se ha cargado un escaparte de un balonazo delante de tus narices. ¿Cuál es tu reacción? Seguramente le regañarías porque ese es tu rol de padre, pero probablemente por dentro estarías encantado diciendo que tu hijo ha salido como tú.
Creo que es un buen ejemplo de rol y patrón social, así que no está tan claro eso de que somos de una forma u otra en función del entorno, aunque sí pueden serlo nuestros comportamientos hacia fuera.
Perdona la extensión pero lo he hecho por ser didáctico ;-)
Un saludo y gracias por tus aportaciones.
Hola David:
ResponderEliminarGracias por participar. Y gracias también porque has descrito mejor que yo lo que apuntaba en un comentario anterior, con la edad nos hacemos más tolerantes y eso hace que modificamos nuestros comportamientos no en base a la satisfacción de nuestras necesidades sino en dar respuestas más entendibles o digeribles para los demás.
Ya sé que era un asunto polémico, pero no me he podido resistir a plantearlo y detrás de todo eso debe estar actuando con fuerza mi estilo social.
Un saludo y hasta pronto.
Hola Paco:
ResponderEliminarHacía mucho que no te veíamos por aquí y te doy las gracias por tu punto de vista que coincide con el mío (aunque no era imprescindible) jeje.
Un saludo y hasta pronto.
Hola de nuevo Pedro:
ResponderEliminarA mi modo de ver tu posterior comentario no entra en colisión con el mío. Verás, hablas de un fenómeno cierto como es que ante la repetición de circunstancias vividas reaccionamos de una forma más racional y sobre todo fruto de una evolución. Creo que ya lo he dicho en otro comentario (puede que no en el tuyo) pero cuando se suceden situaciones, incluso de tensión o ansiedad, incorporamos nuestra experiencia lo cual modulo nuestra respuesta. Afortunadamente es así, porque aunque a veces parezca que no, aprendemos y si perserveramos en el error o en actuar únicamente en función de nuestros instintos primarios volvemos a experimentar las mismas consecuencias.
Pones el ejemplo de que quizá de aquí a unos años ya no salgas a pedalear, es muy probable que así sea ya no sólo por la edad sino porque a lo mejor te lesionas o pierdes el interés por el esfuerzo que eso supone, pero lo que nunca cambiará es tu amor a la naturaleza que ahora tienes. Puedes renunciar a los pedales pero nunca a la contemplación de tus paisajes o a aspirar el olor de las plantas. A eso me refería. Tu instinto, que puede ser distinto al mío, nunca te abandona. Igual sucede con los estilos sociales.
Un abrazo.
"mejor no te leo", viene a ser, no desear verme reflejado, seguro que me toca la peor parte, a eso me refería, ya sabes los miedos, traumas y fantasmas de los años.
ResponderEliminarHola Fernando:
ResponderEliminarNo sé si los posteriores comentarios que he hecho pueden haberte dado un poco más de luz sobre lo que planteabas. Justo el B y el C al mismo tiempo es imposible que se den (ahora no tengo tiempo de explicarlo), así que si te interesa el tema, sigue haciéndote o haciéndome preguntas. Y te estoy muy agradecido por el hecho de que estas entradas te hagan reflexionar que, en el fondo, es de lo que se trata porque la inteligencia emocional es un amplísimo campo en el que se puede bucear sin daños colaterales.
Un saludo.
Hola Javier:
ResponderEliminarNo te conozco lo suficiente, pero a la vista de tus puntos de vista en los comentarios y en tus entradas en tu blog yo tampoco descartaría que seas un C.
Seguramente no hacía falta aclararlo, pero no hay uno mejor que otro. Ahora a cambio te planteo otra cuestión ¿de qué estilo social tiene más tendencias de comportamiento tu mujer? Si me contestas que del B, te digo que has acertado con el tuyo y que seguramente vuestros mutuos comportamientos son muy complementarios. No es que sea una broma lo que digo pero tampoco te lo tomes demasiado en serio.
Un saludo y muchas gracias.
Hola navegante:
ResponderEliminarJolín qué susto me diste el otro día. Ahora con la ampliación del comentario, te digo que no sé si sería debido a eso que comentas (probablemente no) pero creo que tú y yo acabaríamos haciendo lo mismo en el Titanic ;-). Lo digo por si te sirve de consuelo. Quiero decir que si el momento nos pilla teniendo una charla agradable en la barra del bar, seguro que no llegamos a los botes y nos quedamos escuchando la orquesta. Oye, que al fin y al cabo no es un mal plan, sobre todo porque de algo tenemos que morirnos, ¿no?
Un abrazo navegante y muy buen viento.
Josep..interesantísimo tema..!
ResponderEliminarPienso que nuestra actitud ante una situación extrema depende siempre de la intensidad del miedo que sintamos..
Si logramos dominar ese miedo,somos dueños de nosotros mismos.. y actúa la lógica y la prudencia..Ahora bien, si dejamos que mande el miedo..se nos cruzan todos los cables e instintivamente tratamos de huir y protegernos..
Puedo decirte, que he pasado momentos clave..en hospitales y en carretera y los he superado con confianza.. Pero, a veces
la oscuridad física y el sentirme enclaustrada, me dan mucho miedo.. y me vuelvo una niña tremendamente huidiza y anulada..
Lo del Titanic.. buscaría escapatoría de cualquier forma,agarrándome a la fe con todas mis fuerzas..
Siempre he dicho que soy una miedosa.. pero a veces me sorprendo a mi misma.. Me gustan los retos..!!
Un abrazo y gracias por hacernos reflexionar..!!
M.Jesús
En situaciones límite es donde nos mostramos más auténticos, porque sale a flote el instinto de conservación que todos llevamos pegado como la piel al cuerpo. Yo soy de talante pacífico y es por eso que los escenarios de conflicto me ponen enfermo, aunque cuando se dan trato de no perder la calma ni de salir por piernas. Busco el acercamiento entre posturas, la conciliación entre las partes enfrentadas, los puntos de encuentro. No soy un kamikaze. Sé hasta dónde puedo llegar, aunque a veces me meta en "fregaos" y me lleve "coscorrones" cuando me inmiscuyo en situaciones de hostilidad en las que trato de poner paz. Va en mi naturaleza. Si creo que algo es justo, bello o verdadero trato de defenderlo aunque salga mal parado. En ese aspecto, soy bastante "bruto" y no mido el daño que ello me pueda reparar. No obstante, soy Libra. ¡Ja,ja,ja,ja,ja! ;)
ResponderEliminar¡Mecacuenlaleche! ¡Me dejas perplejo! Claro que es B. Evidentemente no te voy a preguntar cuál es el mecanismo por el cual has llegado a aventurar esa conclusión, pero la realidad es que has utilizado perfectamente la escasa (¿?) información que se desprende de mis escritos.
ResponderEliminarMás perplejo aún cuando hoy domingo hemos estado hablando de este tema. Exactamente de este tema.
Chapeau.
Hola María Jesús.
ResponderEliminarUna vez más, muchas gracias por tus comentarios que explican un poco más cómo eres y cómo sientes. El miedo atenaza, eso es cierto, tanto que hace que prescindamos de toda nuestra artillería de estrategia y recurramos al instinto que, como ya he dicho, es otra forma de mostrar el estilo social de cada cual. El instinto básico es el de supervivencia, pero supongo que no hará falta aclarar que las personas tratamos de salir de esos apuros extremos de forma diferente. Unos sacando pecho y otros tratando de hacernos pequeños o camuflándonos con el paisaje.
Un saludo muy afectuoso.
Hola Domingo:
ResponderEliminarLos comportamientos que describes son más propios del tipo B. Aunque tú no te has mojado, lo he hecho yo por ti ;-)
A mí es un estilo social que me despierta muchas simpatías porque es el que mejor maneja la empatía, es altamente emocional y piensa en términos de entendimiento. Y probablemente, el 25% de los libra también sean del mismo estilo social, así que no estás solo jeje.
Un saludo.
Hola Javier:
ResponderEliminarPara que luego digan que los consultores de Recursos Humanos vendemos humo o al menos, no todos. No tengo inconveniente en darte a conocer la metodología de identificación de estilos sociales qua ya ves que incluso se puede hacer a través de textos escritos y hasta a distancia. Luego no digas que no me la he jugado ¿eh?
Y ahora en serio, te digo que conocer sobre esto, que en realidad es conocer algo sobre la aplicación de la inteligencia emocional, es sumamente útil para la gestión de personas, negociación, venta, tratamiento de conflictos, etc.
Saludos a la familia.
Ok. Recibido, que si quieres otra copa, que invito yo, pero que dicen que solo queda un bote, y que en él van todas las actrices y bailarinas del teatro, que si nos esperan o seguimos y que pienso yo, que si nos lleváramos la botella y la compartimos con los colegas... ja,ja...
ResponderEliminarAmén navegante. Y si acaso que el último apague la luz.
ResponderEliminarYo siempre he sido un "creyente". Desde siempre me ha gustado leer sobre estos temas y poner en práctica lo que puedo y me dejan. Ahora bien, está claro que no he pasado de primero de carrera. Eso sí, me ha ayudado a discernir a profesionales de verdad del resto. Y la verdad sea dicha, de los primeros hay bien pocos.
ResponderEliminarInsisto: Chapeau.
Hola, no sé cuantos comportamientos de los que se cuentan aquí coincidirían con los reales en una situación límite. En mi caso me he sorprendido a mí misma comportándome de manera totalmente diferente a lo esperado, no sé si por aturdimiento, susto o qué se yo. Tardando un buen rato en darme cuenta de lo más importante y preocupándome antes por lo insignificante.
ResponderEliminarAsí que no sé nada, . Solo espero no tener que pasar por ninguna de esas situaciones, (por si acaso).
Interesante esta entrada. Saludos
Hola Javier:
ResponderEliminarMe alegra mucho tu interés por el tema y como decía el gran Larry Bird, cuanto más entrenamos mejor lo hacemos, así que todo es una cuestión de práctica.
Un saludo y muchas gracias por todo.
Hola Juana:
ResponderEliminarGracias por asomarte de nuevo. Ya ves que la discusión sigue viva, lo cual me alegra mucho y tu aportación resulta igualmente valiosa. No saber nada es el primer paso hacia la sabiduría y en ese caso, dejarse llevar por el instinto suele dar mejores resultados que tener que echar mano de manuales de actuación.
Un saludo afectuoso y hasta pronto.