Una de las cosas que más llama la atención es que todavía no nos damos cuenta de que, a modo de “tormenta perfecta”, tenemos ante nosotros todas las claves que significarán un cambio radical en la forma de gestionar las empresas y por ende, las personas en un cortísimo espacio de tiempo. Creo que no somos conscientes en toda su amplitud de lo que significa este periodo de profunda crisis que atravesamos. Tendemos a verla únicamente como la consecuencia del fin de un ciclo expansivo quizá demasiado largo provocado por la codicia de unos banqueros que se inventaron el empaquetamiento de subprimes en productos sumamente atractivos que al final se revelaron como activos nocivos. Y poco más.
No es que eso no haya sucedido. Todos hemos sido víctimas de ello y de las nefastas consecuencias para nuestra economía que se ha traducido en unos alarmantes índices de paro, déficit desbocado, calidad de la deuda pública en entredicho, contracción del crédito, caída del consumo, cierre de pymes, etc. Todo eso es cierto y en el caso de España los efectos están siendo especialmente duros, no hace falta explicar más lo que todos padecemos.
Pero hay que reconocer que esta crisis económica coincide con una crisis de valores, si cabe todavía mayor que la económica. Pienso que estamos ante un cambio de ciclo para la humanidad que siempre que se produce empieza por cuestionarse el modelo social y relacional que le da forma. No es menos cierto que la tecnología determina el modelo de sociedad y es que la aparición de la era digital ha puesto en cuestión un montón de paradigmas no sólo tecnológicos sino sobre todo sociales y dentro de éstos incluyo los de gestión de personas. Algunos objetarán que eso es mucho decir.
El fantasma de las enormes expectativas creadas e incumplidas que supuso la eclosión del fenómeno de las punto com en los noventa sigue estando muy presente en el imaginario y pienso que no debemos culparnos por ello. Inversiones y pérdidas millonarias eran saludadas como los principios de la “nueva economía” que se esforzaba en distinguir quién estaba a un lado y a otro de un modo tan artificial que creo que ahí estuvo la verdadera causa de su caída y práctica desaparición.
Tal vez por ello, y de forma más visible en ámbitos empresariales, solemos referirnos defensivamente a la era digital definiéndola como una moda pasajera más o como algo todavía poco definido que está en ciernes y a saber cómo acabará esto. Desde mi punto de vista, eso es un error en el primer caso (la tecnología digital tiene ya más de dos décadas de vida y una presencia omínoda en nuestra vida) y una visión corta de miras en el segundo.
No es que lo digital esté precisamente en mantillas, es que hay que entender lo que significa vivir en beta permanente y aceptar algunos nuevos paradigmas que ello conlleva, empezando porque, a diferencia de las punto com, el fenómeno de los social media se basa en costes prácticamente cero. Una completa revolución, dado que permite el uso de estas herramientas al coste de una cuota mensual de línea ADSL.
Sin alarmismo pero sin duda, sostengo que para los que gestionamos personas desaprender (y hacerlo a la mayor velocidad posible) es una de las tareas más urgentes a las que nos enfrentamos. Cuando hablo de desaprender me refiero a la necesidad imperiosa de ver las cosas con ojos nuevos, con todo lo que eso conlleva de cambios de modelo. Internet es algo de tal magnitud que sólo es posible entenderlo si somos conscientes de que dentro de esta década habrá tantas conexiones como neuronas tiene un cerebro humano. Algunos pensadores definen como posible que una red de semejante tamaño acabe por adquirir “consciencia súbita”, es decir que aprenda a pensar por sí misma.
Una de las expresiones que definen la era digital es el fenómeno de los social media. Ello supone que, incluso con las herramientas actuales, algunas de las cuales ni siquiera existían hace menos de cinco años, alguien sin apenas formación tecnológica (pero sí con algo de información, que no es lo mismo) sea capaz de hacer un vídeo con el teléfono móvil, subirlo a Youtube, publicarlo en Facebook, contar una historia relacionada en su blog, twitear el post que acaba de escribir y clasificar toda esa información a través de su Del.icio.us. Todo eso es algo que los ingenieros de la Nasa nunca pensaron que estuviera a su alcance cuando llevaron al hombre a la Luna.
Hoy en día prácticamente cualquiera puede hacer eso. Y sobre todo, es un fenómeno imparable al que tenemos que enfrentarnos e integrarlo cuanto antes. Recuerdo perfectamente el momento en que los ordenadores aparecieron en nuestras vidas, primero como facilitadores de trabajo que precisaba de mucho tiempo y mano de obra y después como estándares operativos imprescindibles. Ello a pesar de que todavía hoy en día un porcentaje de personas con alta capacidad directiva o ejecutiva viven de espaldas a unos cambios tecnológicos que casi cualquier mortal necesita para desenvolverse ya no sólo en el trabajo sino en la vida diaria, lo cual no deja de ser alarmante.
Sin embargo, la era digital no es un simple cambio ofimático como los que hemos vivido en el pasado, sino un verdadero y profundo cambio cultural en el que se cuestiona el sistema de jerarquías, el control y como consecuencia de ello, el estilo de dirección. Si Naisbitt predijo hace más de dos décadas la estructura en red como la más adecuada para satisfacer las necesidades de la sociedad del conocimiento, hoy vemos que estaba plenamente acertado. Las estructuras jerárquicas tienen muy poco futuro en un mundo en que el acceso a toda la información es prácticamente instantáneo, el modo de formase opinión se basa en el conocimiento compartido y el proceso de toma de decisiones se produce en una mínima fracción del tiempo que se empleaba hasta hace muy poco para que descendiera desde los centros de poder hasta los ejecutores. No es que los tiempos estén cambiando ¡es que ésta es otra era!
Los directores de Recursos Humanos deben ser plenamente conscientes de que dentro de diez años los primeros huérfanos y nativos digitales ostentarán puestos de alta responsabilidad en sus organizaciones. Además de que serán fuertes y vigorosos como nunca y de que habrán recibido una magnífica formación “tradicional”, su valor diferencial consistirá en que serán autodidactas digitales (sí, he dicho autodidactas) y estarán plenamente capacitados para vivir en una sociedad muy distinta a la que ahora conocemos. Dado que ese conocimiento autodidacta no es de acceso restringido, las empresas, a lo largo de todo su despliegue organizativo, también estarán pobladas de personas igualmente hábiles. La brecha digital está pasando de ser un concepto sociológico que antes se correspondía con padres e hijos a un abismo tecnológico entre personas que ya empiezan a convivir dentro de las mismas organizaciones pero con enfoques radicalmente distintos.
Por la Red corre un vídeo que refiere algo que es fácilmente trasladable a nuestro país. En él los estudiantes de una universidad nos enfrentan a una realidad que básicamente consiste en hacernos ver que las materias de estudio y el modo en que éstas se aprenden en clase ya son obsoletas y que les estamos preparando para un futuro que no puede explicarse desde el pasado. Están en lo cierto. Recuerdo cuando el comisario de la Expo de Sevilla anunciaba con años de antelación que el 80% de lo que alí se expondría todavía no se había inventado. Ahora, la mayor parte de esas cosas ya son estándares o incluso han sido ampliamente superadas tecnológicamente.
Sin embargo, cuando hablamos de nuestras empresas lo que vemos en la mayor parte de los casos es algo que está a mucha distancia de la realidad de la calle. ¿Cómo puede entenderse que lo que forma parte del modo natural de relacionarse socialmente en nuestros días no se aproveche desde una perspectiva empresarial? ¿Por qué sigue estando mal vista o incluso prohibida y sancionada la utilización de Internet y las redes sociales en el puesto de trabajo? ¿Cuándo nos daremos cuenta de que todas esas herramientas tienen ya carta de naturaleza para el correcto desempeño de nuestras tareas y nos acercan más a la excelencia que pretendemos alcanzar?
Mi admirado Jaime Izquierdo ha definido un conjunto de Competencias 2.0 que deben considerarse en la evaluación del desempeño de los puestos de trabajo. Estas, que guardan correspondencia con las competencias clásicas pero que deben ser contempladas desde una óptica distinta, son: Iniciativa, Conexión, Gestión de la Transparencia, Gestión de la Información Desordenada, Control del Tiempo, Aportación, Cooperación y Gestión de la Incertidumbre. Al mismo tiempo sostiene algo igualmente comprensible y es que esas competencias son corporativas pero empiezan por ser demandables a título personal.
Decía al principio que la forma de gestionar personas está en crisis (qué no lo está en estos tiempos) o si se prefiere, necesitada de profundos cambios, todos lo sabemos. Hace una década, el director de informática del banco para el trabajaba entonces sostenía en el Comité de Dirección “que eso de Internet” era un entretenimiento para adolescentes con escasas aplicaciones prácticas. La semana pasada le vi en una entrevista digital a través de Youtube en la que presentaba la nueva versión de Banca Electrónica (la tercera desde entonces). El presidente de una importante corporación se quejaba amargamente de que “movía el ratón por la pantalla (sic)” como le habían indicado pero que no pasaba nada extraordinario. Pocos años después estampaba su firma en el mayor contrato de financiación que se haya formalizado nunca en la implantación del cable de firma óptica y hacía una alabanza de la velocidad de conexión esperada.
Los responsables de Recursos Humanos tienen un papel proactivo en esta nueva sociedad del conocimiento distribuido, accesible, y si se quiere hasta desordenado, que consiste en facilitar la transición hacia la completa integración de las redes sociales (o social media, como se prefiera) en las pautas de trabajo de sus organizaciones y a todos los niveles. No habrán de hacerlo por ser cool o estar a la última, sino por verdadero pragmatismo. Hoy en día ya existen redes sociales corporativas, las principales cadenas de distribución de este país se preocupan por su reputación digital y están pendientes de lo que se opina de ellas en las redes sociales modificando sobre la marcha sus estrategias de posicionamiento. Cuesta imaginar que sus empleados tengan vedado el acceso a estas mismas herramientas ¿verdad?
Los gestores de personas tienen una oportunidad histórica de contribuir a este cambio de paradigma porque en caso contrario y parafraseando el nombre de esa excelente película, nadie hablará de nosotros cuando estemos muertos. Y quien nos enterrará será un "joven inexperto" que ahora mismo estará twitteando este post desde su clase diciendo que es demasiado largo y redundante.
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Hace 1 año
Me he acordado de un post que publicaste hace algún tiempo sobre la capacidad de desaprender, ay, si pudiésemos vaciar un poco el disco duro para meter otras cosas, qué bien!
ResponderEliminarEs curioso, pero si uno mira hacia atrás, no hace falta echar la vista muy lejos (está magníficamente reflejado en tu post), en pocos años la situación ha cambiado mucho, se han ido introduciendo una serie de cambios, y hoy hemos integrado una serie de tecnologías de forma bastante natural en nuesro trabajo y en nuestra vida; aun sin ser "nativos digitales", una gran parte de la población lleva el cambio de manera aceptable (por lo menos, como se suele decir, "a nivel usuario", que nunca se ha sabido muy bien qué significa).
Así que, como bien dices, es una cuestión de pragmatismo, y las empresas deben adaptarse y adecuar sus estructuras y procedimientos a estas nueva sociedad.
Fantástico post
Un abrazo
Pablo Rodríguez
Hola Josep,
ResponderEliminarMenudo resumen de situación... Gracias!
Son muy interesante también los ejemplos que aportas de empresas (o de empresarios, más bien) que no veían el cambio pero que se han adaptado a él. Ésa es la vía...
Muchas gracias por la referencia y el elogio, ya sabes que la admiración es mutua. Esto es sólo el principio... :-)
Un fuerte abrazo,
Jaime
Hola Josep:
ResponderEliminarVivo todo esto con cierta angustia. Por una parte me he pasado la vida corriendo para que no me aplastase el rodillo de las tecnologías. Como Indiana Jones en la primera película corriendo delante de aquella inmensa bola, que casi le aplasta. Todavía no me ha arrollado, pero creo que no tardará mucho. Noto que está muy cerca. Y por otra parte vivo con preocupación cómo los trabajadores "pasan" de las tecnologías. No es por nada, pero dentro de poco el dominio del ordenador será como estar alfabetizado: si no tienes el graduado ni busques trabajo. Y mientras tanto la brecha crece y crece. Eso sí, los chavales de hoy en día lo llevan incorporado de serie, pero no nos engañemos, no todos. Todavía hay muchos que más allá de la Play o del twenti no controlan nada. Nos sorprenderíamos si viéramos cifras.
Menudo rollo que me ha salido.
Un abrazo.
Enhorabuena, Josep. De lo más lúcido, sensato y completo que he leído en mucho tiempo sobre RRHH y su actitud (o la falta de ella) ante al Tsunami que, como muy bien apuntas, va a suponer lo 2.0 en breve. Me ha encantado la entrada. Un saludo.
ResponderEliminarMuy buen post!
ResponderEliminarLa verdad es que detallas muy bién cuál es, a mi entender, la situación actual.
Es cierto que estamos en un final de ciclo económico, pero hay que ir más allá y ver que estamos en un cambio de paradigma social.
Justo hace un año me leí el libro 'La innovación tecnológica y los paradigmas sociales' de Benjamín Suárez Arroyo.
Básicamente explica la importancia de la tecnología y, especialmente, el hecho que estamos en pleno cambio de paradigma social, pasamos de la sociedad industrial a la sociedad del conocimiento.
Si a alguien le interesa el libro, aquí tenéis un resumen.
Saludos.
Un post muy interesante e instructivo, después de todo es verdad que sólo el tiempo hace conversos.
ResponderEliminarEn mi entorno percibo con preocupación el ahondamiento de la brecha digital por un lado y por otro la escasa noción del potencial de estas tecnologías; muchos se quedan sólo en lo lúdico o lo anecdótico pero no trascienden.
Un saludo.
Hola Josep:
ResponderEliminarFormidable. Te has salido. No soy un experto en la materia, pero intuyo que los tiros van por ahí. Yo trabajé en las punto com. e business se llamaba. Una de las causas del fracaso es que se hizo mucho circo, mucha especulación financiera sin tener en cuenta ni la masa crítica ni los cambios en la sociedad ni la integración de las tecnologías. Pero me desvío. La brecha digital existe, y hay resistencia al cambio por un lado, y desconocimiento por otro. Afortunadamente, tanto en Cloud Consulting como en otros grupos, hay gente que está trabajando mucho y muy bien en este sentido. Es curioso, pero mucho de los blogs que me gustan son de Recursos humano y 2.0 ¿por qué sera?,
En fin, que muy bien.
Un abrazo
Excelente radiografia de la realidad. Tomo nota de las competencias 2.0
ResponderEliminarBuenos días JJ.
ResponderEliminarA mí, la era 2.0 ya me ha pillado algo "mayor", pero desde hace un año hasta aquí, he abierto un par cuentas de correo a nivel profesional, un perfil digital en varias redes sociales, participo en eventos, noticias, debates, y hasta incluso me he atrevido a abrir un blog (donde algunos me leen y otros pocos participan) en donde hago público mi manera de ver el negocio que me gusta.
¿quién hubiera dicho que eso era posible hace 5 años?. Para mí es una nueva puerta, es una manera de cultivarme, me obliga a pensar y a estar al dia, de aprender, ¿quizás alguien aprenda alguien de mi?, de contactar con viejos compañeros, etc....
Y como bien dices, el mundo empresarial no puede darle la espalda. Hoy en día TODAS las empresas con clientes tienen opiniones (a favor/en contra) en blogs, chats, foros, etc.....y eso es una oportunidad.
La información es bidireccional entre el cliente/proveedor, ya no es como antes, cuando vendías algo y te olvidabas del cliente hasta al cabo de 6 meses para venderle la reposición.
Ahora tienes la oportunidad de enterarte de que uso le da a tu producto, de si le va bien o mal, de si está contento, de averiguar si te promociona a ti en su sector, etc....
Quien le de la espalda a esto, no merece estar en el mercado.
Otro tema es como afecta la tecnología a las relaciones humanas, estilos de dirección, la comunicación empresarial, etc.....pero no querría que mi comentario fuera mas largo que tu post¡¡¡¡¡un abrazo.
Me gustó el post :)
ResponderEliminarNo soy ningún experto en recursos humanos, pero soy autodidacta ;), y creo que has dibujado muy bien algunos cambios que se están produciendo en esta trasformación social, "pincelando" con ejemplos reales. En un post sobre oGov que escribí hace poco en mi blog, mencionaba la idea de "Ilustración 2.0" en el sentido de que está naciendo una nueva época, donde estamos construyendo nuevas formas de relación entre las personas, y como no entre los trabajadores.
Respondiendo al título del post: sí hablarán si nos montamos en el carro y aportamos desde nuestra experiencia, ¡Vamos tod@s!
Josep-Julian, gracias por compartir ;)
salu2!
Hola Josep:
ResponderEliminarPienso que la crisis (económica, de valores, de actitudes y de paradigmas, entre otras) nos hará mejores, si es que no nos mata antes :-)
Gracias por este análisis y por los ejemplos prácticos. Sólo apunto algo que a veces es tomado como detalle y para mí dista de serlo:
el coste de "estar" online. No hay que tomar coste sólo por la erogación pecuniaria que representa tener la línea ADSL, ni de la adquisición de herramientas como parte de las nuevas tecnologías (muchas de éstas últimas, gratis).
Los mayores costes de este beta permanente son los de gestión del tiempo y la información (parte de las Competencias 2.0). Y esto representa un aprendizaje continuo, una dedicación constante y consistente y una actitud proactiva y dinámica, partes esenciales de ese cambio cultural, de valores y actitudes que necesita el ámbito 2.0 y de mejora continua.
Hola Pablo:
ResponderEliminarEn efecto, aquello que escribí genéricamente sobre desaprender parece que ha encontrado un encaje más concreto en el contenido de esta entrada, pero hay muchos otros ámbitos en los que también nos convendría desaprender algo.
Esto de la 2.0 tiene un valor adicional sobre el que creo que todavía se ha reflexionado poco más allá de los "huérfanos o nativos digitales" y es que en función de la edad, profesión, etc. admite enfoques y vías de entrada y uso distintos. Por eso, yo tampoco sé definir muy bien en qué consiste ser un "usuario" porque ya sabemos que hay muchísimos tipos de usuarios.
Me ha encantado tu comentario porque incide en cosas que a mí también me ocupan y preocupan, así que muchas gracias.
Un abrazo.
Hola Jaime:
ResponderEliminarDada la difusión que está cogiendo esta entrada, creo que tengo una deuda contigo que no sé si se solventa con una simple mención, porque muchos de los conceptos expuestos hemos tenido oportunidad de debatirlos con calma en estos días pasados.
Las competencias 2.0 que tan bien has definido y aplican seguro que alcanzan la difusión que merecen y en la medida de lo posible, ya sabes que puedes contar conmigo para ello.
Muchas gracias, de verdad.
Un abrazo.
Hola Javier:
ResponderEliminarDe rollo nada, porque creo que describes muy bien lo que pasa tanto en nuestra generación como las que vienen por detrás.
El uso de la tecnología siempre ha dejado gente en la cuneta por propia voluntad o por hechos consumados y seguramente seguirá siendo así.
Pero dices bien en el sentido de que hay unos mínimos que hoy en día son imprescindibles para cualquier tipo de desempeño y que esos mínimos se agrandan continuamente.
Yo no sé si al final seremos arrollados o no, pero de pequeño aprendí que cuando viene una ola muy grande lo mejor que puedes hacer es cabalgarla con lo que tengas a mano, que no siempre es una tabla de surf.
Muchas gracias por dejar tu huella.
Un abrazo.
Hola José Miguel:
ResponderEliminarLas palabras que me dedicas, viniendo de ti, alcanzan un significdo especial, así que muchísimas gracias.
Un abrazo.
Hola MarcG:
ResponderEliminarBienvenido a este espacio. Comparto plenamente lo del cambio de paradigma social, diría incluso que de era en el que nos encontramos. Si tienes oportunidad de leer algunos otros post verás la importancia que le concedo a la observación.
Mi sensación es que cronológicamente compartimos la última parte del trazo descendente de la V, el valle mismo y el inicio de la parte ascendente. Es decir, nos ha tocado no ser "ni chicha ni limoná", así que es muy probable que nadie esciba de nosotros cuando estemos muertos. Pero al menos los que vemos el tsunami podemos hacer "fotos del momento".
Muchas gracias por tu comentario y que se repita.
Un saludo.
Hola _azul:
ResponderEliminarBienvenido a este espacio. Pienso que uno de los problemas que tienen las redes sociales es que al inicio se las asociado con el "frikismo" y eso he hecho que su valoración seria haya empezado bajo cero. Por eso es tan importante insistir, perseverar y presentar los beneficios.
Yo mismo soy un converso pero fíjate que acabo de venir de hablar con un cliente sobre 2.0 y abría los ojos como platos. Como no tiene nada de tonto...
Muchas gracias por asomarte. Un saludo.
Hola Fernando:
ResponderEliminarComo "ex combatiente" de las punto com ya sabes la que se organizó. En esa época yo trabajaba por PwC y cada vez que nos reuníamos siempre había un socio que venía lívido de escuchar la última chaladura de gente que era y sigue siendo muy importante y que por esa época alardeaba de cuánto perdía porque si recuerdas, ese se convertía en un buen dato porque se suponía que era inversión. Te puedes imaginar que luego ya no decían lo mismo.
Como miembro de Cloud Consulting que eres, cómo se nota que sabes de lo que hablas jeje.
Si te gustan los blogs de RR.HH. es que llevas el gusanillo, cosa que conociéndote un poco, no me sorprende en absoluto ;-)
Muchas gracias y me alegro de que te haya gustado.
Un abrazo.
Hola María Elena:
ResponderEliminarBienvenida. Esto de las competencias 2.0 tiene mucho sentido y Jaime Izquierdo te podrá ilustrar a gusto.
Muchas gracias por la visita. Espero que no sea la última.
Un saludo.
Hola Manuel:
ResponderEliminarPues a mí también me ha pillado mayor, pero eso no quita que le vea la punta y los beneficios. Creo que incluso desde el pragmatismo conviene estar presente y eso es lo que recomiendo a los que todavía no se han iniciado y sobre todo a mis amigos y colegas de Recursos Humanos porque verás, una cosa es el uso externo que pueden hacer las empresas de la 2.0 que es mucho, pero otra muy importante es que entiendan que la información se traduce en conocimiento y en eso la 2.0 es imbatible. Queda mucho trecho, pero hay que insistir.
Tus puntos de vista los comparto plenamente y no te preocupes por la extensión de tus comentarios. Superar en extensión mi entrada es complicado jeje.
Muchas gracias. Un abrazo.
Hola Mikel:
ResponderEliminarBienvenido a este rincón, aunque me parece que compartimos otros. Creo que algo sí sé de Recursos Humanos o al menos le he dedicado unos buenos años a la materia. Sé cuál es la dificultad que muchos responsables tienen a la hora de sugerir nuevos procedimientos porque al fin y al cabo antes tienen que evangelizar a los de arriba, cosa que no es moco de pavo. Pero también se da el caso inverso y conozco quien aplica el "no pasarán" y son muchos no te creas.
En cualquier caso, eso de la Ilustración 2.0 me ha gustado mucho, sólo que antes tiene que convertirse en un estándar y me temo que aunque eso está cerca aún nos queda un poco de trecho. Cosas de beta permanente, ya sabes.
Muchas gracias por tu testimonio y hasta pronto.
Un saludo.
Hola Verónica:
ResponderEliminar¡Un placer verte por aquí!. Tu comentario pasa por uno de los ejes de la materia: el coste no coste, es decir el que se traduce en tiempo, esfuerzo, dedicación, etc. que al final también se traduce en dinero por lucro cesante, coste de oportunidad, etc... y en falta de horas de sueño.
Todo cuesta y muchísimo, eso está claro. La compensación que se obtiene como sabes por experiencia es muy diversa. Se aprende de todo y de todos y hasta se conoce gente muy interesante además de buenas personas.
Tu apunte está muy fundamentado y está bien que se diga porque a veces da la sensación de que lo que no cuesta dinero no vale. Tienes razón, el ADSL no es que sea el único coste sino que es el más barato.
Muchas gracias por asomarte y espero verte de nuevo pronto.
Un abrazo.
Gran post Josep
ResponderEliminarRetratas la "dura, pero esperanzadora realidad" claramente.
En cuanto a la tecnología (de la que sabes soy enamorado) nos ha despistado más que otra cosa. Nos ha apartado del verdadero horizonte y ahora tenemos que desandar el camino.
Un abrazo
Hola JLMON:
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras.
La realidad es que en este asunto, quizá más que en cualquier otro de estrategia de personas, los responsables de RR.HH. tienen una oportunidad de oro para demostrar hasta dónde llega su altura de miras. Y no lo tienen fácil.
Un abrazo.
Creo que si algo o alguien se hunde a consecuencia de no asumir esta era..., o mejor dicho, revolución digital, tiene mucho que ver con la crisis de valores (como tu bien has comentado), se ha ido conjugando con mayúsculas un individualismo nihilista ante lo social, y eso en todas las clases sociales, eso sí, en cada caso ha germinado en interacciones que dejan mucho que desear sea cual fuese el extracto del sujeto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad, como se canta en 'La verbena de la Paloma'. Avanzan tan deprisa que desde mi punto de visto, como ingeniero técnico de telecomunicación, el ser humano se está viendo desbordado. Yo apoyo firmemente las nuevas tecnologías, pero creo que éstas nos están deshumanizando. No sé si te pasará a ti o a alguno de tus numerosos lectores, pero a mí me ocurre demasiado a menudo que siento el deseo de que paren el mundo, que al menos yo me apeo.
ResponderEliminarP.D.: Yo soy uno de los millones de personas que están convencidas de que el hombre no ha estado en la luna. Aunque eso ya es otra historia...
Pues no sé Josep, tu artículo denso y claro a la vez,(dices mucho y diáfano) me deja pensando que además de la Tecnología, para que se produzca un cambio social, lo más importante es la actitud de los diferentes agentes y actores implicados en él.
ResponderEliminarY es evidente que las fuerzas no andan igualadas en cuanto a la cantidad, incluso a la calidad, no hay más que ver ese video de la Universidad de Kansas. Por un lado los alumnos y las nuevas generaciones, o sea el futuro, ya se han percatado del mundo que nos viene y de por donde van los tiros... y por el otro la aristocracia social que rige el mundo Laboral y Académico, aún a sabiendas de los cambios que se producirán en esta Galaxia de Gutenberg, no acaban de apostar en la medida de lo necesario por las nuevas herramientas de las que disponemos. Y esto está resultando, tal como dices, más lento que el caballo del malo. Pero aún así, resulta evidente que esto no hay quien lo pare.
Faltará ver como reaccionan otros protagonistas del cambio, como los mercados o los agentes reguladores de la "cosa". ¿Cuántas con perdón "mariconadas" nos tendrán que vender antes de qué esto funcione como debería?, cuántas "reglas" nos enchufarán o cuanta libertad nos quitarán...
En fín, esperemos y confiemos en que, en ese cambio de paradigma tan cacareado la sociología sepa asumir y dar soluciones adecuadas al reto que suponen todas esas tecnologías que poco a poco nos van "tomando". Pero no sé yo... en fin...
Un abrazo.
Hola Gabi:
ResponderEliminarLo que demuestra que si hubiéramos trabajado en red como las abejas o las hormigas haría siglos que nuestro conocimiento sería semejante al de los habitantes de Alfa Centauro.
Sin ir más lejos, la filosofía siempre ha considerado al hombre no sólo como individuo sino también como individualista. La organización social no ha pasado de la "red familia", la empresarial de la "red sección o departamento" y la religión no ha hecho más que vender líneas directas punto a punto con Dios.
Puede que tengamos lo que nos merecemos. Por nihilistas o por gilip....., pero lo que nos merecemos, seguro.
Un abrazo.
Hola Fernando:
ResponderEliminarTratas un tema evidente como es el de la convivencia con una tecnología en la que no hemos nacido ni crecido una buena parte de nosotros.
Sin embargo, y partiendo de este hecho irrebatible, hemos de admitir que lo mismo ha sucedido con todos los avances tecnológicios. Mi abuelo compró un televisor a principios de los años 60 y a los tres días lo devolvió por no resularle útil, dado que en su opinión, nada superaba la retransmisión de los partidos de fútbol de Matías Prats padre por la radio. Bonanza sí le conmovía, pero eso sólo ocupaba una hora semanal de un aparato que "gastaba mucho". Nada nuevo bajo el sol. Lo mismo nos sucede a nosotros. Hay tantas herramientas que es imposible abarcarlas ni aún sacarle rendimiento, pero siempre digo que lo único de lo que somos realmente responsables es de surfear la ola, con lo que tengamos a mano.
Si te parece, lo de la Luna mejor lo dejamos para otra ocasión.
Un abrazo.
Hola Cristalook:
ResponderEliminarDesde una perspectiva pragmática, pienso que a lo que asistimos es a una lucha por el poder, o mejor dicho, para el mantenimiento del poder. De momento, digamos que los social-media-supporters se parecen más a las hordas de Bravehearth luchando contra los regimientos reales perfectamente ordenados y pertrechados que les niegan la victoria, pero que la afluencia de nuevos y entusiastas guerreros es incesante es un hecho.
A estas tropas desaliñadas les falta unos cuantos comandantes en jefe en condiciones. Los gurús "de antes" están callados como muertos mientras toman notas para su nuevo bestseller que me temo que trate sobre la materia, pero de momento no hay noticias de Gurb.Lo que sí abunda es cantidad de cronistas atentos a lo que se pasa.
Tú que eres de físicas ya sabes que para que un metal funda es necesario que adquiera la temperatura necesaria. Lo que no sabemos es si en este momento estamos a un par de grados de la transmutación de la materia o la cosa no pasa de un baño maría.
Respecto a lo de la libertad, diría la libertad ¿de quién?
Un abrazo y que no decaiga.
Hola Josep, gracias por tu golpecito en la espalda. ¡No esperaba menos¡. Jajaja, una pájara como a Indurain. No es la primera vez, no será la última tampoco. Pero yendo a tu entrada, me quedo con eso que apuntas como el final de una etapa, de una escala de valores, coincido en esa premisa totalmente, aunque el cambio por obvio, será muy lento, hoy, apenas nadie sabe en que dirección virar ni que cambiar exactamente porque a partir de ese instante, la cadena se verá afectada. Lo que resulta verdaderamente inquietante es que en estos años, en los que los avances en la neuro-ciencia, nos hacen ver con más nitidez, sin necesidad de apoyos "en el Dios benefactor", es cuando se produce mayor distracción y mayor posibilidad de autodestrucción. El hombre ha dejado de creer en el hombre, y dios ha dejado de ser un principio. Saludos amigo, por aquí pintando.
ResponderEliminarHola navegante:
ResponderEliminarMe ha hecho mucha ilusión ver asomar de nuevo la punta de tu mástil por el horizonte. Si es una pájara tómate aunque sea Red Bull.
Mencionas el impacto de los cambios en "la cadena" y abundo en ello. En la cadena de servicio, en la de mando, en la de... Aquí lo que pasa es lo mismo que cuando se tiene varicela, que hay una miríada de pústulas que reclaman atención pero con distinto tratamiento, no sé si me explico. No se puede atender a todo al tiempo y probablemente sea más eficaz cambiar de coche que reparar todas sus abolladuras. Un jefe mío me enseñó que hay situaciones que sólo pueden superarse por elevación. En eso las sociedades y los pueblos han demostrado ser muy sabios y por experiencia sabemos que Dios es adaptable a los lenguajes sociales con tal de no perder pistonada. Ya sabes que dependiendo de los años que tengamos nos enseñaron que Eva se comió un manzana de verdad, que Dios les castigó y todo eso. Luego, con el paso de los años se dijo de ese pasaje que era una metáfora pero eso no impidió que se siguiera organizando excursiones a Mesopotamia para ver si encontraban el paraíso perdido. En fín, que la heurística nos dirá a dónde vamos y también cuando doblamos el cabo de Buenaesperanza.
Que sigas pintando, pero el casco de tu nave, no te despistes.
Un abrazo entrañable.
A mí estuvo a punto de escapárseme el tren de las nuevas tecnologías hasta que entré en la Universidad, cuando comprendí de veras la dimensión del fenómeno y me puse las pilas para no quedarme descolgado. Recuerdo cómo al principio, aun disponiendo de Internet, tan sólo empleaba el ordenador como máquina de escribir. Sólo abría el Word para escribir, que es lo que siempre me ha gustado, pero tardé algún tiempo en dejarme seducir por el resto de posibilidades. No es que fuera reacio, es que no veía necesidad de incorporar algo de lo que hasta entonces había prescindido sin mayores consecuencias, hasta que caí en mi error y empecé a interesarme y a recuperar el tiempo perdido para superar mi analfabetismo digital. Y en esas estoy, de eterno aprendiz. Cada día descubro algo nuevo y me emociono con cada nuevo hallazgo. Ya no sabría vivir, ni me dejarían vivir en el mundo actual, sin el 2.0 de marras, una era que por otro lado no hemos ni siquiera atisbado a ver todo su potencial.
ResponderEliminarUn grandísimo post Josep. Espero aprender en EEUU tanto o más que aquí.... ¿algún consejo?
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Hola Domingo:
ResponderEliminarSi a ti que eres joven a punto estuviste de perder el tren de las nuevas tecnologías imagínate lo que pasa con los que ya tenemos una edad. Ser eterno aprendiz es una condición necesaria en estos tiempos que corren porque nunca como ahora hemos tenido acceso a tanta información, pero tampoco nunca como ahora hemos precisado de tantas herramientas para buscarla, clasificarla, gestionarla y separar el grano de la paja.
Cuando empezó esto de Intenet me enteré de que estaba accesible toda la biblioteca del Congreso de Estados Unidos y me acongojé. Ahora, seguramente está accesible casi todo lo que se sabe y además hay que sumarle lo que agregamos a diario los creadores como tú o como yo. Cada una de las palabras que nos cruzamos en este o en tu blog son procesadas, clasificadas y puestas a disposición por los buscadores, de forma que ya vemos la magnitud de la que estamos hablando.
Para concluir que semejante engendro no puede entenderse ni siquiera ser visto con los ojos de antes, por eso defiendo que es de la peor miopía entender que esta accesibilidad a la información no sea utiizable abiertamente en las empresas.
Muchas gracias por tu comentario y por tu sinceridad.
Un abrazo.
Hola Ángela Paloma:
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras. Y ya que me pides consejo te daré uno: no olvides que además de que tú vayas a pasar una temporada en los Estados Unidos, lo más importante es que los Estados Unidos pasen por ti ;-)
Un abrazo. See you.