9 de noviembre de 2010

Percepción e interpretación

Delante de la afirmación “hemos visto con el paso de los meses que la cosa sigue mal” podríamos preguntarnos si eso es una percepción o una interpretación de la realidad. La respuesta podría ser que las dos cosas y sin embargo, no sería del todo correcto.

La realidad siempre tiene esas dos formas de observarla. La percepción estaría compuesta por una serie de datos “objetivos” que pueden ser analizados dentro de un contexto. Pero a iguales datos, las percepciones pueden y suelen ser distintas. Por ejemplo, tengo un cliente que se dedica a fabricar madalenas y su percepción de la realidad es que vende más que el año pasado. Para él ese es un dato incuestionable. Pero no tengo más remedio que decirle (y él lo sabe muy bien) que eso no sucede a la luz del contexto económico en el que nos movemos, sino que es su realidad pero ni siquiera la de su sector.

La interpretación de la realidad, a diferencia de la percepción, no se mide por datos objetivos, aunque también se produzca en un contexto determinado que, en este caso, podríamos definir como interno. En esa interpretación juegan mis creencias, mis modelos mentales, mi activación automática de respuestas, etc. De forma que ante una realidad percibida de una determinada forma, la interpretación personal que sobre ella hiciera podría dar como resultado extremo eso de “te conformas con poco” o “nunca estás suficientemente satisfecho”.

Esta exposición sobre percepciones o interpretaciones de la realidad viene a cuento por cuanto confundimos esos dos ámbitos en el que suele primar el segundo, la interpretación sobre la percepción. En este sentido, concedemos más valor a nuestra escala de valores que a la realidad misma. No es que eso sea necesariamente malo, porque gracias a ello disponemos del mundo de las artes. Por supuesto que la realidad percibida por Van Gogh era idéntica a la de alguien que pasara por su lado en el momento en que estaba pintando, pero la interpretación de ambos difería sensiblemente.

El problema se suscita en el ámbito práctico de la vida. Negar la evidencia no es más que un subterfugio al que tenemos una cierta querencia en refugiarnos y desde el que nos decimos que “percibimos” cuando en realidad lo que hacemos es “interpretar” conforme a un compendio de mecanismos interiores que pueden resumirse en que “me dan la razón” sobre lo que observo. Lo subjetivo por tanto, prima sobre lo objetivo, si es que tal cosa existe.

La realidad, por tanto, se construye a base de interpretaciones de la misma. Si alguien se hubiera acostumbrado a ver el mundo con lentillas de un color determinado, para él el mundo, la realidad, sería de ese color y podría establecer largas polémicas con quien estuviera contemplando el mismo mundo con unas lentillas de otro color o sin ellas. De hecho, en eso se basa nuestro sistema gregario, nos agrupamos según quién piensa como nosotros y nos enfrentamos a los que ven lo mismo pero de otra manera.

El problema de las interpretaciones es que nos atrapan limitando nuestra capacidad de análisis y posicionamiento. Si me quedo mirando a alguien imaginando lo que le pasa llegaré a una conclusión aunque sepa que será de menor calidad que si le pregunto sobre lo que le pasa. Sin embargo, es altamente probable que no se lo pregunte. Por tanto, mi interpretación estará por encima de mi percepción. A esa persona le está pasando lo que yo haya decidido que le pasa, y esa es la verdad para mí. Punto final. Incluso si le preguntara y la respuesta no coincidiera con mi conclusión ¿con cuál me quedaría?

Para completar el círculo, imaginemos que alguien me pregunta por ese al que estaba observando. Mi respuesta automática sería colarle mi verdad. Imaginemos que no coincide con su punto de vista y que polemizamos al respecto. ¿Acudiríamos al interesado a preguntarle qué le sucede verdaderamente? Probablemente, no. ¿Preguntaría yo al otro por qué ha llegado a esa conclusión? Tampoco.

La verdad es la realidad, pero ambas están por debajo de mi verdad y mi realidad aunque no seamos artistas como Van Gogh.

13 comentarios:

  1. Hola Josep:

    Verdad, realidad y percepción, al final, dependen de cada uno, de cómo miren, sientan y proyecten. Como apuntas, no preguntariamos. Unas veces se estaría de acuerdo y otras no. Miserias y grandezas del alma humana.
    Un abrazo

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  2. Hola Josep:
    Un certero análisis que comparto totalmente. Dieces que "nos agrupamos según quién piensa como nosotros y nos enfrentamos a los que ven lo mismo pero de otra manera". Cierto. No voy a extenderme, pero te pongo un ejemplo que a veces analizo: Todos los viernes me tomo unos "potes" con unos amigos que "casualmente" trabajamos en su mayoría para la administración. Todos los viernes aparece el mismo negro vendiendo discos y siempre le compro alguno. Conversamos de cosas triviales y yo me pregunto su percepción y su interpretación de la realidad ¿cuánto diferirá de la mía? Supongo que un abismo; y sin embargo todos piensan que no tanto. De hecho mucha crítica hacia los emigrantes busca ese denominador común... inexistente.
    Un abrazo

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  3. Por cierto, no me resisto a recomendarte esta canción de Serrat basada en un poema de Miguel Hernández.
    Un abrazo.

    http://www.youtube.com/watch?v=q2QIzTb1ps0&p=C35D03CB0F2E17BC&playnext=1&index=5

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  4. Hola Fernando:
    A veces me pregunto si parte de la grandeza humana no vendrá dada por lo predecible de buena parte de nuestro comportamiento, ese que no se atiene ni a la lógica ni a la defensa de nuestros legítimos intereses.
    Un abrazo.

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  5. Hola Javier:
    Hs puesto un buen ejemplo porque contiene los dos polos, el de la cercanía y el alejamiento. Por supuesto que la percepción de la realidad será distinto entre vosotros y el "negro" pero sobre todo la distancia enorme será en relación a la interpretación de la realidad porque para él siempre será inimaginable estar tomano potes y que entre un "blanco" a venderle cualquier cosa.
    Muchas gracias por tu comentario y por el enlace que ya he disfrutado este mediodía en la intimidad.
    Un abrazo.

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  6. Este es problema en nuestra sociedad. Que en vez de analizar las cosas objetivamente, nos dedicamos a discutir nuestras interpretaciones, con lo cual es imposible llegar al fondo de nada, ni a una realidad consensuada.
    Eso llevado a las altas esferas produce caos.
    Muchas ideas subjetivas no conducen necesariamente a conclusiones objetivas.
    Has hecho una reflexión impecable.
    ¿Pero como se arregla esta deformación?
    That’s the question´.
    Un abrazo Josep

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  7. Decirte nuevamente que tus entradas son buenas, maravillosas, seguramente será una percepción mía ( compartida por muchos más) y también una realidad, pero en principio: percepción propia.
    Creo que al leerte siempre aprendo algo y reflexiona más. Estoy segura de que de manera directa nunca contesto o comento todo cuanto dejas en el aíre, pero tú, sí recibes la respuesta.
    Me ha gustado lo de las lentillas de colores...
    En soledad la realidad y la percepción pueden ir unidas. Cuando estás acompañada ¡qué dificil es ver la realidad o intentar ver la realidad del otro, u otros y olvidarse un poco de la errónea percepción( en muchos casos) propia.
    Un beso

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  8. Pepe
    Lo tuyo es la psicopedagogia aunque no te lo hayas planteado...
    Llevando tu "interpretación" a un nivel anterior, es fácil llegar a la conclusión de que no hay dos aprendizajes iguales mientras que el profe insiste en un solo examen y una sola vara de medir...ah!
    Bueno te escribo desde la "ciclogenésis" que yo "percibo" como una tormentilla de nada porque total a los de Bilbao esto....
    Cuidate

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  9. Hola Katy:
    La verdad es que la mente juega en distintos planos simultáneamente y parece primar el que menos esfuerzo supone. Somos un poco gandules y perezosos, por eso nos quedamos muchas veces en lo superficial. El análisis que es lo que da objetividad, no se lleva demasiado.
    Muchas gracias por tu comentario.
    Un abrazo.

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  10. Hola Camy:
    Después de lo que dices, no sé que voy a añadir. Mover a la reflexión es una de las aspiraciones de este blog, pero una reflexión que conoce con la inteligencia de nuestras emociones, que es tanto como decir que las usemos de forma inteligente.
    En el plano social y en esta parte del mundo, es verdad que nos movemos por convencionalismos, tantos que es casi imposible saber de verdad lo que el otro piensa, pero eso se ve que está en la esencia.
    Muchas gracias y un beso.

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  11. Hola JLMON:
    Que la ciclogénesis sea contigo y con tu espíritu. Pero ten cuidado que con la ventolera se te va a desmontar el peinado.
    Un abrazo.

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  12. Hola Josep,

    Todo ello se complica más aún cuando el baile entre interpretación y percepción, se multiplica por N observadores y M puntos de observación.

    Lo más grave, tal vez, es que como el mapa interno que configura ese "compendio de mecanismos interiores" viene heredado (o instalado) en el pasado, la interpretación se hace desde el pasado, cuando la percepción se produce en el presente. ¿Cómo se puede crear el futuro con ese apego al pasado?

    Un abrazo!

    Liberto

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  13. Hola Liberto:
    Bienvenido al blog. Planteas un tema interesantísimo como es la observación de lo que sucede en el presente desde los clichés del pasado. Es evidente que, como mínimo, eso produce disonancias. Es como ver lo que sucede hoy con la graduación de vista que llevamos desde hace años y eso ya sabemos las consecuencias que tiene. Como mínimo, las letras se nos amontonan.
    Muchas gracias por tu comentario y espero volver a verte por aquí.
    Un abrazo.

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