A principios de año, tuve ocasión de entrevistarme con uno de los hombres que más han creído en mí desde el punto de vista profesional y con el que, a pesar de que no nos vemos demasiado, estoy unido por un respeto mutuo. Silenciaré su nombre porque sé que no le gustaría que lo hiciera público por razones que enseguida se entenderán.
Me comunicó que tras muchos años de trabajo y después de algunos sustos que le había dado el corazón en poco tiempo, creía que le había llegado el momento de retirarse. No lo decía con gusto sino más bien resignado, porque nunca pensó que un motivo de salud marcara el colofón de su carrera.
Hablamos en esa ocasión de nuestras hijas. La suya, joven pero suficientemente preparada, trabaja para una multinacional española en la que apenas gana 800 € al mes. Estaba desolado. Uno de nuestros mozos, reflexionaba en voz alta, no cobra menos de 1.400 € y su mayor responsabilidad es llevar a lavar el coche del jefe una vez por semana.
Me preguntó sin palabras mi opinión y no supe qué contestarle. Mi hija gana lo mismo que su mozo pero tiene un trabajo de mucha más responsabilidad. Nos despedimos sin poder evitar un regusto de amargura.
Hace unos meses volví a verle. Me había citado para proponerme un proyecto para el que era necesario contarme las tripas de su organización. Enseguida me di cuenta de lo que pasaba: la empresa se renovaría en dos años y creía que muchos de los que quedaran no estaban preparados para afrontar los nuevos retos que suponen estos tiempos duros y globalizados. Les hemos malcriado, dijo. Seguro que volvió a acordarse de su hija y del mozo, pero no dijo nada al respecto.
Esa breve frase “les hemos malcriado” se me quedó grabada y se dio cuenta. Entonces me contó las reflexiones de Alfred Korzybski, precursor de la PNL (Programación Neuro Lingüística), acerca de que
el mapa no es el territorio aunque su aspiración sea parecérsele lo más posible. Según él, las palabras son mapas en tanto que describen algo, por ejemplo un objeto, pero nunca pueden aspirar a ser ese objeto, es decir, el territorio. Dicho de otro modo, quiso darse a sí mismo la oportunidad de estar equivocado y a mí de comprobarlo.
¿
Les hemos malcriado era lo más parecido al balance final de muchos años de ejercicio de la profesión? Si era así, qué triste. Pero acepté el encargo. Hoy, sobre mi mesa descansa el informe que recoge las conclusiones que no se alejan mucho de su punto de vista y que debo entregarle en unos días. Imagino la cara que pondrá.
Si el proyecto sigue adelante, nos quedan muchos meses de duro trabajo en los que será necesario picar mucha piedra. Él ya no verá los resultados porque estará retirado, pero el futuro de muchas de esas personas puede cambiar gracias a su generosidad y a la muestra de confianza con que nos hizo ese encargo envenenado.
En su caso el mapa sigue sin ser el territorio, pero se le parece mucho. Y bien que lo siento.
Ese "les hemos malcriado" es desolador y estéril si se queda en mera reflexión resignada, pero si se toma como trampolín para encarar el futuro con más tino y ánimo de enmienda no me parece un mal balance. Saber que hay un problema, diagnosticarlo y reconocerlo, es el primer paso para resolverlo, así que esa frase lapidaria tiene recorrido en la esperanza de un porvenir a mejor si se ponen los medios necesarios para que así sea.
ResponderEliminarSaludos Josep, entiendo como una obviedad esta aseveración de Korzybski, es tanto como decir que un cuadro no es lo que ves sino la interpretación que haces o experimentas al verlo. Pues igual con las palabras. Pero sin perder de vista que el territorio es una dimensión y el mapa una traslación "objetiva", y ambos conceptos son tan objetivos como subjetivos. Sentenciar con ese "la hemos mal criado", además de no gustarme, estoy en desacuerdo. La enseñanza, las costumbres, y los medios de que disponemos lo son por derecho propio, situándolos en el "territorio" en el que nos movemos. A nadie se le ocurre o como poco está muy ponderado que "disponiéndo" seas un ejemplo de ahorro, ese caso actualmente casi no se da. Quiero decir, que somos, lo que las circunstancias y nuestras aspiraciones nos proveen aunque SOLO SEA DE UN MODO COYUNTURAL, esa es la clave, no hay que olvidar que todos, absolutamente todos, hemos tenido y aprendido a ADAPTARNOS, esa facultad nos hace ser seres inteligentes, no la olvidemos. Salud.
ResponderEliminarCoincido en parte con el comentario de Denavegantes. Para mi la frase es una generalización que no pretende ir más allá. Como mucho es la expresión de una cierta frustación cuando al final de una carrera profesional uno hace balance y observa que el resultado de la obra colectiva en la que ha participado, no es el deseado.
ResponderEliminarPero si sirve para buscar soluciones de mejora, aunque sean difíciles y la largo plazo, bienvenida sea, ¿no?
Suerte con el proyecto!
Es de las entradas para mis escasas luces más sencilla y a la vez más completa. He comprendido de inmediato, ¡el mapa no es el territorio! por más que lo parezca. La patata caliente que te ha dejado esa persona que tan buen recuerdo guardas de él, la adivino pesada y más cuando adelantas que él, a pesar de que ya no estará, no andaba confundido.
ResponderEliminar¿Les hemos malcriado? me pregunto, además de en la empresa privada -pública,en la más importante ,en las cuatro paredes de la empresa del hogar. El que les hayamos dado la oportunidad de estar más que suficientemente preparados ¿ Hemos confundido el mapa con el territorio?
En septiembre te visitaré de nuevo. Disfruta de vacaciones.
Un beso
Hola Domingo:
ResponderEliminarEn efecto, la frase "les hemos malcriado" puede ser de doble dirección. En este caso tenía un propósito declarativo que nacía de las verdaderas ganas de corregir la situación, que en este caso parte de quien ya no va a estar en el futuro y que se dirige a quienes van a permanecer. Me pregunto cuántos empresarios o directivos harían algo parecido en las mismas circunstancias y la verdad es que no me salen muchos.
Sin embargo, hay un dato sumamente interesante en este caso. Emplear el "nos" asumiendo una responsabilidad ni única ni preponderante.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Hola navegante:
ResponderEliminarA mí eso del mapa y el territorio no me parece de tanta obviedad como a ti. Más bien diría que, en sí misma, esa imagen contiene una perspectiva que permite al observador y al observado admitir mutuas subjetividades, cosa ésta que nos cuesta muchísimo reconocer en muchos órdenes de la vida donde, por lo general, cuando describo algo pretendo tener razón, que no sé si es lo mismo que ser objetivo aunque estaría dispuesto a partirme la cara con quien no lo viera como yo.
Para rizar el rizo de lo no obvio, el mapa puede ser más estable, estático (acertada o erróneamente) que el territorio donde se pueden estar operando cambios de continuo sin que el perímetro (el mapa)se modifique lo más mínimo.
Además, fíjate que dos personas que hicieran el mapa del mismo territorio no lo harían de la misma forma, como sucede con las descripciones o la pintura al natural, que cada cual lo mira por sus ojos. Uno refleja lo que ve, no como son las cosas y en ese sentido, y en lo que aplica a este caso que cuento, la pena es que mapa y paisaje coinciden casi como en un calco.
También me interesaba la visión solapada de este hombre como padre y ejecutivo que seguramente no he sabido trasladar en el artículo. Ese "les hemos malcriado" para mí contiene ese solapamiento porque los padres por lo general no quieren malcriar a sus hijos. Otra cosa es cuando constatan que es a lo que se han aplicado con más ahinco.
Y la última diferencia en ese mismo punto. Tal vez con los hijos ya no tenga remedio, pero con sus empleados nunca es tarde, además de generoso.
Un abrazo.
Hola Astrid:
ResponderEliminarEn la parte en que coincides con Denavegantes, te remito a mi respuesta, pero añado que conforme van pasando los años cada vez recelo más de lo que parece obvio aunque sólo sea porque cada vez descubro que hay más "obviedades" que pasan en transparencia y a las que no prestamos atención que de las otras y así nos va.
Y en otro orden de cosas, y coincidiendo plenamente contigo, cuando uno después de muchos años descubre que no es que se haya equivocado, sino que el mundo que viene no es el mismo que conoció y está dispuesto a hacer algo por ello, no para él sino para otros, lo que a mí me produce es admiración.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Hola Camy:
ResponderEliminarYo creo que has dado perfectamente en el clavo. Con esa reflexión nos encontramos muchos y añadiré una dimensión más: a veces también descubrimos que nos hemos equivocado con nosotros mismos porque somos a la vez mapa y territorio. Y cuando nos damos cuenta de que no coinciden uno con el otro, por lo menos se nos debería encoger el ombligo.
Esperaremos ansiosos tu vuelta. Aquí nos encontrarás debatiendo, como siempre.
Un beso.
Creo que en tu post hay dos líneas divergentes, por un lado el estar sobradamente preparado y no ganar más de 1000 euros. Por otro el tener que adaptarnos cada vez más rápido a un mercado laboral inseguro. ¿Solución? La misma que siempre hubo. La creatividad y la ya citada adaptación.
ResponderEliminarHola Malvada Bruja del Norte:
ResponderEliminarY luego dicen que somos resistentes al cambio. En sólo media generación se ha modificado tanto las condiciones de trabajo que antes los padres querían que sus hijos tuvieran una carrera para asegurarse un futuro y ahora rezan porque los hijos tengan un trabajo fijo, da igual de qué.
Y lo que nos queda por ver, así que adaptación es lo que más necesitamos para entender el mundo en que vivimos.
Un abrazo.
A veces se me encoge elombligo...
ResponderEliminarun beso
Hola Camy:
ResponderEliminarY a quién no.
Un beso también para ti.