2 de marzo de 2010

Carta a un cliente desconocido



Querido cliente:

Perdona el atrevimiento de dirigirme a ti aunque todavía no nos conozcamos. Soy tu nuevo proveedor de servicios profesionales, pero aún no lo sabes. No pasa nada, a lo mejor nunca nos conocemos en persona, pero eso forma parte de las reglas del juego. Como una primera entrevista dura del orden de tres cuartos de hora a una hora, me he permitido mandarte esta carta para optimizar los tiempos si es que nos vemos algún día y no divaguemos demasiado.
Empezaré por decirte que no me gusta que me llames proveedor, a mi me gustaría más que me llamaras socio pero como eso es mucho pedir, me conformo con que me veas como un aliado estratégico y desde luego, ocasional.
Aunque tú no me conozcas yo ya sé quién eres. Me he informado. Te sorprendería saber las cosas que se saben de ti y de las que tú no tienes ni idea pero estate tranquilo, esto queda entre nosotros. He hablado con mi gente y me han dado su visión acerca de tu sector, tu mercado, tus clientes, tu facturación de los últimos tres años e incluso sobre tu reputación corporativa digital. Por cierto, parece que un antiguo socio va hablando mal de ti y lo hace en un foro muy activo de más de 2.000 miembros. Perdona la franqueza, pero yo que tú haría algo al respecto. De nada.
Soy un coste variable. Quiero decir con ello que tú decides el tiempo que me contratas y para qué. Bueno, para qué también lo decido yo pero ya nos entendemos. Mi coste hora es superior al del resto de tus operarios pero debes ser consciente que sólo trabajaremos juntos si crees que te voy a hacer ganar dinero. Pero si no te fías, también podemos trabajar juntos si me garantizas de por vida el 10% de los beneficios que obtengas con las soluciones que yo te proponga. ¿Qué no? Ya me parecía a mí.
Soy buena gente. No es porque lo diga yo o mi madre, sino que tú lo habrás averiguado antes o después de nuestra primera cita. Alguien te habrá hablado de mí o yo te diré con quién tienes que hablar para que te diga lo bueno que soy. Ya sabes que la gente exagera y seguramente no hay para tanto, pero una cosa te digo, siento respeto por lo que haces y has hecho en la vida, así que pido lo mismo a cambio.
No busques segundas derivadas en mi discurso. O no las hay, que es lo más probable, o no seré tan tonto de que se me descubran. Y menos por ti, que no me conoces de nada. Así que confía en mí, responde con sinceridad a las preguntas que te haga, empezando por aclararme el motivo por el cual estoy sentado en tu sala de espera donde me tendrás perdiendo el tiempo veinte minutos porque yo llegaré puntual a la cita y a ti te habrá surgido un compromiso de última hora.

Te aclaro desde ya que no soporto el desprecio al proveedor que es el deporte nacional que practica la mayor parte de los clientes. Menos tú, claro. A eso soy muy sensible, tanto, que luego volveré sobre el tema. También te informo que me sé todos los chistes sobre consultores, incluido el de vendedores de humo como los sioux, pero seguro que no te resistes a contarme el último. No te cortes. Yo tambien me sé unos cuantos sobre clientes que me guardo para las cenas de amigotes y también nos reímos bastante.
No sé más que tú de tu negocio. Sé menos, de la misma forma que yo sé de mi trabajo y tú poco o nada. Dejemos esto claro desde el primer momento para que no haya malos entendidos entre nosotros, no vayamos a empezar con tiranteces. A cambio, sé de muchos sectores y puede que tú no. Incluso es posible que sepa más de tu competencia de lo que crees y ya cuento con que me harás un montón de preguntas al respecto en cuanto llevemos más de un cuarto de hora hablando. Me contrates o no, averiguar lo que sé de tu competencia siempre está bien ¿no? Y además, es gratis.
Pese a todo, quiero tranquilizarte. Puede que no lo creas, pero lo que te pasa a ti no es un caso especial, lo he oído y visto cientos de veces y sé que te tranquilizará saberlo. Digo, lo de que tu caso no es especial no que lo haya oído otras veces.
En un momento u otro hablaremos de precios. Es una lástima, pero mis niños comen de lo que su padre cobra de sus clientes, tú ya me entiendes. Te cobraré lo que creo que vale mi trabajo y tienes que tener la confianza de que si creyera que no podrías pagármelo, lo más probable es que no hubiera concertado una entrevista contigo. Cuando te dé mi precio y te parezca caro, recuérdame que te cuente la historia de por qué un técnico cobró mil euros a un cliente al que reparó una máquina que no le funcionaba simplemente dándole un martillazo. Y ya que hablamos de precios, permíteme que te de mi opinión sobre el dumping. Es malo. En primera instancia para mí que me quedaré sin el trabajo y luego -y lo más grave- para ti cuando veas la diferencia que hay entre el oro y el dorado. Ni te cuento lo malo que será también para el que lo practica, pero en esa parte no pienso extenderme porque en el pecado llevará la penitencia.
Debes tener claro que mientras trabajemos juntos llevaré la camiseta de tu equipo con tu logotipo y todo y que procuraré aplicar todo mi oficio en satisfacerte. Normalmente me pagarás por un número de horas que habremos acordado y que serán ampliamente rebasadas porque muchas cosas que cuando te las pregunte me dirás que las tienes a mi disposición luego resultará que no es así. Pero tranquilo, un trato es un trato y no te cobraré horas extras. Ya sé que no lo haces para fastidiarme sino porque tu organización tiene carencias que no me vas a explicar el primer día.
Probablemente te sentirás impelido a pedir que haga por ti unos cuantos encarguitos que no estaban previstos. Ya sabes a lo que me refiero, los famosos “pues ya que…” Bien, que sepas que algunos los haré y otros no, si resulta que son gratis, claro.
Normalmente mi trabajo finalizará entregándote un informe de estado y recomendándote una serie acciones sensatas a tomar precisamente para solventar el problema que tenías y por el que me contrataste que tú verás tan adecuadas como impracticables. Si es así, los dos habremos hecho mal nuestro trabajo. Puede que tú más que yo, que quede claro desde ahora. Comparto contigo que es una lástima que los consultores no estemos agremiados junto a las hadas o los magos que son los que hacen trucos con sus varitas, aunque poco a poco vamos acercándonos.
Y hablando de informes. Dado que los clientes tenéis la tentación de pedirlos en papel y forrados con piel de becerro, te aconsejo que te conformes con recibirlos en disco óptico. La razón, además de que el precio del becerro está por las nubes, es que mis informes comparten las mismas propiedades que el resto en el sentido de que acumulan una cantidad similar de polvo en las estanterías, motivo por el cual mi profesión queda en entredicho. Además, el disco óptico es más moderno y uno se puede lucir más con eso de la interactividad que ya sabes que siempre mola.
Vuelvo al tema del desprecio al proveedor. No te pido que nos pongas a trabajar junto a tu despacho pero si puede ser tampoco nos desplaces al subsuelo. Esto no tendría que pedírtelo tan a las claras pero es que los sindicatos se están poniendo tontos con eso de las condiciones de trabajo y a mi equipo le aprecio. Y sigo. Normalmente te habré pedido que me firmes la conformidad a la propuesta que te pasaré en su momento y que estaré esperando recibir de vuelta incluso cuando ya hayamos iniciado el trabajo. Por supuesto que la culpa nunca será tuya sino de la desorganizada de tu secretaria o de los de administración y finanzas que ya sabemos como son. Mira tú si sé cómo son que en ese papelito que me habrás firmado un día u otro hay un apartado que habla de las condiciones de pago, que es justamente la primera hoja que miran al firmar y la única de la que se olvidan al pagar.
Y poco más. Ahora que ya nos conocemos un poco más ¿cuándo te va bien que te venga a visitar?

56 comentarios:

  1. Hola Josep Julián
    Me parece, además de divertidisimo, un buen ejemplo de realidad aumentada, me acabas de alegrar la mañana, gracias.

    ResponderEliminar
  2. Absolutamente G-E-N-I-A-L.

    No sólo es una descripción muy ajustada de cómo funciona la consultoría y los negocios en general en España, sino que es una propuesta de colaboración honesta y sincera (y con varias pinceladas de ironía y humor).

    Muchas veces no se firman las cosas, y entre lo que se firma, lo que luego se pretende que se haga, y lo que se hace realmente, hay (o se quiere que haya) grandes diferencias.

    Así que hacer las propuestas con sinceridad y honestidad, como ésta, bienvenido sea.

    Un abrazo
    Pablo Rodríguez

    ResponderEliminar
  3. Muy bueno amigo.

    ¡¡Y que caro va el becerro!! ;-)

    Sería muy interesante que los clientes leyesen tu artículo de vez en cuando, jejeje!!!

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Hola, Pepe:

    Cuando ponemos palabras a nuestros deseos decimos que vamos a un escenario en el que ya no hay clientes ni proveedores sino aliados.

    Cuando ponemos los pies en tierra nos damos cuenta de que todavía estamos muy lejos de ese escenario.

    Ojalá seamos capaces de encontrar el modo de animar a salir de la caverna y del mundo de las sombras a quienes no creen que pueda haber nada mejor ahí fuera...

    ResponderEliminar
  5. Josep
    Divertidisimo con esa fina ironia que te caracteriza y reality show total.
    Cogeré algunas ideas si no te importa para aplicarlas.
    Quizás debieramos imitar a Peter Woods e invertir el término,no vendo, me vienen a comprar, pero, puff! para eso falta mucho.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  6. Ahí va, pues sí que iba yo en la línea de lo que tenías calentito en el horno, sí... Además, me reafirma lo que titulé, porque sí que debéis tener algo de santo Job, vaya que sí.
    Ingenioso, divertido y muy real en el apartado de la gestión de venta (de consultoría u otros reales menesteres). ¿No digo yo que los consultores, con eso de tener que desarrollar el olfato, habéis potenciado hasta límites insospechados el "pufómetro"?
    Un abrazo, Josep.

    ResponderEliminar
  7. Por lo que veo, esta carta debe ser un fiel reflejo de lo que te has encontrado a lo largo de tu dilatada carrera profesional. Me imagino que cientos de tus clientes habrán cometido alguna de las impertinencias que con cierto sentido del humor nos acabas de relatar en esta magnífica carta. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Hola Josep:

    Coincido con todos. Genial, irónico, divertido y real. Una de las cosas que suelo decir a mi equipo es que se quiten el miedo al cliente y se hagan valer como tu lo has hecho con esta carta.

    Generalmente nos asustamos con el cliente, y es muy habitual despreciar al colaborador (proveedor) que va a ayudarte a conseguir tus objetivos.

    Tengo un caso de un cliente que por sistema desprecia nuestro trabajo y el de la competencia y no somos más que un número. El que quiera sacar de nosotros. Pues bien, este año no vamos a invertir nada o lo justito (que no hay que cerrarse las puertas) con el, y cuando quiera algo jugará con nuestras reglas. No es venganza ni nada por el estilo. Es, simplemente justicia.
    Me ha encantado.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  9. QuiqueMora dijo... un buen ejemplo de realidad aumentada...

    Así que en algunas realidades esta carta es ‘aumentada’... uf... Que suerte!!

    ;)

    ResponderEliminar
  10. Hola Quique Mora:
    Cuánto me alegro de haberte alegrado la mañana. Seguro que cada cual podría escribir la suya.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  11. Hola Pablo:
    Todavía hoy algún cliente se extraña de que le pida hoja de conformidad. ¡No te digo nada si le mandara un contrato!
    Muchas gracias por tus palabras.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  12. Hola JFA:
    Bienvenido y muchas gracias. Espero verte de nuevo por aquí.

    ResponderEliminar
  13. Hola José Luis:
    Si te sirve el texto te lo presto. Sólo haría falta un par de retoques para personalizarlo ¿verdad?
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  14. Hola Alberto:
    Pues sí. Los clientes y los proveedores deberían ser aliados por interés mutuo y a veces eso se da, pero las menos, desde luego.
    La realidad es que lo que más se practica es eso de que te contrato porque no tengo más remedio, de la misma forma que los proveedores también deberíamos ser algo más selectivos y exigentes con los clientes.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  15. Hola JLMON:
    Ya sabes que todo lo mío es tuyo, así que coge lo que quieras porque estoy seguro de que harás el mejor uso.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  16. Hola Germán:
    Ya ves que el que avisa no es traidor. La profesión de consultor a pasado de ser una de las más glamourosas a una de las más arrastradas y sacrificadas. Cosas de los tiempos y culpa en parte de los mismos consultores. Como en tantos órdenes de la vida, si quieres que te respeten empieza por marcar los límites de lo que es y no es la prestación de servicio.
    Muchas gracias por tu visita. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  17. Hola Fernando Solera:
    No te oculto que en la carta hay una buena parte de autobiografía pero estoy seguro de que no tengo la exclusiva y que muchos colegas podrían suscribirla.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  18. Magnífico, amigo Josep. Se nota que sabes de lo que hablas. En otra persona el ejercicio literario que acabas de hacer quedaría falsario y mentiroso, impostado incluso, pero en ti cobra la mayor de las honestidades. Y tu pluma, tu talento y tu intelecto privilegiado obran el resto del milagro. :)

    ResponderEliminar
  19. Hola Fernando López:
    Es verdad que, por lo general, el cliente asusta y por eso de cuando en cuando hay que recordarle que igual que derechos también tiene obligaciones con los proveedores.
    Una cosa que no he podido soportar nunca es el desprecio al proveedor que por razones de espacio y para no explayarme demasiado he acotado muchísimo en mi texto.
    El cliente tiene razón... hasta donde deja de tenerla.
    Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  20. Hola Gabi:
    Pues sí, por desgracia a veces esta realidad se ve aumentada. Entiendo que eso de "qué suerte" se refiere a que te ocupas de otros menesteres pero también estoy seguro de que podrías escribir una carta a tus "clientes internos".
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  21. Hola Domingo:
    Me sonrojas. Pero desde luego he escrito honestamente de lo que sé, conozco y veo. Espero que los clientes, que son inteligentes, sepan captar los mensajes.
    Muchas gracias. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  22. Hola Josep:
    Me alegra mogollón que escribas sobre este asunto. En alguna ocasión he estado a punto de escribir precisamente sobre esos otros consultores, los que bordan esa imagen de oportunistas y vendedores de humo. Como comentábamos aquel día que estuviste por aquí, en Euskadi han nacido muchas consultoras al olor del dinero público y eso ha perjudicado muchísimo a la profesión.
    Encontrar a un SICIO en este duro camino es casi misión imposible, y el hecho de que hayas dejado clara tu posición, diferenciando lo blanco de lo negro, dice mucho.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  23. Querido Josep Julián es sencillamente divertidisimo el post. Describes con gran realismo y muchisimo humor (digno de una persona inteligente en las emociones) las situaciones que vivimos todos los días.

    Me permitiras que escriba una carta propia de mis experiencias y que la podamos compartir con el mismo sentido del humor que cada uno tiene. Es una buena forma de inspirarse!

    Felciidades porque seguro que más de un consultor, formador, coach se habrá sentido respaldado y querido más allá de su nómina o ingresos productivos. Un gran abrazo de martes!

    ResponderEliminar
  24. Me ha encantado, me facilitó el enlace Diego Martos, después de pasar por un caso tan estandarizado como lo que se expone en este post. Es una realidad, aunque el tono me ha despertado más de una sonrisa. Enhorabuena por el post y gracias por mostrarlo al mundo.

    ResponderEliminar
  25. Impagable, Josep. He disfrutado mucho leyéndolo. Educar al cliente es la mejor manera de comenzar una relación productiva y duradera para ambas partes. Aunque el precio sea perder alguno por el camino.

    ResponderEliminar
  26. Josep, simplemente genial. Me he reído mucho y me he sentido muy identificado. Gràcies ;-)

    ResponderEliminar
  27. Hola Josep,

    acabo de llegar aquí por recomendación de un amigo y me siento obligado a darte las gracias por expresar con tanta claridad y buen gusto muchos de los "retos" que se viven en esta profesión y que tengo la sensación de que tan poca gente comprende.

    Quisiera compartir con vosotros mi opinión de que casi tan importante como el propio trato del cliente es la capacidad de gestionar esa situación del líder de un equipo de consultores. Por la claridad y el sentido común (por desgracia el menos común de los sentidos)reflejados en tu artículo (y en muchos de los comentarios) estoy seguro de que al menos aportáis el segundo de los factores que he comentado.

    Un placer descubrir rincones como este que seguiré visitando con asiduidad.

    Muchas gracias y un abrazo.

    ResponderEliminar
  28. Buenísimo que giros, que capotes, que arte del burladero para después enfrentar. Vamos que sin saber que pedir es para pedirse algo que saldrá sin duda un hecho memorable.
    Bravo

    ResponderEliminar
  29. Hola Josep,

    Realmente genial el post.

    Con lo fácil que debería ser ponerse en el lugar del otro y lo poco que se hace. Normalmente se tiende a despreciar porque si sin dar una oportunidad de demostrar lo que puede aportar también los socios que comentas aquí.

    Saludos,

    Juan

    ResponderEliminar
  30. Hola JJ;
    Excelente post. ¿porqué no te animas a hacer uno sobre el Interim Mangement?. De hecho, es lo mismo -y perdona la simplicidad- que la consultoría, pero involucrándose en la resolución activa de los problemas; es decir, tomando el mando.
    El otro día hablé con un posible cliente -que tiene problemas reales de carencia de ventas, con un equipo comercial que no le acaba de funcionar, etc....- y cuando le dije que para emepzar a resolverlos tenía -yo- que tomar el mando, tomar decisiones, cambiar variables, etc......se quedó a cuadros¡¡¡¡
    un saludo

    ResponderEliminar
  31. Hola Javier:
    Desgraciadamente uno llega a ser considerado consultor sin que haya acreditado ningún mérito y por el solo hecho de que lo diga una tarjeta de visita. Eso es así porque es una profesión sacralizada como otras, la de coach por ejemplo y siempre es necesario separar el grano de la paja, cosa que le corresponde hacer al cliente porque lo que es venderse, todos nos vendemos muy bien pero ya se sabe que una cosa es predicar y otra dar trigo.
    Los consultores estamos estigmatizados y por eso se produce lo del desprecio al proveedor. No es algo que nos ataña exclusivamente a nosotros pero llevamos lo nuestro.
    Muchas gracias por el tono de tu comentario, que quizá haya venido motivado porque nos conocemos personalmente y ya sabemos quiénes somos.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  32. Hola Diego:
    Estaré encantado de leer la carta que tú escribas porque seguro que tendrá su miga. Al fin y al cabo, y teniendo en cuenta a lo que os dedicáis, estoy seguro de que os habréis encontrado con cosas "sublimes".
    Muchas gracias y hasta pronto.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  33. Hola Artemisa:
    Ya sospechaba yo que lo que aquí se cuenta es algo con lo que muchos nos encontramos por el camino. El tono de humor, yo diría más de ironía, lo hace menos doloroso aunque creo que el fondo no se resiente por ello.
    Muchas gracias por volver a asomarte por aquí. Sabes que siempre eres bienvenida.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  34. Hola José Miguel:
    Efectivamente, educar al cliente es algo a lo que no podemos renunciar. Marcar las reglas de juego es nuestra responsabilidad como prestadores de servicios y sí, puede que perdamos algún cliente por el camino por ello, pero quiero entender que otros muchos agradecerán y valorarán la franqueza. Ojalá que se difunda mucho entre ellos, por el bien de todos.
    Muchas gracias por tus palabras que sabes que valoro mucho.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  35. Hola Vicent:
    Bienvenido a este espacio en el que siempre me alegrará encontrarte. Gracias a ti por pasarte y a ver dónde nos lleva esto.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  36. Hola JGC:
    Bueno, lo importante es que has llegado. Mencionas cosas que me parecen muy importantes. Como consultores, tenemos una doble misión, gestionar las expectativas del cliente tratando de satisfacerlas y gestionar el proceso, que incluye a su vez la vida del proyecto y a tu propio equipo, lo que no siempre es fácil.
    Liderar es también eso y lograr que el cliente forme parte de tu equipo. Cuando se logra, el éxito es mucho más probable.
    Muchas gracias por tus palabras y aquí te estaremos esperando siempre que decidas hacernos una visita. Descubrirás que los comentaristas son mejores que los artículos.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  37. Hola Jivago:
    Muchas gracias por tus palabras y tus requiebros. Por un momento, me he visto con la montera puesta y dando capotazos jeje.
    Aquí estamos, para lo que haga falta... y sepamos, que de todo no sabemos.
    Un placer verte por aquí y espero que no sea la última vez.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  38. Hola Juan:
    Gracias por tus palabras. Por desgracia, algo tiene que haber para decidirme a escribir este post. Es evidente que somos proveedores en la medida que cobramos de nuestros clientes, pero sobre todo somos facilitadores de soluciones y a veces, las menos eso es cierto, socios.
    Cuando se alcanza esto, la palabra consultor empieza a perder sentido.
    Muchas gracias por tu visita y espero volver a verte pronto por aquí.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  39. Hola Manuel:
    Pues mira, no me animo a escribir un artículo sobre Interim Manager porque he pasado por esa experiencia y me ha dejado un sabor agridulce, aunque respeto -y mucho- a los que os dedicáis.
    La situación que describes con tu cliente explica bien por qué me quedó un regusto agridulce pero sí coincido en que buena parte de lo que describo en el artículo también os afecta.
    Muchas gracias por tu comentario.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  40. Naturalmente que el sarcasmo se adivina, unas gotas de malestar por tratos recibidos, y junto con otros componentes una misiva para calmar el espíritu.
    Ignoro todo o casi todo de ese tu mundo, pero adivino que a la vez es semejante a los otros...
    El ignorante que tiene el poder o dinero y se cree superior y el "proveedor" que es quien solucionara todo harto de la prepotencia del ignorante. Luego están las horas extras, el precio,etc.
    ¡Un mundo dentro de otros mundos!
    Un beso

    ResponderEliminar
  41. Hola Camy:
    Digamos que la historia es la síntesis de unos cuantos años de profesión. Ahora que no nos oye nadie, te diré que antes de consultor fui cliente y que conozco la historia desde los dos lados.
    No hay un bueno ni un malo arquetípicamente hablando, pero sí hay casos y casos. El que describo es un caso corriente, de eso no hay duda.
    Muchas gracias por dejar tu comentario en una entrada tan "técnica".
    Un beso.

    ResponderEliminar
  42. Felicidades y gracias, Josep, muy agradable de leer y coincide con experiencias que he vivido y que reconozco.

    Abrazo,
    ASV

    ResponderEliminar
  43. Vaya por delante que acabo de aterrizar en tu blog de la mano de Jaime Izquierdo y te felicito por la calidad de los post. Este es el primer comentario que hago y lamento estar en desacuerdo con tu post (parece que soy el único). He trabajado en Consultoría como controller de proyectos durante algunos añitos y te aseguro que el éxito del proyecto no se medía siempre en función del resultado y/o la satisfacción del cliente sino en el número de horas que podíamos colocar a los junior para subir el margen. Si los Senior facturaban en exceso el proyecto se caía en rentabilidad. Una de las preguntas que sugiere tu post es ¿Cuánto vale mi hora de consultoría y qué margen propongo? Pero ¿no crees que la hora/hombre (y más con la que está cayendo) como medio de facturación tendrá que cambiar algún día?. Otra cosa ¿Crees que la consultoría es humilde en general? Por último no crees que la confianza hay que ganarla en vez de regalarla...
    Un saludo cordial

    ResponderEliminar
  44. Interesante entrada a la que no se si llamarle proclama, declamación o vaciado al estilo de los escultores. El límite del valor de las cosas es una mezcla entre dignidad y rentabilidad ajustada al mercado. Cualquier valoración por arriba/abajo de ese margen, estará fuera de lugar. Otra cosa será, si el mercado se volvió loco, la especulación lo desequilibró, o el precio de las cosas no es el justo, o si solo entiende de euros en términos financieros y encima de la mesa no se divisa más luces que las del mediodía en la mesa de los empresarios. Saludos. Agua para 3 años.

    ResponderEliminar
  45. Hola Josep, como me he divertido con esta carta. Yo no soy consultora, pero algo he oído del tema y de verdad que lo has expresado al pie de la letra con jocosidad incluída. Es penoso, pero seguro que se encontrará el equilibrio. Es un gusto pasar por aqui.
    Un abrazo muy grande

    ResponderEliminar
  46. Hola Alfonso:
    Me alegra ver que eso que describo es de aplicación, llamémosle general o de otra forma, mal de muchos, lo cual no soluciona nada pero reconforta.
    Muchas gracias por pasarte y un saludo.

    ResponderEliminar
  47. Hola Jim:
    Me alegra que un común amigo te haya dado la referencia y que valores positivamente la calidad de los post aunque en este caso no estés de acuerdo.
    Vaya por delante que valoro mucho las discrepancias y en este sentido mi agradecimiento es doble.
    Entrando en el fondo de tu análisis, permíteme que a mi vez, discrepe en parte con el tuyo. La primera razón es que, a mi modo de ver, lo que yo digo y lo que tú criticas no forman parte del mismo texto, pero no por ello voy a rehuir entrar en lo que planteas.
    El éxito de un proyecto debe medirse siempre por el resultado obtenido en el cliente, eso vaya por delante. Si éste no se produce, no habrá próxima vez, parece obvio.
    Yo también he trabajado unos cuantos años en mega empresas de consultoría y he sido responsable de unos cuantos proyectos, incluídos el planing y la rentabilidad. Es por eso que ambos sabemos que a nivel interno el éxito de un proyecto expresado en términos de rentabilidad es otra cosa. Si sale con desviación es un desastre y culpa de una mala presupuestación y/o asignación de recursos o perfiles. En caso contrario, eres un héroe aunque eso signifique que el cliente haya pagado más de lo que debía.
    Y contestando a tus preguntas, no sé de dónde sacas de mi texto lo del coste hora y la rentabilidad. El coste, en cualquier actividad profesional, es la expresión más bien compleja de la suma del margen de rentabilidad y de los costes asociados. El baremo es distinto si se trata de una consultora que además de esos, ha de incluir el coste de moquetas, patrocinio de eventos y regatas, el safari de los clientes VIP, etc.
    La expresión hora/hombre no sé si tiene que caer o no, pero estoy abierto a sugerencias de cómo formular los precios.
    No creo que, en general, la consultoría sea humilde. Desde luego, no lo es colegiadamente, pero más allá de eso cada casa es un mundo y en él (que algo conozco) hay de todo. De otra forma ¿qué es la humildad?
    Respecto a la confianza creo como tú que hay que ganarla pero no partiendo de una situación de desconfianza, que es lo que sucede la mayor parte de las veces.
    Bueno, creo que no he dejado de responder a ninguna de tus preguntas, que no eran pocas.
    Muchas gracias por tu comentario y espero volver a verte muy pronto por aquí.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  48. Hola navegante:
    Me ha gustado eso que dices de que el valor de las cosas es una mezcla entre dignidad y rentabilidad ajustada al mercado porque entraña un código ético que comparto. No haremos mal en no perder nunca eso de vista.
    Buen viento y mejor marea.

    ResponderEliminar
  49. Hola Belkis:
    Muchas gracias por tus palabras. En efecto, el texto tiene algo de divertido en la forma, pero no en el fondo.
    Llegarán tiempos mejores.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  50. Fina y genial carta con un extraordinario manejo de la ironía, divertida y con un fondo real. Fue un placer descubrir tu espacio y un lujo leerte. Te sigo. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  51. Leí anteayer esta post y lo considero "real como la vida misma", por lo que a mí me cabe he experimentado todo lo mencionado.
    Si me permites Josep, me he hecho copia para mi archivo "histórico" por si en algún momento tengo que "ponérsela" a algún cliente sobre la mesa.
    Solamente le pongo un pequeño reparo. Es quizá algo larga, pero es lo que tiene la experiencia acumulada de los "seniors". Te animo a que hagas un ejercicio de síntesis y trates de "condensarla" para ser impresa en una hoja.
    Ya sabes....¡Lo bueno, si breve, dos veces bueno!.
    Mis felicitaciones.

    ResponderEliminar
  52. Hola Alma:
    Bienvenida a mi espacio. Gracias por tus palabras y por seguirme. Ví que a ti te interesan cosas parecidas, así que tenemos cosas en común.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  53. Hola Jesús:
    Veo que compartimos espacios, así que muchas gracias por pasarte por aquí y dejar tu comentario.
    En vista de las visitas recibidas a raíz de este post me doy cuenta de que muchos compartimos este sentir y creo que debería hacernos reflexionar a todos acerca de las relaciones cliente/proveedor porque más allá de la forma, el fondo es preocupante.
    Por supuesto que puedes usar este material si te es de utlidad y de acuerdo contigo en que me salió un poco largo. Lo que no sé es si seré capaz de acortarlo, pero puedes probar tú mismo. Seguro que lo consigues ;-).
    Espero verte de nuevo por aquí. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  54. Sutil, fino, educado, con su toque de ironía e incluso de cierta melancolía. Me ha encantado y me ha hecho rememorar muchos episodios de mi vida de consultora. Muchísimas gracias por un texto magnífico. Isabel.

    ResponderEliminar
  55. Hola Isabel:
    Muchas gracias a ti por haber dejado este comentario.
    Un saludo.

    ResponderEliminar