En cierta ocasión Mario Vargas Llosa se presentó a las elecciones presidenciales de Perú. A la mañana siguiente al escrutinio, el principal periódico limeño titulaba: La nación ha votado masivamente a favor de que Vargas Llosa siga siendo escritor”. Es decir, zapatero a tus zapatos.
Estos últimos días he estado visitando un salón profesional relacionado con los Recursos Humanos en que, además de los stands, a cada hora se producía presentaciones con ponentes. En bastantes de ellas (y me ha sorprendido), los que presentaban llevaban de la mano a clientes satisfechos para que contaran a la audiencia las excelencias de la soluciones que les habían implantado. No creo que ninguno de los oyentes haya sido seducido por las loas de esos clientes porque, entiendo yo, ese no es su papel y además se les nota a la legua. Lo suyo es gestionar, no cantar alabanzas a mayor gloria de su proveedor y tratar de convencer (ni siquiera veladamente) a otros para que se animen a probar. No hay que confundir el ejemplo con el reclamo.
Pongo estos dos ejemplos para ilustrar en distintos planos lo que suele suceder cuando, por diversos motivos, nos ponemos a hacer algo que no nos es propio. Lo hacemos mal y no sólo eso, a menudo obtenemos el resultado contrario al pretendido.
Una de las reflexiones a extraer es que las competencias funcionales camuflan mucho más de lo que parece nuestro perfil personal. Hemos hablado otras veces sobre las máscaras sociales que nos ponemos y las dificultades que tenemos para prescindir de ellas. Nos condicionan hasta tal punto que incluso cuando nos sacan de nuestro hábitat natural seguimos “enmascarados” en busca de su protección.
Por el contrario, cuando nos vemos empujados a tener que modificar drásticamente nuestro modo de vida, por ejemplo, por un cambio forzado o buscado de trabajo, rápidamente prescindimos de esos “abalorios” con los que nos ataviábamos a diario y a los que estábamos tan acostumbrados para buscar otros que sean acordes a nuestra nueva ocupación. No pasará mucho tiempo antes de que nos refugiemos en esos nuevos hábitos o pautas de comportamiento por mucho que nunca los hubiéramos adoptado de forma voluntaria. Es como si, en contra de la opinión generalizada, creyéramos que el hábito sí hace al monje.
En mi época de seleccionador de personal para entidades financieras hacía algunas preguntas cuyas respuestas eran muy reveladoras. Una de ellas consistía en preguntar a los candidatos qué cosas que se hacían en su organización actual les parecían mal o estaban en desacuerdo. La retahíla pero sobre todo, la rapidez de las respuestas es fácilmente imaginable. A continuación les hacía la pregunta contraria, con cuáles estaban de acuerdo o consideraban positivas. Ahí tenían mucha más dificultad en responder y además solían hacerlo con generalidades o vaguedades. Cuando mostraba mi extrañeza por ello se quedaban algo pensativos y finalmente los más avispados respondían “bueno, por eso quiero cambiarme de trabajo”. Lo que no sabían era con cuáles se encontrarían en su nueva organización ni parecía importarles demasiado. Les movía más una mejora de salario o de posición y la presunción, bastante infundada por cierto, de que en su nueva empresa “todo sería mejor” y que, por tanto “no tendrían ninguna dificultad de adaptación”.
Esa parte era la que me inquietaba más. La adaptación de una persona a una organización y a un puesto es lo que más debería preocupar a un candidato y, sin embargo, suele darlo por hecho. Justo lo contrario de quien selecciona que, en el fondo, lo que trata de determinar no sólo es si eres zapatero sino si te gustan esos zapatos.
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Hace 1 año
Hasta que no pruebas el zapato no sabes si te adaptas a ellos. Estoy de acuerdo contigo en que zapatero a tus zapatos, pero primero hay que probarlos ¿no? y luego decidir si los usaremos o no.
ResponderEliminarAprovecho para desearte felicidades en el día de San José.
Abrazos
Las preguntas eran complicadas, ya que en muchos entrevistadores descartan a los candidatos que critican en exceso a su actual empresa, aunque se lo pidan expresamente...
ResponderEliminarClaro, el candidato no sabe qué le espera en su nueva empresa, aunque haya investigado, habrá muchos aspectos que no podrá conocer, y el entrevistador, que sí los conoce (o debería) trata de compaginar esto con lo que ofrece el candidato, es decir, busca (como precisamente hablaba en el post de hoy, hemos coincidido ;-) el candidato más adecuado, no necesariamente el mejor.
Un abrazo, y felicidades, como dice Belkis
Buen fin de semana
Pablo Rodríguez
Muy interesante esa última reflexión sobre lo que solemos "dar por hecho".
ResponderEliminarAlgo parecido sucede con esas cualidades que todo el mundo cree tener y tan difíciles resultan de encontrar.
Por decir tres: el valor, el buen gusto y -por la parte que me toca- el sentido del humor.
Un saludo.
Buenos días Josep Julián,
ResponderEliminarQue gracia por un momento pensé que hablarias sobre el presidente del gobierno aunque conforme seguía leyendo encontraba un post muy acertado. En mi caso en particular siempre tuve claro que zapatos me quería poner y si me iban a gustar. Cierto es que el entrevistador vs seleccionador tampoco estaba muy preparado apra darme respuestas a mis preguntas (supongo que todavía las estará buscando).
Ser zapatero es una consecuencia de haber pasado por conocer todo tipo de zapatos, digo yo!
Qué buena esta entrada!!! Cierto y mil veces cierto!!! yo que también suelo hacer procesos de selección de personal, me suelo asombrar muchíiiiiisimo que la mayoría de la gente se presenta a un proceso sin saber nada de la empresa a la que se presenta. Ni saben a qué nos dedicamos, ni saben nada sobre el puesto al que se presentan, ni la clase de gente que la componemos, ni el estilo de la empresa, "ni ná de ná". Ni se han tomado la molestia de mirar en google a ver qué aparece sobre nosotros...
ResponderEliminarMal andamos cuando no nos importa dónde vamos a pasar 8 horas al día, 5 días a la semana, 20 días al mes...
Hola Josep:
ResponderEliminar¿Sabes? Se me ocurre que si el seleccionador, en definitiva, la empresa es el zapatero, entonces el puesto de trabajo es el zapato, ya que es lo que "genera" el zapatero. Tenemos entonces a alguien que conoce los entresijos de su obra, ya esté hecho con primor y buenos materiales, como si no, y por otro lado tenemos la obra en sí, que puede ser muy bonita por fuera, muy llamativa, pero nada cómoda o, incluso, al revés.
¿Quién es el candidato al puesto?...ni más, ni menos que el pie. Y hasta donde yo conozco, cada pie es distinto, aunque calce el mismo número, como distintas son todas las personas.
De igual manera, el mismo zapato puede parecer caro o barato, de impecable diseño o cutre hasta sus últimos hilos, pero hasta que un candidato no se lo pruebe, no sabrá si se adaptan mutuamente, porque no es una cuestión unilateral; el zapato tiene costuras y bordes, pero, a lo mejor, tú tienes juanetes o pies planos. Aquí, o hay un buen entendimiento o no hay quien camine.
Y otra cosa, no es lo mismo ir a por unos zapatos cuando no tienes nada que ponerte, (no piensas en las posibles ampollas, piensas en no pisar el suelo) que cuando cambias de modelo porque "éste ya no se lleva". Hay "fealdades" que las "necesidades" maquillan.
Y pasito a paso, que tengas un buen fin de semana, Josep. (Felicidades por tu santo y tu "cargo").
Besos.
Ahí le duele Pepe!
ResponderEliminarLo de presentar los éxitos de otros es muy americano y muy idiota. Es como si hicieras la autopsia al cadaver de un tío que hubiera vivido 100 años esperando descubrir el secreto ya que era "SU" secreto...
Me ha gustado la última reflexión de los zapatos. Los creativos que ya sabes que siempre tenemos que dar la nota, diríamos que mejor wambas que zapatos.
Cuidate
A todos nos cuesta aprender,nos pasamos años vistiendo y calzando a la moda,hasta que nos damos cuenta, que hemos de cuidar el pie y el cuerpo..Entonces pasamos de vanalidades,porque gracias a Dios el espíritu toma el mando..!
ResponderEliminarCada cual ha de ser conciente de lo que quiere y necesita y buscarlo en el lugar adecuado..Todos tenemos determinados talentos,que no hemos de ignorar y sí hacer buen uso de ellos para beneficio nuestro y de los demás.
Buen post,el zapatero debe ser consciente y responsable al igual que el comprador(que lleva el zapato)
Gracias por tu apoyo y ¡¡FELICIDADES POR TU SANTO..!!
Mi abrazo de incipiente primavera.
M.Jesús
A veces ante la pregunta,.Que te gustaria estudiar?
ResponderEliminarSe deberia de hacer,.Donde te gustaria trabajar?
Hay muchisimos casos de maestros que no les gustan los niños, médicos que no soportan a los pacientes, coordinadores que nos les gusta cordinar...Y bueno para eso están los recursos humanos, de vosotros depende ir colocando a cada uno en su sitio.
Suerte y un abrazo.
Hola Belkis:
ResponderEliminarSí, esa es una paradoja de la vida. Es como cuando se pide que alguien tenga experiencia pero si no se da la oportunidad nunca se tiene experiencia. Le has dado un giro inesperado a mi entrada que la ha enriquecido.
Gracias por las felicitaciones.
Un abrazo.
Hola Pablo:
ResponderEliminarEsa es la terrible injusticia que todo seleccionador debe saber que comete, que no siempre ha de contratar al mejor sino al más adecuado. Todo un arte imperfecto.
Coincidimos en los temas de nuestras entradas ¿será un acto reflejo?
Un abrazo y muchas gracias a ti también. Por cierto, felicidades por lo de papá que también te toca ;-)
Hola E. Hormigos:
ResponderEliminarTe doy la bienvenida. Tienes razón, por aquí comentamos hace unos meses eso de lo resbaloso que resulta dar las cosas por entendidas. Las tres que mencionas son buenos ejemplos. Bueno, lo del sentido del humor es un pelo más discutible porque hay algunos que ya se ve que carecen por completo de él.
Muchas gracias por asomarte y por tu comentario. Vuelve cuando quieras.
Un saludo.
Hola Diego:
ResponderEliminarAgradezco que hayas roto tu descanso para comentar. Un seleccionador que no sabe responder las preguntas de un candidato es lo mismo que un portero de futbol con artrosis, más vale que se dedique a otra cosa. Hay candidatos que hacen tan buenas preguntas que logran meter goles, pero eso casi siempre juega en contra suya, estoy de acuerdo.
Menos mal que decidiste seguir tu camino por otros derroteros si no hoy no estaría Di Towanda ;-)
Muchas gracias, un abrazo y hasta pronto (espero).
Hola Bakar:
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado. Como dice María, un poco más abajo también depende del momento que esté pasando uno, pero desde luego tirarse a todo lo que brilla sin saber en qué charco te metes es mala política, en eso estoy completamente de acuerdo.
Muchas gracias. Un abrazo.
Hola María:
ResponderEliminarTu línea de comentario me parece muy adecuado. Depende de la circunstancia por la que se esté pasando. Si estás en estado de necesidad poco te importa si el zapato te va a sacar callos.
En cualquier otro caso, y admitiendo que el ejemplo del pie es muy bueno, el papel de un seleccionador es saber preguntar por cómo es ese pie e intuir si se adaptará a la horma. Nada produce más frustración a ambas partes que cometer un error de contratación, en ese estaremos de acuerdo.
Gracias por tu felicitacíón, lo que no he entendido es lo del "cargo".
Besos y buen fin de semana.
Hola JLMON:
ResponderEliminarJolines, me ha gustado que te hayas fijado en la primera parte de la entrada. En efecto, patético y eso que van con la mejor voluntad los angelitos.
Y respecto a la segunda parte, vale, admitimos wamba como metáfora creativa. Por la paz del mundo bien vale un avemaría.
Un abrazo.
Hola María Jesús:
ResponderEliminarY que lo digas. Zapatero a tus zapatos. Muchas gracias a ti por acompañarnos tan a menudo. Y feliz primavera.
Hola Mercedes:
ResponderEliminarBueno, eso depende de nosotros y de un montón de circunstancias aunque en esencia la pregunta inicial me parece muy adecuada. En lugar de preocuparse tanto de dónde y qué estudiar habría que hacerlo por de qué quieres trabajar. Donde, eso ya es más complicado.
Muchas gracias por tus visitas. Te debo visitas.
Un abrazo.
Hola de nuevo, Josep:
ResponderEliminarBueno, mi felicitación era por el día de tu santo y lo del "cargo" era por ser padre, por aquello de no hacer tantos días "comerciales", porque padre se es las 24 hras. del día de todo el año y hasta la eternidad.
Y estoy de acuerdo con lo que dices del seleccionador y saber si la "horma" se ajusta al "pie", pero estaremos también de acuerdo, que ya que conoce el producto, debería ser "honesto" con lo que promociona y no vender un "outlet" a precio de temporada, ni una "horma" estrecha a un pie ancho, solo por el interés de vender. De la misma forma, los pies también deberían reconocer su propia anatomía y no empeñarse en lucir zapatos de "tacón alto y fino" cuando saben que ni pueden, ni saben caminar con ellos. Aún así, errar es de humano y hasta los sabios se equivocan. Corre por la red una anécdota sobre Einstein y sus zapatos que, si no la conoces, te la recomiendo. Este es el enlace:
http://aldea-irreductible.blogspot.com/2010/02/el-zapato-perfecto-segun-einstein-1952.html
Buen fin de semana, Josep.
Besos
Hola María:
ResponderEliminarGracias por la aclaración. No, si la cosa era lógica pero no caí (se ve que me estoy haciendo mayor). Mi hija está en Canadá en busca de su destino, así que la echo de menos.
Estoy completamente de acuerdo con lo que comentas de la honestidad. Parece que debería darse por entendido pero no es así en muchos casos. Conozco gente que se dedica a esto y lo es y otra que no, o mejor, que trata de informar más a o menos claramente al candidato de que a donde va no es precisamente un lecho de rosas pero es que muchas veces los propios candidatos no se percatan de esas señales.
Como en todo, hay de todo.
Corro a ver lo de Einstein.
Muchas gracias de nuevo.
Hola Josep;
ResponderEliminarHacía tiempo que no me pasaba por tu blog y la verdad es que tengo cierto sentimiento de culpa porque siempre aprendo algo.
Sobre el tema de hoy, mi punto de vista -especialmente cuando ya llevas varios partidos jugados a tus espaldas- es la de "olvidarse" de las máscaras y jugar con la mayor franqueza posible. Esto tiene varias ventajas:
La primera, la de sentirse bien uno consigo mismo.
La segunda, la de estar seguro (me refiero en una hipotética entrevista de trabajo -aunque todos hemos hecho lo contrario-) de que el puesto y la cultura de la futura Organización "encaja" al máximo cn nuestro perfil, espectativas, manera de hacer, etc....
Y la tercera (la de menos-es broma-) es ayudar al entrevistador en su trabajo.
Hace ya tiempo que "no miento" y me siento mucho mejor.
De todas maneras -y no te sientas aludido, porque por las preguntas que hacías como entrevistador, estoy seguro que eras de los excelentes- tendrás que reconocerme -lo he vivido- que hay seleccionadores que buscan "enganchar" a tres candodatos para poder facturar lo antes posible al cliente, despreocupándose de la carrera profesional del candidato, de si encajará en la cultura de la empresa, etc.......gracias
Hola Josep, es mi primer visita, la verdad es que me ha gustado mucho la entrada.
ResponderEliminarCoincido con "zapatero a tus zapatos", el resto creo que es tan caso por caso...
Fijate que cuando relatas la última parte del post, dices que el postulante casi ni se fija en si se adaptará o nó al nuevo lugar, se me ocurre que tiene que ver que está tan interesado en demostrar que él es el indicado para el puesto que solo piensa en agradar y no en que le agraden.
Pienso que a veces las cosas son un poquito mas faciles cuando uno se conoce y sabe lo que quiere, no de mentiritas, sino de verdad.
Pero tambien se que la mayoria de las veces eso llega con los años, cuando uno se da cuenta que es mucho mejor mirar para adentro y conocerse...
Gracias a Dios los jóvenes cada vez se preguntan mas que quieren (cuando pueden).
Vuelvo pronto, un abrazo muy fuerte, Mirta
Felicidades Josep:
ResponderEliminarOcurre con demasiada frecuencia lo que comentas. Por poner un ejemplo, no hay más que fijarse en muchas cartas de presentación que son todas iguales, párrafo por párrafo y que ya dice mucho de los candidatos. Quizas porque les han enseñado a ser de manual y estoy convencido de que si muchas veces no preguntan es por pudor y ser políticamente correctos ya que se la juegan en unos minutos. Además, a veces, hay que calzarse unos botines, y otras unos mocasines, aunque hay gente que le da lo mismo lo que tengan que calzar porque en su ánimo no está ni perdurar ni aman su trabajo.
Por otro lado, algunos seleccionadores (también de manual), si les hacen preguntas, no las contestan o lo hacen con evasivas con lo cual el proceso no sirve a ninguna de las partes.
Un tema muy interesante este que nos propones hoy.
Un abrazo
Me reservo mis dudas de si no es cierto en totalidad eso de que el hábito hace al monje. ( colabora).
ResponderEliminarEs dificilísimo conocerse así mismo, hacer la reflexión profunda del deseo de cambiar de trabajo y no considerar tan sólo la parte crematística, pero afortunadamente, sé, que pocas, o muchas ( yo conozco pocas) que han luchado por encontrar el puesto de trabajo que siempre querían y para el que se había preparado intelectualmente. No sólo prima el dinero.
Josep siempre consigues que haga un viaje a mi interior y eso que a priori tu trabajo está lejos de mi.
Un beso
¡ Hola !
ResponderEliminarMe ha encantado lo de Vargas Llosa :) Debe ser porque también -razones desconocidas- siempre me ha caído bastante mal :((
Los zapatos y las peguntas, dos puntos a los que voy a darle alguna vuelta :)
quise decir "preguntas" obviamente :)
ResponderEliminarHola Josep..., este post me ha recordadoa las charlas que tenia con mis dos amigos de siempre, universitarios y con carrrera que se mueven en esos mundos similares a los tuyos. uno de ellos me decia que ya llevaba 5 años en la misma empresa y que era tiempo de cambiar, pero cambiar porque si..., imagino que para mejorar, pero yo entendí que tenia que cambair de empresa por eso, por que si, algo asi como si la antiguedad en una empresa actual se asociara a la falta de espiritu de superacion o algo así.
ResponderEliminarSiguiendo tus palabras cuando dices que uno siempre piensa que la otra empresa será mejor que la mia pongo el ejemplo de mi hermana pequeña, que detesta su puesto de trabajo en el Metro de Valencia. Hablamos mucho del tema y yo siempre le digo que el problema es ella y que la gente solemos ser igual de bordes bajo tierra que en la superficie.
Hay veces que los zapatos nos aprietan un poco..., mi padre se hizo unas hormas que empotraba en esos zapatos algo prietos..., con el tiempo podía usarlos, no eran perfectos pero podia caminar sin dolores, eso si, tenia que caminar él, los zapatos no lo hacian por el como las botas de siete leguas que calzaba el fabuloso gato.
Hola Manuel:
ResponderEliminarUn placer volver a verte por aquí. Comentas una cosa que me parece muy importante como es la poca necesidad que se tiene de mostrar máscaras a partir de cierto momento. Se diría que eso sólo sucede cuando nos conocemos lo suficiente y nos aceptamos. Entonces parece que no precisamos más que mostrarnos como somos y si gusta bien y si no también.
No me he tenido nunca por un seleccionador excelente ni mucho menos, en especial cuando se trataba de incorporar gente a mi organización pero como soy de los que piensa que las personas olvidan con suma facilidad las cosas que no le gustaban en su anterior empresa pero busca encontrar en la nueva lo que les gustaba de la anterior, siempre me ha parecido necesario saber esa última parte. Esa y que sepan contestarme qué pesa más si un kilo de hierro o de paja.
Lo que comentas de presentar pronto candidatos para presentar factura no digo que no pase, pero eso es malísimo y la seguridad de que no te volverán a contratar.
Muchas gracias por tu comentario que, más allá de su sinceridad, denota que te conoces y que no estás dispuesto a renunciar a ti. Enhorabuena.
Recibe un cordial saludo.
Hola Luz del Alma:
ResponderEliminarBienvenida a este rincón al que deseo que regreses con frecuencia. Veo que te mueves en la misma clave que Manuel, así que ya estoy de acuerdo con ambos. Cuanto más se conoce uno más procura asegurarse de que va a sentirse cómodo y por eso hace las preguntas adecuadas.
Cuanto antes aprendan a hacer eso los jóvenes, mejor para ellos, si bien es cierto que al menos en las dos primeras empresas en las que trabajen tampoco está de más que se lancen para perder la pelusilla y aprender lo que significa el mundo del trabajo.
Muchas gracias por pasarte y dejar tu testimonio.
Vuelve cuando quieras. Un abrazo.
Hola Fernando:
ResponderEliminarQué razón tienes en la uniformidad de las candidaturas, aunque no les echo la culpa a los candidatos sino a la enorme desorientación en la que no sólo se encuentran sino a la que les sometemos los que les damos consejos.
Una vez recibí un curri super original y sin complejos. No era lo que andábamos buscando y por eso no entrevisté a esa persona pero me quedé con las ganas.
Por lo demás, parece que todos los actores que participamos en un proceso de selección no aprendemos que en todos los casos, una entrevista de selección es una oportunidad única para explorar y, en cualquier caso, una forma de concerse mutuamente bastante a fondo.
Un abrazo.
Hola Camy:
ResponderEliminarEso de conocerse a sí mismo en el peor de los casos, es una cuestión de tiempo. No obstante, cuanto antes aprendamos mucho mejor. Y conozco a no pocos jóvenes que parecen conocerse bastante bien. No puedo explayarme demasiado en lo que significa y cómo logra uno conocerse, quizá es un camino que cada cual anda a su modo y con resultados desiguales. La necesidad y los contratiempos hacen mucho, creo.
Un tema complejo, en cualquier caso, de eso no hay duda.
Me encanta que te pases por aquí.
Un beso.
Hola jd roman:
ResponderEliminarBueno, a mí tampoco me entusiasma Vargas Llosa como persona aunque como escritor lo tenga entre los mejores.
Cuando tengas respuestas a los zapatos y las preguntas, espero que las compartas ;-)
Como decía Marti i Pol, en el fondo todo es sencillo, como en un cuento amable.
Un saludo.
Hola Pedro:
ResponderEliminarUn placer volver a verte por aquí. Estoy bastante de acuerdo con lo que dices. El mejor motivo para cambiar de empresa es cuando uno cree que su ciclo ahí se ha terminado, cuando no se puede aprender más o cuando se ha perdido la ilusión. Claro que eso normalmente sucede coincidiendo con una fase de mayor acomodamiento en la vida y es por eso que muchas veces uno no se escucha a sí mismo y pasa a ser uno más de los muchos "ausentes" de la empresa, que están en cuerpo pero no en mente.
Muchas veces eso no es tanto culpa de las empresas como de las personas, aunque comprendo que dicho así puede parecer una simpleza.
Con la que está cayendo, está claro que el ejemplo del zapato ajustado o no parece una broma de mal gusto. Hoy en día todo el mundo tiene que pasar de si tiene juanetes, pero ya nos entendemos.
Ya ves, la parte más marginal de la entrada es la que al parecer ha merecido la mayor atención de los comentaristas.
Un abrazo y me alegro de volver a verte por aquí.
Sí, pero el hecho de querer cambiar (con el esfuerzo de adaptación que ello supone, ya es importante...), porque a mí como dice Labordeta en una de sus canciones "me brota la pereza..." tal vez, porque la experiencia es un grado y sabes que si no son unas cosas las que te agobian, serán otras, pero que la empresa ideal no existe.
ResponderEliminarHola Josep:
ResponderEliminarPues mira por donde una vez más comparto ideas y experiencias. Resulta que a veces llevamos a algunas presentaciones a empresas que han tenido una experiencia "güay". Por lo general son muy malos comunicadores, por lo que el efecto deseado no se produce.
Y es que es muy difícil aquello de "ven y cuéntalo" que decía el eslogan para el turismo en Euskadi. Sí, en eso del turismo igual "cuela", pero yo no me fio de cualquiera. Hay personas cuya opinión no me da ninguna confianza, por lo que suelo hacer justo justo lo contrario de lo que me aconsejan.
Un abrazo.
Hola Malvada Bruja del Norte:
ResponderEliminarEn mi opinión, los humanos nos movemos por ciclos. Cuando uno se acaba lo sabemos perfectamente aún en el caso de que decidamos que nos quedamos como estamos que para eso está el libre abedrío.
Las personas que deciden cambiar de trabajo lo hacen por múltiples razones pero si dan ese paso han de tener claro dónde se meten y, en la medida de lo posible, recabar la información necesaria para saber dónde se meterán y si su pie encajará o no en el nuevo zapato.
Por otra parte, también respeto a quien nunca da ese paso de cambiar teniendo oportunidad para hacerlo, aunque eso le reste un poco de credibilidad a la hora de explicar lo mal que lo pasa en su trabajo actual.
Un abrazo.
Hola Javier:
ResponderEliminarMe alegro que te hayas detenido en esa parte de la entrada y que coincidas con mi visión. Creo que a veces incluso se llega a quemar un cartucho muy valioso que de otra forma podría hablar muy bien de nosotros sin necesidad de exponerlo en público.
Lo que sucede es que en estos tiempos de zozobra, se echa mano de todo lo que uno cree que le beneficiará, lo cual es humano pero al mismo tiempo un error. Coincido contigo.
Un abrazo.
¿Es posible irse de este mundo sin haber encontrado zapatos de tu talla? Porque hay quien lo mismo se tira toda su vida descalzo. Mi pregunta es: ¿hay zapatos para todos?
ResponderEliminarHola Domingo:
ResponderEliminarHombre, posible sí, probable no si es que uno se ha puesto a buscarlos de verdad. Ahora mismo no hay zapatos para todos, en concreto faltan para un 20% de la población, eso es obvio, aunque mi análisis no iba por ese lado, sino por el de no tirarse a todo lo que brilla pensando que los motivos por los que fue infeliz en su trabajo anterior quedarán atrás sin más. De ahí las preguntas que hacía a los candidatos que habían trabajado antes en otros lugares. Cuando no tenían experiencia anterior me limitaba a hacerles preguntas de lógica y de sentido común.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Hace años, por complacer a un cliente que se empeñó en ello, le acompañé a un extraño "seminario de la risa" (eran los 80...)
ResponderEliminarÉramos unos 30, y una de las primeras cosas que nos pidieron es que escribiésemos en un fólio 10 cualidades que creyésemos tener y 10 defectos. Me sorprendió comprobar como absolutamente todos escribimos los 10 defectos sin dificultades y sin embargo no hubo forma de terminar las 10 supuestas cualidades. Ninguno lo conseguimos.
¿Falsas modestias? ¿naturaleza humana?
Así es que supongo que a pesar de los años que llevas en el tema de Recursos Humanos, entiendo que debe de costar lo suyo, sacar a flote, la parte positiva del "candidato" que tengas que analizar.
Vivimos en un mundo falto de autoestima Josep y así nos va muchas veces.
En fin...
Hola Cristalook:
ResponderEliminarVerás. Una vez el presidente del banco para el que trabajaba y yo entrevistamos a un candidato "de campanillas". Nos relató su dilatada formación que había completado en USA y su también dilatada experiencia profesional. Cuando finalizó la entrevista y le despedimos, el presidente me pidíó opinión. Como venía muy recomendado no me atreví a dársela de forma asertiva, así que me inventé una perífrasis y le dije: Este hombre ha pasado por Estados Unidos pero Estados Unidos no ha pasado por él.
Buenos candidatos puede haberlos, lo difícil es encontrar a aquél que uno considera que será feliz en su puesto de trabajo. Eso es lo que al final determina quién debe ser el próximo fichaje.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Al final, lo que importa de un candidato (sin obviar sus cualidades técnicas) es su capacidad de integración, que sea capaz de conectar con la Organización y que haga el proyecto como algo "suyo". No es eso algo parecido a obtener la felicidad.??? (por lo menos en el ámbito profesional). No se donde leí, que la gente feliz, trabaja más, vive más años y permite transmitir esa felicidad a los colegas que le rodean.
ResponderEliminarHola Manuel:
ResponderEliminarEn efecto, coincido contigo en que al final lo importante es que un candidato crea en el proyecto, lo haga suyo y a partir de ahí obtenga satisfacción. Eso ya es muy dífícil de detectar a veces en una entrevista o dos y ahí reside una de las primeras dificultades de quien selecciona, pero es que además hay que escoger el que mejores cualidades tenga.
He asistido a momentos en los que un seleccionador siente dudas trascendetales acerca de qué candidatos presentar al cliente en su terna final por esos motivos.
También es verdad eso que dices que la gente que es feliz vive más y dado el tiempo que permanecemos en el trabajo esa porción de felicidad tiene muchísima importancia.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.