3 de diciembre de 2010

Qué pasó para que así fuera


Ando reflexionando estos días respecto al tema del conocimiento y la gestión del conocimiento, que son cosas distintas. El conocimiento es información aprehendida (así, con h intercalada) y la gestión de conocimiento es cómo hacer para traspasarlo o distribuirlo de forma que pueda ser útil a otros o poder reformular a partir de él.

Debe ser verdad que ando reflexionando sobre ello porque ayer con el cambio de frase del mes coloqué una de Kenizé Mourad, la autora de De parte de la princesa muerta que dice “en realidad, para aprender hay que saber ya”. Sin ser consciente de ello en aquel momento, esta sentencia extraída de su libro encierra lo verdaderamente necesario para generarlo. Es decir, no se puede generar conocimiento si no se sabe nada. Parece una contradicción pero no lo es en absoluto.

¿Alguien se ha preguntado cuánto conocimiento atesora? Una burrada. ¿Alguien es consciente de cómo lo ha creado? Algunos dirán que estudiando, otros que escuchando. No son malos métodos, pero sobre todo generamos conocimiento cuando experimentamos sobre lo que nos han hecho saber o hemos aprendido autodidactamente.

Por ejemplo, no se puede saber de cocina si no se ha experimentado. Una receta leída sólo proporciona información, pero una receta experimentada una y otra vez genera conocimiento y a su vez, sobre ese conocimiento se agrega más conocimiento de forma que ese plato que nos explicaron acaba por ser una creación genuina que poco tiene que ver con el original.

Pero decíamos que no se puede conocer sin saber previamente y es cierto. Para ponerse a cocinar hay que saber manejarse con un montón de utensilios, procesos, procedimientos y trucos (léase en esto último una expresión genuina de conocimiento) y para hacer repetidamente ese plato “que nos queda como a nadie” ha sido necesaria la aprehensión de un montón de conocimiento obtenido a base de prueba/error o innovación.

Tengo un cuñado que asegura que sólo con ver un vídeo es capaz de aprender lo que sea. No es cierto. Viendo un vídeo sólo es capaz de repetir mecánicamente lo que le enseñan pero no ha aprendido absolutamente nada. Aprenderá, y sobre todo aprehenderá, cuando a esa información añada un montón de conocimientos siquiera colaterales. Me rio mucho con los programas de bricolaje casero que dan por la tele, porque probablemente, en lugar de enseñar cómo se hace una banqueta, enseñen un número indeterminado de formas de cómo no hacer esa banqueta.

Lo que nos lleva al problema de la gestión y dentro de ella, la transmisión del conocimiento, que es la parte más compleja de la materia. Si fuera sencillo, no habría problema cuando se jubila un empleado experimentado. Bastaría con que le diera una charla a su sustituto para que ese conocimiento pasara de una cabeza a la otra y todos sabemos que no es así. Pero lo que sucede la mayor parte de las veces es que ese conocimiento se jubila con el empleado, se pierde con él porque nadie ha previsto que así como hay un conocimiento explícito hay otro mucho más valioso, el tácito.

El problema es que muchas veces confundimos información con conocimiento. Si el día antes de marcharme de la empresa para la que trabajo le entrego los datos de facturación a mi jefe de ventas a lo más que podrá llegar es a saber que las ventas crecieron o menguaron un 5% respecto al año anterior y si yo era un buen o mal vendedor en comparación con otros vendedores, poco más.

Las circunstancias de cada cliente, lo que le gusta o no, la mejor forma de acceder a él y lo que no debería hacerse bajo ninguna circunstancia si no se quiere perderlo, eso sí que es conocimiento y es muy probable que nunca me lo pregunten o si lo hacen que entiendan lo que quieran entender. Una lástima, porque eso era conocimiento puro y me lo llevaré en la cabeza a mi próxima empresa. No necesariamente porque quiera ocultarlo, sino porque nadie me ha preguntado sobre el conocimiento destilado de mi trabajo.

En el barrio donde vive mi madre hay una tienda de comestibles que ha sido regentada por los mismos dueños desde hace más de cuarenta años. Prácticamente, nos han visto crecer a todos lo que ya peinamos canas. Aunque rodeados de supermercados de cadenas que tenían precios más bajos y ofertas permanentes, el negocio les daba lo suficiente para vivir dignamente incluso en época de crisis. Hace un año decidieron jubilarse y la pusieron en traspaso ofreciéndose a quedarse unos meses para “transferir el conocimiento” a los nuevos propietarios. No tanto sobre cómo cortar el chorizo, que tal vez también, sino sobre los gustos y/o manías de la clientela y además estaban dispuestos a hacerlo gratis. Podéis imaginaros que los nuevos declinaron la oferta. El establecimiento no duró abierto ni seis meses.

El conocimiento es un intangible tan transparente como el aire y aunque todos sabemos que no podemos sobrevivir sin él (excepto que seamos bacterias anaeróbicas o no comportemos como tales) no le concedemos valor. El conocimiento “no vale nada” porque no puede cuantificarse pero vaya si vale.

Repito lo de antes. ¿Cuánto conocimiento tenemos? Una burrada. ¿A quién le interesa? ¿…?

20 comentarios:

  1. Un tema realmente interesante. Recuerdo que hace unos días hacías un comentario en mi web al respecto, y es que es un asunto al que, como bien dices, no se le presta la atención debida.

    Alguien se jubila o se va de la empresa, y a lo más que se llega (cuando se llega) es a pedirle que haga algún informe o que le explique a algún compañero cuatro cosas básicas relativas a su trabajo, pero los pequeños detalles, los asuntos que convendría desmenuzar... ah, de eso no sabe/no contesta (y como señalas, ni siquiera porque el que se va no quiera compartirlo, sino porque nadie se lo pregunta, o parece que a nadie interesa).

    ¿Cuánto conocimiento tenemos? Realmente, una burrada. Si uno piensa la cantidad de cosas que atesora, no sólo información en su disco duro (que ríete tú de los ordenadores más potentes), sino la manera en que se relaciona y cómo a partir de ella se deduce, se induce, se razona, se compone, se inventa, se crea...

    Muy interesante post, como siempre

    Un abrazo, y buen fin de semana

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  2. Muy buen post, mientras lo leía lo extrapolaba a mi realidad, la educativa, y... Uff, ¿Para qué contarte?.

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  3. Hola Josep:

    "Yo solo sé que no se nada" de forma que estoy en situación de aprender porque, al menos, sé algo.

    Tu post me ha encantado porque siempre me gustó aprender de "los que saben".

    Ellos son esos seres creados a "fuego lento", a través del tiempo. Lo que llamas conocimiento es experiencia y quien la posea no sólo tiene más información que tú, sino que sabe más. No es imprescindible ser viejo para ello, sino haber podido conjugar la teoría con la práctica.
    Un joven, de 20 años, puede ser uno de ellos, a pesar de su juventud. No en vano lleva más de 10 años destripando ordenadores, operando con ellos, comprendiendo sus sistemas.
    Pero de igual forma existen los abuelos marineros, capaces de hacer, con los ojos cerrados y en dos segundos, un nudo insoltable e imposible.

    Si el tiempo es oro, el conocimiento sí tiene valor, porque no hay forma de alcanzarlo sin dedicarle horas, días o años. ¿Que no se valora? es verdad, pero no lo es menos que cuando se desprecia se pierde "dinero".

    Tiempo...ahí está la clave. Tiempo para experimentar, tiempo para aprender.

    De igual forma que el oro se ha revalorizado en los últimos meses, el tiempo lo hará en breve, porque será escaso y se usará para sobrevivir. Atesora tu tiempo gastado porque puede darte de comer mañana y si no, tiempo al tiempo.

    Besos Josep y feliz fin de semana

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  4. Hola Josep,
    pensaba, o creía hasta hace un instante, que el conocimiento era la suma de registros que guardamos dentro, incluso el de llevarlo a la práctica.Consideraba, en esta tónica, que la sabíduría era el conocimiento que emana de la experiencia, ¿cuál es tu opinión al respecto?¿cuál es la "definición" de sabiduría frente o con, o contra la del conocimiento entonces?
    Buen fin de semana y un buen abrazo tambien,
    M.

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  5. Hola Josep:

    Muy de acuerdo con el planteamiento que haces. El ejemplo de la tienda lo resume perfectamente.quizás como dice María Hernández el conocimiento es experiencia y la suma de estas es lo que nos permite adquirirlo y gestionarlo.
    No es lo mismo teoría que práctica, datos que lecturas profundas.
    El concociemiento es fundamental para vivir o sobrevivir auqnue sea un intangible y no se cuantifique su valor.

    Un abrazo y feliz fin de semana

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  6. ¡ Hola Josep !!

    Me ha encantado la anécdota-metáfora sobre la tienda de tu barrio. Puede remplazar manuales enteros sobre formación, gestión del conocimiento, atención al cliente, calidad de servicio, etc ...

    Y todos en unas pocas líneas. ¡Gracias mil !! :)

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  7. Hola Josep:
    Toda la razón.
    Planteas una gran cuestión de la que se habla más de la cuenta pero que nadie sabe abordar adecuadamente.
    Por cierto. Conoczco alguna que otra anécdota similar a la de la tienda de comestribles.
    Un abrazo.

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  8. Hola Joseph esto va unido según yo entiendo con la experiencia, y es lo único que no se puede transmitir. Las personas han de experimentar por si mismas. Hay libros, tutoriales, asesores, profesores y carreras. Todo ayuda y te da la posibilidad de experimentar Por eso el hombre es el único ser que tropieza dos veces en la misma piedra. Un post para volver la mirada crítica hacia nuestro interior y hacernos unas cuantas preguntas sobre este interesante tema.
    Ahora faltaría saber que entiende cada cual de conocimiento.
    ¿Quien fue primero el huevo o la gallina?
    Un abrazo y feliz puente si lo disfrutas.

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  9. Hola Josep
    Ya sabes que me tocas la fibra con este tema...
    Efectivamente para generar Conocimiento hay que "pensar", pero "pensar sobre la nada no conduce a nada" (Y que Zubiri me perdone), así que efectivamente, primero hay que "conocer" para pensar, pero conocer es memorizar de forma comprensiva la información que, en realidad, es conocimiento ajeno...¡Qué lio verdad! Así que la Gestión del Conocimiento también tiene una faceta individual, la gestión del propio conocimiento.

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  10. Efectivamente Josep,sino practicamos la teoría,todo está en el aire,porque aún no sabemos,o no hemos aprendido haciéndolo de verdad...!
    Tu post nos hace pensar ¿cuánto conocimiento tengo...?Te diré que no soy consciente de ello.Si sé cómo saber más cosas,estudiando y manejando ciertos libros,pero cuanto más creemos saber, menos sabemos..!Demos paso a señora humildad,que siempre nos mostrará su librillo...!!
    Por eso es muy bueno seguir practicando,profundizando y leyendo tus artículos Josep,que nos dan buenas pautas para "aprehender en toda regla..."
    Mi gratitud por compartir y mi abrazo grande,amigo.
    M.Jesús

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  11. Hola Pablo:
    Como sabes por experiencia, la gestión del conocimiento dentro de la empresa es una cuestión que está tan en mantillas que lo sorprendente es que no llame la atención a los responsables.
    El conocimiento debe generarse entonces de nuevo, no exactamente desde cero sino a partir de las experiencias de quienes quedan pero sin el enorme capital de quien ya no está.
    En fin, que también en eso en el pecado llevamos la penitencia.
    Muchas gracias por tu comentario y un abrazo.

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  12. Hola Duncan de Gross:
    Si superieras en que me inspiré para escribir este artículo se te pondrían los pelos como escarpias... en el sector educativo, nada menos.
    Muchas gracias por tu comentario.
    Un abrazo.

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  13. Hola María:
    En efecto, el conocimiento se genera a fuego lento pero se transmite a mayor velocidad. Por eso es un regalo incalculable.
    Lo que sucede es que nos hemos llegado a creer tanto eso de que lo que no cuesta no vale que, al final, lo de los abuelos marineros sólo queda en el plano de la anécdota.
    La tradición oral es una fuente insaciable de conocimiento y por eso en algunas culturas, que no en la nuestra, se venera tanto a la ancianidad.
    Los "hombres viejos" (que como dices no tienen por qué ser ancianos" juegan un papel importantísimo en cualquier organización y también en la empresa, pero sólo si se comprende que lo que te dicen es gratis pero que sólo actúan bajo demanda. Y la pena es que se les demanda poco.
    Mucha gracias por tu aporte y un beso.

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  14. Hola MaS:
    Para mí el conocimiento tiene dos fases: una mientras se genera y aquí sí es importante la experiencia y también la excelencia y otra es como se transmite para lo que ùnicamente son necesarias tres cosas: conservarlo, hacerlo accesible (gestionarlo)y saber aprehederlo.
    La experiencia demuestra que siendo las tres difíciles la tercera (la más fácil) es en la que más fallamos porque somos prepotentes y perezosos.
    Respecto a la sabiduría mi posición es clara: es un valor conferido. Nadie puede declararse sabio, sino que lo es porque otros le otorgan esa cualidad. Y normalmente, quien recibe dicho título casi nunca se tiene por tal.
    Y para acabar de rizar el rizo, tampoco conozco a ningún sabio que no haya bebido en el conocimiento de otros porque esa es la base sobre la cual generar otro conocimiento. Einstein no sería quien fue sin todo el conocimiento que había disponible.
    Muchas gracias por tu comentario y espero haber respondido a tus preguntas.
    Un abrazo.

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  15. Hola Fernando:
    El ejemplo de la tienda sirve para exponer con claridad toda la complejidad del conocimiento y el desprecio al mismo. Como he dicho en otro comentario, "el hombre viejo" suele ser ignorado por los "hombre jóvenes" que cometen el error de no saber declararse conscientemente incompetentes.
    Como decía un jefe mío, conviene no saltarse por alto esa fase interesantísima de saber lo que no se sabe.
    Un abrazo.

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  16. Hola jd roman:
    Hombre, me alegro de que esa sea tu opinión. Al mismo tiempo, te cuento que acaban de rechazarme un original que explica esos conceptos en forma de "ejemplos sencillos" porque dicen que no tiene público.
    Como autor, confío que entiendas mi decepción.
    Un abrazo.

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  17. Hola Javier:
    Pues seguro que tu ejemplo será igual de bueno que el mío. Yo mismo entendí la teoría de la relatividad cuando me la contaron de una forma en que podía entenderla un colegial, aunque para eso tuvieron que transcurrir cincuenta años de mi vida.
    Muchas gracias por tu comentario.
    Un abrazo.

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  18. Hola Katy:
    Cuanta razón tienes. La experiencia no se puede transmitir si no hay nadie dispuesto a escucharla y sobre todo, a hacerla suya. Y además, el conocimiento es gratis.
    En esta sociedad mercantilista, hay quien confunde conocimiento con patentes y como ya he dicho, lo que no cuesta no vale.
    Muchas gracias por tu comentario y te deseo que pases un feliz y no demasiado frio puente.
    Un abrazo.

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  19. Hola JLMON:
    Bienvenido al club de los que opinan que para aprender hay que saber ya. Justo lo contrario de los que piensas que como ya saben no tienen nada que aprender y lo que es peor, que tienen mucho que enseñar.
    Ay, las escuelas de negocio, que daño están haciendo en esta sociedad.
    Un abrazo.

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  20. Hola Majecarmu:
    Cuidado con confundir ser humildes con el hecho de que no sabemos. Sabemos muchas cosas en el mejor sentido de la palabra, es decir, que tenemos mucho conocimiento. Como digo, una burrada, pero otra cosa es que no seamos conscientes o no le demos el suficiente valor.
    Coincido plenamente en que la teoría sin experiencia no tiene valor para nosotros aunque sí para quien generó la teoría. Ese seguro que la tuvo que practicar mucho pero también demuestra que la teoría siempre estará disponible para nosotros cuando nos decidamos a usarla, que no es otra cosa que experimentar con ella.
    Muchas gracias por tu aporte. Un fuerte abrazo.

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