17 de septiembre de 2010

Ver, oir y callar


No voy a hablar de ese famoso refrán sino que pretendo introducirme un poco, no demasiado, en los fenómenos de la percepción de algunos de nuestros sentidos. De hecho, el título más adecuado sería ver y oír porque callar, que está relacionado con el habla, no forma parte de nuestros sentidos sino de nuestras capacidades lingüísticas.

La vista y el oído forma parte de nuestro esquema sensorial pero actúan de forma completamente distinta. La vista es pasiva mientras que el oído es activo y eso condiciona y mucho el modo en cómo los usamos.

Imaginemos que contemplamos un objeto. Normalmente ese objeto no está aislado sino que forma parte de un escenario. Un vaso en una mesa repleta de elementos, un árbol en un bosque lleno de árboles, un artículo del supermercado colocado en un lineal entre muchos otros productos similares. En realidad, no solo vemos algo en concreto sino que también vemos el resto del escenario. Lo que hacemos es mirar el vaso, pero vemos todo el conjunto y además, nosotros mismos también formamos parte del escenario porque estamos allí.

Sin embargo, todos esos elementos actúan en planos distintos. Cuando fijamos la atención sobre algo (cuando lo miramos) parece que el resto del conjunto desaparece. Y algo más interesante que esto, el objeto entonces es un elemento puramente pasivo, no hace nada más que permanecer inmóvil todo el tiempo que mantenemos fijada nuestra atención sobre él. Esa pasividad del objeto es lo que permite observarlo en detalle. Está indefenso de nuestro escrutinio, diríamos que no tiene capacidad de defensa.

El oído juega en el campo contrario. El sonido también forma parte de un paisaje al que llamamos ruido (similar al bosque de nuestro ejemplo del árbol) pero cuando nos fijamos en ese sonido, cuando lo escuchamos, hemos de abstraernos del resto de ruidos que oímos. Por ello, demanda de nosotros una atención mayor que la vista y además, el sonido no es estático, no es pasivo, no está inmóvil y además puede desaparecer en cualquier momento, no como el producto de la estantería que estará allí disponible eternamente.

Vemos claramente lo distinto que es ver de mirar y oír de escuchar. Posiciones activas o pasivas que nos ofrecen oportunidades distintas y que demandan cosas distintas de nosotros.

La observación y la escucha activa son capacidades necesarias para un infinito número de circunstancias de la vida. Desde el plano gerencial hasta la correcta interpretación de la realidad cotidiana. Desde el interés que demostramos por algo hasta saber distinguir la letra de la música de las personas con las que nos relacionamos (y que muchas veces no se corresponden porque no van en armonía). Desde lo esencial a lo accesorio.

El cuerpo, del que los sentidos son su parte interactiva más importante, además del habla de la que no voy a hablar hoy, no sólo sirve para mostrarnos y contenernos (que no es poco) sino que nos explica cosas, emite juicios, se posiciona frente al mundo. Tiene algo valioso que decirnos si lo escuchamos. No es lo mismo oír que escuchar, no es lo mismo ver que mirar, pero hay que estar atentos.

Podría ser un ejercicio interesante si nos decidiéramos a analizar cómo percibirnos lo que tiene que decirnos nuestro cuerpo. Aquí os dejo un famoso mural de Diego Rivera lleno de elementos.

Por ejemplo, si nos aislamos del ruido ambiental y nos centramos en lo que miramos ¿somos capaces de apreciar muchos más elementos que forman parte del mural?

De otra parte, si cerramos los ojos ¿somos capaces de distinguir correctamente los sonidos en medio del ruido? ¿Puede ser que mientras mantengamos los ojos cerrados nos demos cuenta de muchos más sonidos de los que suponíamos oír?

Y por último ¿somos capaces de distinguir el comportamiento activo y pasivo de todos y cada uno de nuestros sentidos?

Probad y ya me diréis.

16 comentarios:

  1. Hola Josep:
    Respondiendo a tu última pregunta digo un NO rotundo.
    Que conste que me esfuerzo, desde que leo artículos como el tuyo. El otro día salió Elsa Punset en el hormiguero. Vino a hablar de lo mismo: de esa realidad que vemos, que resulta ser sólo "nuestra realidad". No sé si es la manera de hacerlo, pero pensé que hay que buscar maneras de que este tipo de reflexiones lleguen al gran público. Se nos llena la boca diciendo que la gentge tiene derecho a saber y conocer, pero a menudo actuamos de forma diferente.
    Digo yo.
    Vaya, me he ido por los Cerros de Úbeda. Qué le vamos a hacer.
    Un abrazo.

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  2. Hola Josep,
    No sé si es mi conexión, pero el mural de Diego Rivera no se me carga, así que me concentro en la parte auditiva. Hoy lo tengo fácil porque ahora estoy sola, en el más absoluto silencio y tan solo percibo el zumbido del ordenador y el teclear de las letras. Me concentro más e intento distinguir más sonidos: nada, silencio absoluto. Una gozada. Pero es que estoy de vuelta en Berlín; en Barcelona, a esta hora de la tarde, creo que hubiera sido otra cosa ...
    Buen fin de semana

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  3. Hola.

    Leyendo el post y los comentarios me ha venido a la cabeza la conocida prueba de percepción y atención sobre cómo nuestra actitud determina la calidad de la percepción (en este caso, visual). Si no lo conocéis vale la pena sorprenderse:
    http://www.youtube.com/watch?v=sOZ71QscGJY

    Saludos

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  4. La observación y escucha activa, tan necesarias, en efecto.

    CUántas veces el no hacerlo es cuna de malinterpretaciones que llevan a graves conflictos.

    Un abrazo, Josep.

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  5. Por eso no debemos nunca quedarnos con la primera impresión de lo que vemos y oímos...Hemos de volver sobre ello y desde diferentes perspectivas para captar el mensaje y todo lo que lo rodea...Más de una vez hemos comprobado los límites,que nos llevan a equivocarnos.
    ATENCIÓN,PROFUNDIDAD Y SIEMPRE UN MARGEN DE CONFIANZA...Ello,es sano para la mente y el espíritu...!!
    Mi felicitación y mi abrazo,Josep.
    M.Jesús

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  6. Hola Javier:
    Es evidente que no prestamos atención a lo activos o pasivos que son nuestros sentidos ni a tantas otras cosas. El ejercicio consiste simplemente en tomar consciencia, en aprender sobre nosotros mismos a través de la experimentación y a gozar con ello.
    He visto un par de veces a Elsa Punset en El Hormiguero pero no fue ese día que dices. Esto viene de mucho más atrás, concretamente de un tipo llamado Herodoto que vivió en la Grecia clásica.
    Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.

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  7. Hola Astrid:
    Me ha hecho gracia la distinción que haces entre Berlín y Barcelona. Tienes razón, aquí seguramente habría mucho más ruido ambiental, excepto que uno situara su portátil en el cuarto de las escobas. No obstante, has hecho el ejercicio porque el ruido del teclado es mucho más evidente que el del disco duro. Si puedes cargar el mural de Rivera verás la riqueza del ejercicio visual.
    Muchas gracias por participar.
    Un abrazo.

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  8. Hola Visi:
    Efectivamente ese es un buen ejercicio de percepción visual. Hay muchos del estilo y todos buenos. Uno famosísimo es el que describe la simulación de un atraco en el que se hacen un montón de preguntas sobre los atracadores y nadie se pone de acuerdo. Sin embargo, el que yo proponía es el de la pasividad o actividad de los sentidos mediante la observación de un sólo objeto o ruido.
    Muchas gracias por tu aporte. Y me encanta volver a verte por aquí.
    Un abrazo.

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  9. Hola Myriam:
    En efecto, cuantas veces lo obvio pasa desapercibido y la de consecuencias que nos trae.
    Muchas gracias por tu comentario.
    Un abrazo.

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  10. Hola Majecarmu:
    Tienes razón. La importancia del todo y de las partes sin tomar las partes por el todo. La pereza y la prepotencia son limitadores que siempre permanecen activos y en automático.
    Un abrazo.

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  11. Interesante post Joseph. Los que practicamos Yoga sistemáticamente sabemos distinguir perfectamente entre las diferentes perecepciones. Efectivamente no es lo mismo ver que mirar, ni oír que escuchar.
    Luego está el sentido del intuir que que desrrolla cuando practicas estas observaciónes que tan bien expones en tu blog.

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  12. Hola Katy:
    Muchas gracias por tus palabras. Me pareció un buen ejercicio para el fin de semana que, además, conecta con algunos de los temas que en este momento forman parte de mi actividad profesional.
    Como practicante de Yoga, por supuesto que sabes que la percepción sensorial es uno de los elementos esenciales. Sin embargo, para todo el mundo sería recomendable que experimentáramos más con las cosas que tiene que decirnos nuestro cuerpo a todos los niveles. Pero por algún sitio debíamos empezar.
    Muchas gracias por participar. Un abrazo y hasta pronto.

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  13. Hola Josep:

    Interesante ejercicio el que propones, como interesante es este mural.
    Imagino que de alguna manera estamos "programados" para aislarnos, de manera natural, del conjunto de estímulos que nos rodea. Sería de locos "ponerle asunto" a todo, con la misma intensidad. La cabeza se nos rompería.
    Otra cosa es que obviemos que sí somos capaces de hacerlo y que los resultados son distintos cuando la "atención es personalizada". Ocurre lo mismo en todos los asuntos de la vida, ¿verdad?. Si te dedicas plenamente a algo concreto obtienes resultados muy distintos que si apenas le prestas atención.

    De la misma forma nuestro cuerpo nos habla, aunque no somos nada expertos en entender su idioma. Tenemos que aprender a conocernos para poder reconocer en qué hemos cambiado, qué hay de distinto, qué trata de decirnos.

    Por si a alguien le sirve de ayuda, yo aplico algo muy básico para empezar a "entenderme". La observación es la madre de las ciencias, de la misma forma que ha sido la ciencia de nuestras madres. Nos observaron y aprendieron. Preguntas básicas que han pasado de generación en generación y siempre han indicado algo. Aprovechemos esos datos.

    1). "Enséñame la lengua". "Tienes el estómago "sucio"".
    2). "¿Has ido al baño hoy?". "¿Noooo?, habrá que purgarte".
    3). "¿Te duele la tripa? ¿qué habrás comido?"

    ¿A qué les suenan estas preguntas? Típica batería materna (también vale para las abuelas).
    Miremos un poco más allá...¿qué tienen en común todas estas preguntas?: el sistema digestivo.
    ¿Será casualidad o es que debemos prestar mucha atención a lo qué comemos, cómo lo comemos y, sobre todo, cómo nos sienta lo que comemos?.

    A seguir observando, querido Josep, aunque ¿será mejor con "todos los sentidos" o de uno en uno?.

    Besos, amigo.

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  14. Hola Pepe
    Si te sirve, cuando diseñabamos programas de estimulación temprana de capacidades para niños de 2 a 5 años, una de las primeras cosas que hacíamos era diferenciar las palabras VER, MIRAR Y OBSERVAR como bien has señalado el ver es fisiológico, el mirar es el umbral de la inteligencia y el observar es el mirar inteligente. Hay panizos que se pasan la vida viendo pasar el tren, espabilados que sólo miran donde les conviene y gente con deseos de aprender que observa y observa. Personalmente creo que eres de los observadores natos.
    Cuidate

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  15. Hola María:
    Comparto contigo que si trasladáramos a la conciencia todo aquello que el cuerpo nos dice nos volveríamos majaretas. Sin embargo, la razón no es la incapacidad puesto que si el cuerpo habla es porque tenemos la capacidad de escucharle, sino por dónde pone el foco la eduación que recibimos.
    Tenemos sentidos activos y pasivos o mejor, más activos y más pasivos que tratamoa uniformemente, seguro que adivinas en qué modo.
    Me ha gustado mucho la imagen que has puesto del interés de nuestras madres en cuidar nuestro aparato digestivo porque no es sensorial pero es donde se procesa el metabolismo y hace que crezcamos sanos que es la aspiración de toda madre.
    Mi invitación es a que observemos utilizando los sentidos por separado pero como si sólo tuviéramos uno en cada momento. Y por no hablar siempre de los mismos te propongo que, por ejemplo, cierres los ojos y palpes una patata. Seguro que te produce sensaciones plancenteras que pasan completamente desapercibidas.
    Muchas gracias como siempre por la riqueza de tus comentarios.
    Besos.

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  16. Hola JLMON:
    Debe haber algo de cierto en eso que dices, porque cada vez tengo más presbicia ;-)
    Me ha gustado mucho el ejemplo que pones de estimulación temprana. Qué lástima que no sea el pan nuestro de cada día en los parvularios. Puede que juegue con ventaja, porque en el mío aprendíamos a abrochar botones, hacernos el lazo de los cordones de los zapatos, a familiarizarnos con las formas de las letras pasando el dedo sobre papel de lija con sus formas antes de tratar de reproducirlas en el cuaderno, aprendimos las vocales en otro orden, etc.
    Pero bueno, de mi cole ya he hablado otras veces.
    Un abrazo.
    Un abrazo.

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