18 de junio de 2010

Capitán Scott


En el imaginario de los esforzados exploradores de principios del siglo pasado, la expedición del capitán Scott al Polo Sur guarda un lugar preferente tal vez porque cumple la triple condición de épica, fracaso y tragedia. Por ese motivo, diversos autores han revisitado esa epopeya oscilando desde la admiración al revisionismo. El liderazgo de Scott y no sólo en términos de éxito final que no se produjo, ha sido cuestionado más que alabado aunque como siempre sucede, es más fácil juzgar que ser juzgado.

La lucha por ser el primero, que en eso consistía el verdadero reto de Scott, no en llegar al Polo Sur usando unos medios que hoy nos parecerían rudimentarios, fracasó por varios motivos. El determinante fue que el noruego Amundsen se le adelantó un mes y los accesorios que escogió una ruta sumamente arriesgada, que ese “verano polar” fue sumamente frío y que se equivocó en la elección de los animales de tiro y el uso de trineos mecánicos, toda una innovación completamente inútil con la tecnología disponible en ese momento. El resultado fue que Scott junto a sus cuatro últimos compañeros perecieron de hambre, fatiga y frío a pocos metros de la salvación mientras que otros siete sobrevivieron porque el mismo Scott les ordenó que regresaran a medio camino cuando empezaba a escasear las provisiones.

Esta historia, estoy seguro, puede resultar indiferente para muchos. Si no tenemos afán explorador o no somos sobrinos nietos de Scott o de cualquiera de sus acompañantes, debería dejarnos fríos porque los eventos, en sí mismos, son neutros, y en cualquier caso, les pasó a ellos. Si no es así, si a pesar de no ser nada de lo anterior somos capaces de entender y en parte hasta vivir el sufrimiento de esos hombres que, al mismo tiempo, fueron tercos, abnegados, negligentes y unas cuantas cosas más, es porque asociamos esos eventos a un conjunto de emociones, y aunque no hayamos estado nunca en la Antártida, somos perfectamente capaces de imaginar el frío que sintieron y el resto de calamidades por las que tuvieron que pasar. Eso es así porque insisto, los eventos en sí mismos son neutros y sólo cuando los unimos a una o varias emociones quedan fijados en nuestra memoria.

Este mecanismo es el que funciona para fijar conceptos en el aprendizaje. No aprendemos (ni mucho menos aprehendemos) todo lo que se nos enseña, sino sólo aquello que despierta en nosotros emociones y más aún empatía. La historia se aprendía mejor si uno era capaz de ponerse en la piel de los protagonistas, las matemáticas eran pan comido si conectábamos con la lógica del razonamiento, el latín era comprensible si nos imaginábamos vestidos con la toga de los senadores romanos y la literatura era como un parque de atracciones si nos decidíamos a tomar asiento en las vagonetas junto a los autores deslizándonos por las pendientes de los relatos que escribieron para nosotros. En caso contrario, si no nos identificábamos para nada, si nos mostrábamos apáticos, el fracaso estaba cantado. Las asignaturas pasaban por nosotros pero nosotros no pasábamos por ellas. Igual sucede con los eventos sin emoción.

Sin embargo, pienso que la expedición de Scott nos deja otras enseñanzas. Podemos imaginar ese viaje en el que ahora nos vemos embarcados en un cascarón tambaleante y no precisamente para saciar nuestra sed de aventuras. Esta larga crisis por la que atravesamos, por ejemplo. Tal vez nunca hubiéramos querido que pasara pero pasó y el objetivo que nos tenemos que fijar ¿cuál es? ¿Ser los primeros en salir o simplemente salir vivos? ¿De quién es la responsabilidad de regresar sanos y salvos, únicamente de nuestros gobernantes o sobre todo de nosotros mismos? ¿Haremos como Scott que no llevó perros para no tener que matarlos para que los otros perros pudieran comer o estaremos dispuestos a aceptar pequeños, medianos y hasta grandes sacrificios? ¿Cuántos de nosotros regresaremos o moriremos en la orilla? Y sobre todo, ¿cómo seremos cuando esta pesadilla acabe de una vez?

Scott tenía una obsesión, que no era otra que la de llegar el primero. La meta para él no era sólo conseguir algo muy difícil sino hacerlo con prontitud para marcar su preeminencia. Su testosterona y un erróneo sentido del deber y el orgullo patrio fueron sus peores enemigos. Eso y que debido a que la expedición la había financiado en parte una sociedad naturalista se empeñó en recoger muestras del subsuelo hasta prácticamente el fin de sus días que, a la postre y además de su diario, fue lo único que se salvó. Catorce kilos de piedras que arrastraron añadidas al esfuerzo sobrehumano que supuso tener que empujar a mano sus trineos, equiparable a tener que empujar una bañera llena de agua por el desierto. ¿Haremos nosotros lo mismo?

Es fácil imaginar qué debieron haber hecho mejor esos exploradores una vez sabemos el resultado de su epopeya. A distancia y como espectadores, por supuesto. Ninguno de nosotros estuvo directamente implicado pero eso no es óbice para que podamos ser ahora unos magníficos planificadores de expediciones, si puede ser de otros, porque siempre es menos arriesgado dar consejos que aplicárnoslos.


No nos falta la información, disponemos de una tecnología muchísimo más desarrollada que podemos aplicar tanto a los GPS como a las prendas Gore-tex con las que podemos equiparnos para protegernos del frío y la humedad y tampoco es que la vida nos escatime retos equiparables a los de horadar con nuestra banderita lugares ignotos, por más que ahora éstos sean casi siempre mentales.

La expedición de Scott puede ser algo que no nos interese, un evento con el que no nos sintamos identificados o por el contrario, puede ser una fuente de sabiduría de la que aprender. Depende, claro, de nuestra empatía porque recuerdo, los eventos sin emoción son neutros.

De lo que no estoy tan seguro es que no nos resistiéramos a cargar, además, con catorce kilos de piedras, que me da que es a lo que mejor nos aplicamos algunos. Justo lo que no hizo Amundsen quien, como buen noruego, seguro que se llevó a la Antártida una buena provisión de Neutrógena que va bien para casi todo, hasta para comer en caso de necesidad.

34 comentarios:

  1. Creo que casi todos podríamos ser unos magníficos organizadores de esas expediciones, pero “del dicho al hecho hay un gran trecho”. Una cosa es organizar y otra participar… Por eso veo muy bien el símil que haces entre lo que fue la expedición del Capitán Scott, con la situación por la que estamos atravesando hoy día. Somos capaces de realizar aunque sea un mínimo de sacrificio con tal de obtener resultados satisfactorios para el conglomerado???? Opino que nos falta mucho más que emoción para ello.
    Siempre es agradable pasar por tu casa Josep.
    Un abrazo muy grande.

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  2. Buenos días Josep,
    fines y medios, eso es lo que yo leo. Para un determinado fin, marcamos un objetivo claro y bien definido,y siempre tenemos que tener en cuenta las posibilidades que nos ofrecen los medios de que disponemos. Obviamente el fin era posible, pero los medios no fueron los idóneos, así que el objetivo fue mal definido.
    En nuestra cruzada, tenemos que mirar de qué medios disponemos, una y otra vez, y ajustar el objetivo a la realidad, y no, la realidad al objetivo, que es como venimos haciendo hasta ahora.
    Saludos,
    pd. ¿que tal con una mano?
    cuidate.
    M.

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  3. A pesar de que fracasó, es una historia épica; tuvo sus errores, pero tiene un gran mérito, teniendo en cuenta los medios con los que contaba(probablemente muchos de nosotros no lo conseguiríamos ni con los medios de ahora :-).

    El gran reto, como dices, nos lo podemos aplicar a nuestra sociedad y a cada uno de nosotros. ¿Seremos capaces de conseguirlo?

    Por cierto, nunca había pensado en las asignaturas de la manera en que lo planteas, probablemente me hubiera gustado más el latín (que no se me daba mal, por otra parte) si me imaginase como senador romano :-)

    ¿Qué tal la lesión?

    Un abrazo
    Pablo Rodríguez

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  4. Me ha parecido muy interesante la historia de este explorador que te sirve como pretexto para reflexionar sobre la situación en la que nos vemos inmersos,felicidades!!!! ha sido motivador este post.
    Creo que lo importa en definitiva siempre es avanzar, el problema es que esa palabra, ese infinitivo tiene o puede tener muchos sentidos, según el que lo interprete. Para mí sería salir con el esfuerzo de todos sin pensar quien da más o quien llega primero. Creo en el trabajo conjunto y me fío poco del que quiere ser el primero/a en todo.
    Besos

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  5. Hola Josep..., conocia la epopeya de Scott, la tragedia..., y hoy por hoy sigo sin entender esa necesidad de ser el "primero en...", y sobretodo el primero en beneficios, en crecimiento, en cuota de mercado, en proyección, en contención de gastos.
    Hablas de tomar medidas, de admitir ciertas renuncias en nuestra gestión personal. Creo que ese ejercicio de autoexamen se dbería realizar si hemos especualdo, si hemos pecado de queres ser los primeros en todo lo arriba citado porque el momento economico así nos empujaba, así nos invitaba.
    Josep ya lo he dicho alguna vez, quizás lo ideal o recommendable en estos momentos es "llegar", mas o menos cansados, pero llegar.
    Pero el capitalismo empuja a acelerar la economia, a estrujar al obrero, a forzar las ventas..., en definitiva a desvirtuar una realidad incapaz de asimilar tanto consumo sin romper.
    Un saludo Josep.

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  6. Que Neutrógena ni ocho cuartos. El noruego asqueroso ese -que le hizo una jugada sucia a Scott- también se llevó en el trineo más perros que comida, para alimentar a algunos de sus perros con otros de sus perros. Scott llevó caballos en su segunda expedición, etc.

    Lo que nos pone ante la inevitable pregunta:

    ¿Puede haber Liderazgo SIN ética?

    Desde luego que puede haberlo ¿pero en que se convierte el lider que no tiene un comportamiento ético?

    ¿En que?


    Abrazo, Josep.

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  7. ahhh y una segunda pregunta:

    ¿cómo se mide el éxito?

    ¿por las cabezas que piso o los pisos que serrucho?

    Lo que nos lleva a la pregunta anterior...

    ¿En que se convierte un lider que hace eso?

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  8. juan Manuel Romero19 de junio de 2010, 0:58

    Hola Jose Julián,
    Gracias por invitarmea tu blog.

    Se me ocurre un comentario : La misión de Scott yo la enmarcaría en un sentimiento profundo y vital de la naturaleza humana : La competitividad =uno de los vectores del desarrollo de nuestra sociedad.

    Un abrazo a todos,
    Juan M Romero

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  9. Hola Belkis:
    La diferencia es que Scott escogió su destino mientras que nosotros estamos embarcados en una aventura que no escogimos. La cuestión es saber cuáles son los sacrificios que estamos dispuestos a pasar para llegar a buen puerto o a cualquier puerto para sobrevivir.
    No es que sea una cuestión oculta, lo vemos todos, pero por si acaso no confiemos sólo en lo que las autoridades determinen sino seamos conscientes de la parte que nos toca a nosotros que es la principal.
    Muchas gracias por tu comentario.
    Un abrazo grande.

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  10. Hola MaS:
    Completamente de acuerdo. El primer sacrificio consiste en redefinir el objetivo y el segundo en dosificar los medios (cada vez más escasos) de que disponemos. Cuando uno tiene que redefinir su objetivo es porque se da cuenta de que sus medios no alcanzan, pero casi siempre nos damos cuenta cuando una buena parte de los recursos se han consumido.
    Muchas gracias por tu comentario. El brazo va mejor pero me cuesta mucho escribir y a mano no puedo más que como un parvulito.
    Un abrazo.

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  11. Hola Pablo:
    En el caso de Scott lo que no le faltaba era experiencia porque había hecho expediciones polares. Lo que le pudo fue su afán de llegar primero. Como dice MaS tuvo un problema serio de no adecuar sus recursos a su objetivo, o mejor dicho, de no contar con recursos alternativos a los tractores mecánicos o a no llevar perros en lugar de caballos siberianos. Si lo hubiera logrado hubiera sido un avanzado a su época y es que a veces la distancia entre el éxito y el fracaso depende de cosas como estas.
    Por si acaso y haciendo un simil con lo nuestro, a lo mejor no nos hace falta cargar con todos los muebles sino elegir lo que llevaremos en el espacio de un 600. Pura selección natural por evaluación de recursos, lo de siempre.
    El brazo escayolado permite explorar las habilidades de la mano izquierda. Todo un descubrimiento de aprendizaje que me convierte en casi autónomo menos para escribir... de momento.
    Muchas gracias por tu comentario y por tu interés.
    Un abrazo.

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  12. Hola Ginebra:
    Avanzar sí, pero con un objetivo. Una vez definido este, que tal vez en estas circunstancias deba ser de mínimos, lo importante es lo que dices, contribuir cada uno con sus posibilidades y da igual llegar el primero o el último, la cuestión es llegar aunque en este caso no tengamos clara la duración de esta maratón. Al menos Scott sabía donde estaba el polo sur pero nosotros me parece que no lo sabemos. Sólo que es una larga noche en la que en algún momento tiene que salir el sol. Pura épica con un montón de víctimas por el camino.
    Besos.

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  13. Hola Pedro:
    Por desgracia, el sistema siempre hace que quien más tiene que sacrificsrse sea quien menos culpa y menos recursos tiene. Tal vez de eso debíeramos sacar consecuencias... una vez más.
    Dices algo en lo que creo firmemente, lo importante es llegar no ser el primero y diré más, si llegamos un poco después por haber tenido que echar una mano, todo eso que llevamos.
    Un abrazo.

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  14. Hola Myriam:
    Tu postura pro Scott ha quedado perfectamente clara aunque la historia premia a quien tiene éxito, en este caso Amudsen. Scott ha sido muy criticado por su liderazgo, obviamente se equivocó y lo que me pregunto es si el objetivo valía la pena y si lo valía si tuvo la visión de un líder en el sentido de hacer lo necesario para garantizar la supervivencia de su equipo.
    Un abrazo.

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  15. Hola Juan Manuel:
    Gracias a ti por participar con tu comentario. Apuntas a un elemento clave como es la competitividad como palanca de avance y desde luego lo es, la cuestión es que un líder debe contar con planes de contingencia y cuando estos fallan saber dar la vuelta para tratar de intentarlo de nuevo. Esos planes de contingencia estuvieron mal calculados y es lo que más se le achaca. Ojalá no nos pase lo mismo a nosotros en nuestra travesía porque si no, no habrá una nueva oportunidad.
    Muchas gracias y espero volver a verte de nuevo.
    Un abrazo.

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  16. Hola Josep:

    llegar el primero, ser el primero, ¿pero con qué objetivo? Como apuntaba MaS, definir el objetivo acorde con los medios es fundamental, pero no olvidar nunca que a pesar de contar con los medios no se cubren los objetivos.
    por otro lado no creo que el fin justifique los medios como decía el amigo Maquiavelo, auqnue desde un punto de vista de efectividad pueda ser cierto.
    Un abrazo y espero que pronto puedas escribir con normalidad.
    un abrazo

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  17. Me he leido casi todo sobre las exploraciones polares desde joven así como un montón de libros de alpinismo y es que el reto atrae y lo que hay detrás más.
    Lo último que he leido ha sido CHERRY, VIDA DE UN EXPLORADOR de SARA WHEELER, te lo recomiendo.
    Cuidate

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  18. A Scott, en su aventura, aunque tenía identificado el objetivo, ese afán de llegar el primero, le perdió.
    En nuestra particular aventura de hoy, todavía no tenemos muy claro el objetivo. Los "patrocinadores" de la aventura (es decir, los causantes del desaguisado), permanecen escaqueados y continúan entorpeciendo la búsqueda del equipamiento necesario para realizar la travesía con éxito. Por otra parte, cuentan con "aliados" entre los expedicionarios, que lastran notoriamente el equipaje y hacen más penosa la travesía. Y por si fuera poco, el interés máximo de los participantes, no es unir esfuerzos. Cada uno tira por su lado.
    Eso sí, a los "perros" que tenemos que tirar de los trineos, se nos exige mas esfuerzo con una ración menor de alimento.
    Un abrazo.

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  19. Hola JLMON:
    Gracias por la referencia del libro. Confieso que nunca he sido un apasionado de este tipo de lecturas pero lo voy a comprar para mis lecturas de verano.
    Un abrazo.

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  20. Hola Armando:
    Estoy completamente de acuerdo con tu postura y conecta con el fondo de mi post. Tu conclusi´´on tambi´´en me parece muy acertada y resume perfectamente mi sentir al respecto.
    Muchas gracias por asomarte y dejar tu comentario.
    Un abrazo.

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  21. Complejo esto de querer ser los primeros y lo del orgullo patrio que mencionas.
    A mi tampoco es un mundo que me apasione, pero hace unos días Edurne Pasaban, alpinista vasca, se hizo el último de los 14 ochomiles que parece que hay, y aquí fue muy sonado. Por poco, pero le ganó una coreana. O sea, que es la segunda alpinista que lo logra.
    Nunca he entendido lo que pasa por la cabeza de esta gente y mira que hay montañeros en este país.
    Un abrazo.

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  22. Paso a dejarte un abrazo y a desearte una muy buena semnana, amigo.

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  23. No es que esté a favor de Scott, JOSEP, simplemnte y eso sí, estoy EN CONTRA de lideres Maquiavélicos como Admusen. Nada más.

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  24. Hola Fernando:
    Perdona pero involuntariamente me había saltado la respuesta a tu comentario.Ya sabes que las disquisiciones entre los fines y los medios es algo que no tiene fin, aunque sólo sea por aquello de si la botella está medio llena o medio vacía y además, ya sabes que eso provocó un cisma así que dependiendo de qué lado quede uno la cosa la ve de una forma u otra. Personalmente no tengo dudas y cuando he tenido que hacer lo contrario en aras a la efectividad, que alguna vez lo he hecho, me he castigado sin postre.
    En cualquier caso, y en nuestro particular periplo, ya está caso que no seremos los primeros y aunque seamos los últimos, al menos que podamos contarlo porque sigamos vivos. En ese empeño estamos y mal que bien de momento lo vamos consiguiendo aunque hasta el final todo es rabo.
    El brazo pesa una barbaridad y desanima lo suyo tener que escribir así, pero no será eso lo que me detenga y cada día falta un día menos.
    Un abrazo.

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  25. Hola Javier:
    Bueno, el caso de Edurne también da para escribir un poco porque tampoco acabo de entender ese afán por ser la primera en coronar todos los ochomiles pero si era su ilución y no hizo daño a nadie, nada que objetar.
    Tampoco sé el placer que sacan a pasar tantas penalidades y a ir perdiendo dedos por congelación pero cada uno es cada cual.
    Un abrazo.

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  26. Hola Myriam:
    Has hablado alto y claro. Recibido.
    Un abrazo y feliz semana también para ti.

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  27. Hola Josep:

    Sobre los líderes y liderazgos aún tengo muchas cosas que pensar, porque a pesar de tan "buenas referencias" tengo mis peros respecto a qué tipo de líderes hay que seguir, a cuales no y en qué medida ser "liderado", por algunos, no es una alienación encubierta bajo términos modernos, que paraliza nuestra propia percepción y aturde nuestro criterio. No me refiero a la teoría, sino a la práctica, porque hay cada líder, mezcla de singermorning, areneitor y Scott, del que mejor salir huyendo.
    En cuanto a esta crisis, es una expedición "a no se sabe dónde, ni cuando, ni cómo", pero en la que no hay excedentes de cupo y nos toca a todos.
    Lo que si me preocupa es que hay como "seres indefinidos" interesados en irnos cargando la mochila con piedras "sin valor", pero con peso, que no solo nos debilita sino que nos amenaza con "hambre" y grandes posibilidades de "ahogamiento".
    Y con esto no me refiero a una “confabulación interplanetaria”, sino al “miedo a” que se ha instalado entre nosotros y al que algunos alimentan con grandes dosis de “falso altruismo”.
    Ya que no podemos escapar de esta “peregrinación hacia lo desconocido" espero, al menos, que podamos seguir siendo dueños de nuestros pies y nuestras huellas. Y como dice el refrán “Arrieritos somos y en el camino nos encontraremos”.
    Un beso, Josep y que la recuperación sea llevadera.

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  28. Hola María:
    En épocas convulsas sucede con los líderes como con el puebo hebreo, que de repente les dió por adorar becerros de oro. En esta encrucijada en la que nos encontramos como sociedad el problema que tenemos es que no encontramos líderes inspiradores por ninguna parte y los que están llamados a ello nos señalan direcciones contradictorias. Es imposible que todas nos lleven a buen puerto o que lo hagan a tiempo. El descrédito es tal que, al final sólo nos quedan dos recursos: nuestra intuición y nosotros mismos que, al final, igual son uno solo.
    Las alforjas llenas de piedras creo que es una buen metáfora. Dices que nos las cargan con el peso suplementario del miedo y creo que dices bien. Sin embargo, el miedo, cualquier miedo, es interpretativo lo cual no supone ningún consuelo, sino más bien todo lo contrario.
    Volviendo a lo de los ídolos, estos aparecen en todo momento pero preferentemente cuando estamos desnortados. Personalmente comprendo esta actitud aunque no la comparta. Y en la medida de lo posible, quiero seguir uniendo mi destino con aquellos con los que me sienta más que cómodo, en comunión. Sin garantías de nada, pero con el consuelo de que nos tenemos unos a otros.
    Muchas gracias por tu aportación enriquecedora y un abrazo.

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  29. Hola Josep,

    Hay a quien no le gusta Mecano, pero a pesar de eso invito a todos a escuchar "Héroes de la Antártida" en Spotify: http://open.spotify.com/track/6L4pf2FdF58MgomCN6IhQN

    Hay un detalle impresionante en las dos últimas líneas de la letra e la canción (ay, la dichosa puntuación):

    - "¿Quién se acuerda del Capitán Scott, Evans Wilson, Bowers y Oates?"
    - "¿Quién se acuerda del Capitán Scott? Evans, Wilson, Bowers y Oates."

    No sé, a mí se me saltan las lágrimas cada vez que la escucho. Hale, a echarle narices para no morir "como un inglés".

    Gracias una vez más, Josep. Un abrazo y un apretón de mano izquierda :-)

    Jaime

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  30. Muy interesante esta connotación de la expedición de Scott con la crisis actual y el peso que cada uno estemos dispuesto a arrastrar. La necesidad de ser la figura de Scott ( llegar primero, amor patrio,etc) se lo dejo a los políticos. Lo importante es llegar o salir en este caso, no interesa tanto ser el primero, pero desde luego importa no ser el último.
    Seguro qué salimos.El optimismo real también es necesario. No obstante algunos, muchos, se quedarán en el camino ¿ quiénes? aquéllos que ni tan siquiera les alcanza para comprarse prendas Goretex ni GPS.
    Un beso

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  31. Hola Jaime:
    Para serte franco, a pesar de conocer la canción no la asocié para nada en el momento de escribir la entrada pero creo que eres el segundo comentarista que la menciona.
    Los que no se han olvidado de Scott han sido los ingleses que le tienen reproducido en bronce muy cerca de Trafalgasr Square aún a costa de que tuviera que ser su mujer quien sufragara e incluso esculpiera su estatua. Por lo visto los ingleses de la época no concedieron el título de lord a Scott porque "no remató la faena" ni tampoco consideraron el suyo un mérito especial en ningún sentido. Como dice mi suegra, pa que veas ponte gafas.
    El brazo creo que evoluciona bien aunque esto de la escayola sea una tortura.
    Un abrazo y hasta pronto.

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  32. Hola Camy:
    Eso es, los que no tengan para goretex o GPS lo tienen crudo. Claro que igual se fundieron la pasta en cruceros o BMW's vete tú a saber.
    En cualquier caso y para no pasar tanto frío más vale que avancemos juntos para no perder calor.
    Un beso.

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  33. A ver...
    ¿menú de Neutrógena?
    -vale, lo acepto como primero
    pero... ¿y de segundo?


    Lo que está claro, es que en el triunfo hay siempre un componente de azar y suerte que nos escoge... o no...

    Dime a que sabe la Neutrógena, que estoy que no vivo...

    Sieejjjjjqueeeee!!!

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  34. Hola Cristalook:
    Me temo que cuando uno se ve obligado a tomar neutrógena como primer plato es que no hay segundo. Sabe a grasa, que es lo que es, pero con un toque aromatizado que lo hace más llevadero.
    Dicen que los supervivientes de los Andes comieron pasta dentífrica que no tiene ningún aporte vitamínico y por eso se tuvieron que comer unos a otros, cosa que no hubiera pasado con la neutrógena, eso sí, a dosis considerables.
    Estoy de acuerdo con lo del componente del azar en el triunfo, creo que ya lo expliqué en su día, pero básicamente consiste en entender la vida más como una serie concatenada de carambolas que como el simple destino que me parece más determinista, además de inmutable y eso no me gusta ni pizca.
    Un beso.

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