Una vez constatado que todo lo que no va bien va mal, llega el momento propicio para todos los que aspiran a introducir su particular teoría de la conspiración que es una ley al parecer natural, o en su defecto naturalizada, por la que se rige la especie humana para explicar los fenómenos que se escapan de un análisis causal de los hechos.
En todas las épocas se han formulado teorías de la conspiración pero ahora vuelven con inusitada fuerza. La existencia de oscuros clubs como Bildeberg respecto a los cuales se sabe poco o nada a ciencia cierta excepto que están formados por los dueños del mundo generan espacios sobrados para los teóricos de la conspiración.
En nuestros días todas ellas tienen que ver con el dinero en cualquiera de sus afecciones. Mercados, divisas, inversiones, refugios, exposición al riesgo son algunas de las variantes más conocidas y propicias en las que ver o adivinar signos de conspiración. Ante tal desproporción de magnitudes y de capacidad de reacción, uno se siente aplastado por la fuerza de los hechos cualquiera que sea quien mueva los hilos.
Estos tiempos de crisis han dejado en segundo plano las estrategias al uso para penetrar mercados o adivinar necesidades futuras de los consumidores. Parece que las necesidades básicas ahora son otras y por resumir, todas se centran en la supervivencia que es en realidad a lo único que nos dedicamos los humanos con fruición durante toda la vida. Claro que sobrevivir tiene sus claves y que éstas también parecen influidas por los conspiradores que, como todos, pretenden que el agua no les llegue a la nariz aun a costa de que otros queden sepultados.
Hoy en día las estrategias empresariales interesan poco porque son muy parecidas aunque con resultados distintos. Parece que algunas ganan más dinero ahora que antes de la crisis. Si uno ve la lista Forbes de los más ricos del mundo se da cuenta de que siguen en cabeza los que se dedican al sector servicios que es una categoría demasiado amplia para englobar un tipo de actividad concreta. Tan amplia que ha sido necesario reclasificarlo en “industrias” del ocio, del espectáculo, de telecomunicaciones, etc.
Pero dudo mucho que éstos hayan escalado posiciones sólo o fundamentalmente a causa de los dividendos generados por sus imperios. Más bien habría que “echarle la culpa” a los rendimientos de sus activos financieros. Y los únicos activos financieros que dan fuertes réditos en estos momentos son los que juegan a la contra de la economía, es decir, las deudas soberanas.
Claro, eso es porque están metidos en la pomada de la conspiración dirán muchos. No, eso es porque son la conspiración misma, dirán otros. Depende a quién se lo preguntemos, pero en cualquier caso todos siguen un esquema nada conspirador: no quieren tener razón sino que sólo pretenden obtener resultados.
Si a alguno de nosotros se le ocurriera preguntarle a su entidad financiera cómo obtiene los rendimientos de nuestro fondo de pensiones se llevaría las manos a la cabeza porque seguramente descubriría que, sin saberlo, está implicado en los mecanismos de la teoría de la conspiración que acosa a las economías PIGS de la que formamos parte. Demoledor, pero cierto. ¿Sacaríamos nuestro dinero de esos fondos? No, porque lo que queremos son los resultados que nos garanticen la supervivencia.
Bueno, esto cierra el círculo de la conspiración. Sólo es posible la conspiración si formamos parte de ella aunque sea como pringados. Otra cosa es crearla, que eso ya no está al alcance de cualquiera.
Gracias Josep Julián por arrojar luz a la teoria de la conspiración.
ResponderEliminarAhora ya tengo más claro que soy un superviviente "pringao" que juega a la mover sus fondos con la destreza de james bond.
Un abrazo.
Hola Josep, creo que es una pregunta que nos hemos formulado todos alguna vez a la luz de los acontecimientos e informaciones recibidas... Sociedades secretas aparecen con oscuros interes como telón de fondo. Problemas aparentemente de fácil solución nadie se atreve a resolverlos y nos dejamos llevar por la corriente, ahora toca esto, ahora lo otro.
ResponderEliminarNo soy analista de nada pero siempre he intuído que el mundo se ha movido por el poder y que el poder no es otro que el dinero. Y en todo esto lo que menos importa es el mogollón al que pertenezco. Millones de pringados como bien dices somos los destinatarios de esta conspiración sin haber sido invitados expresamente. Está clarísimo.
Un abrazo
Hola Josep:
ResponderEliminarPringados sí, pringados que se apuntan al "festin" sin darse cuenta de que sólo les dejan entrar para rebanar los platos. En el fondo y en la forma, queremos ser como "ellos" pero no les llegamos ni a la altura del zapato. Por eso somos pringados.
Las excusas son buenas musas...
ResponderEliminar;)
Hola Josep:
ResponderEliminarMe remito a la frase que hoy nos regalas en Thinking Souls:
"Lo que decimos no es necesariamente lo que pensamos y más vale corregir lo que se dice que lo que se piensa."
Como apuntas nos llevariamos las manos a la cabeza sabiendo como funciona esto, pero en el fondo lo sabemos y por eso o callamos o disparamos para otros lados, pero aceptamos mal que bien, "las reglas, impuestas" Sobrevivimos. esa es la realidad.
Un abrazo
Hola Diego:
ResponderEliminarSabia decisión. Pringaos somos casi todos, pero aún y así hay clases por lo que me alegro de que adoptes decisiones sagaces.
Un abrazo.
Hola Katy:
ResponderEliminarEn abundamiento a lo que dices te remito a la entrada que publica hoy nuestro amigo Javier Rodríguez Albuquerque en la que hay un video de una entrevista a José Luis Sampedro. Allí relata la visión de un hombre inteligente que está del lado de los pringados.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Hola Javier:
ResponderEliminarYa dice el evangelio que son muchos los llamados y pocos los escogidos. En realidad la historia de la meritocracia consiste en una lucha denonada por salir del pringuismo y escalar posiciones.
Un abrazo.
Hola Gabi:
ResponderEliminarY que lo digas.
Un abrazo.
Hola Fernando:
ResponderEliminarEn efecto, el afán de sobrevivir hace que todo lo demás quede en segundo plano de modo que no es tan importante lo que nos pasa como si podemos vivir en ello o salir pitando. En caso contrario, aplicamos eso de virgencita que me quede como estoy.
Muchas gracias por tu visita.
Un abrazo.
Hola Josep,
ResponderEliminarTe mando un abrazo y una vez más me tiro de los pelos por no haber seguido tu blog copn la frecuencia que debiera.
En referencia al tema que comentas....¿no ocurre lo mismo cuando nos vamos de viaje a un país de tercer mundo y nos dedicamos a regatear 5 € -por el puro placer de hacerlo- al comprar una alfombra que la ha confeccionado una familia con una renta anual inferior a la nuestra mensual?.
Todos formamos parte del Sistema...........y todos lo alimentamos.Cada uno a su escala, pero todos lo hacemos. Una pena. Un abrazo.
Hola Manuel:
ResponderEliminarBienvenido de nuevo. Respecto a lo que dices estoy completamente de acuerdo en el sentido de que en cuanto nos dan la oportunidad hacemos lo mismo que los magnates aunque a escala ridícula, por supuesto. En la naturaleza humana coexisten distintas cosmovisiones. Por ejemplo, para un japonés esto sería impensable pero nuestra influencia judía y calvinista nos empuja a cometer este tipo de actos.
Muchas gracias por tu comentario y te mando un abrazo.
Buenas noches Josep.
ResponderEliminarAcabo de leer tu post y estoy totalmente de acuerdo con tus tesis. También es casualidad que ayer (bueno hoy, a eso de la 1 de la mañana) se me ocurriera publicar en mi blog una entrada con notables coincidencias con el post que ahora comento. Bueno, yo no soy tan fino escribiendo como lo eres tú y quizas mi lenguaje sea un poco más duro (o más directo si lo prefieres). Pero creo que los dos sostenemos unas tesis parecidas.
Un abrazo.
Hola Armando:
ResponderEliminarVaya casualidd. Ya sabes que todos los caminos llevan a Roma de forma que si hemos coincidido en esto es porque hay un runrun que lo alimenta.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.