23 de junio de 2011

Cuerpo y mente

En nuestras manifestaciones sociales utilizamos una serie de recursos mucho más amplios de lo que solemos imaginar. La palabra es aquello que surge de nuestro interior como producto final después de haber filtrado un sinfín de elementos. Estos elementos podríamos agruparlos en valores, creencias, emociones y estados de ánimo, de suerte que lo que decimos está conformado por todo ello y al mismo tiempo.

Desde aquí, el observador puede reconstruir cada una de esas partes independientes que nos dan informaciones que a veces pueden parecer contradictorias. Por ejemplo, cuando manifestamos que queremos hacer algo y no movemos un dedo por ello estamos diciendo mucho; cuando alguien nos dice que está bien pero su tono de voz o su tono vital dicen otra cosa, también.

En Coaching tenemos, entre otras, la misión de descomponer lo que oímos como si se tratara del espectro de luz blanca y analizar desde dónde nos hablan. Es un ejercicio muy revelador que pasa en transparencia para el sujeto activo y esa es una enorme ventaja porque no incide sobre la espontaneidad o al menos, no lo hace directamente.

Dado que el Coaching no es una terapia no somos terapeutas, sino como simples observadores de lo que sucede en ese diálogo entre cuerpo y mente. Nuestra intervención consiste en que el otro tome consciencia de las asincronías y acepte su responsabilidad en ellas. No se trata de desarrollar nuevas habilidades sino de aprovechar los propios recursos para sincronizarse. Sin esa sincronía entre cuerpo y mente es imposible hacer cambios, combatir frustraciones o plantearse retos extraordinarios.

No somos mente, aunque tengamos una, de la misma forma que no somos cuerpo, aunque vivamos dentro de uno. Somos seres humanos, que es la suma de cuerpo y mente aunque muy a menudo no vayan por el mismo camino. De hecho, esto lo sabemos todos. Cuando decimos que nuestra cabeza nos dice que habría que hacer una cosa pero nuestro corazón se empeña en llevarnos por otros derroteros, en realidad estamos expresando esa dualidad a la que me refiero. Todos somos perfectamente conscientes del conflicto que esto supone a veces e incluso algunos piensan que, cuando toman una decisión contradictoria, están traicionando a uno u otro. En definitiva, que se están traicionando a sí mismos.

No hay que confundir esto con el libre albedrío, la disyuntiva o la valoración de alternativas. Normalmente esto tiene que ver con procesos mentales que a estas alturas ya sabemos que son tanto racionales como emocionales. No me refiero a esto cuando hablo de la, a veces, difícil relación entre cuerpo y mente. Los prejuicios, por ejemplo, son un buen ejemplo ilustrativo. Si quiero casarme porque añoro la vida en pareja pero al mismo tiempo manejo la información de que más o menos la mitad de las parejas acaba divorciándose, tengo una desincronía cuerpo/mente. Mientras no resuelva esto, nunca me comprometeré, por cierto, una de las acusaciones más frecuentes hoy en día de las mujeres hacia los hombres.

La observación de estas luchas internas da muchas pistas y, al mismo tiempo, son el inicio de la solución a este tipo de problemas que pueden llegar a angustiar a una persona. Para un coach esto es imperativo. Hay que tomar instantáneas de estos comportamientos y mostrárselas a las personas, a poder ser sin añadir nada de nuestra propia cosecha. Las personas se delatan por sí mismas y no hay pócima más potente que mostrarles sus contradicciones como si actuáramos como espejos. Hay que ser neutros para poder ser de alguna ayuda.

Normalmente, esto desconcierta a los clientes porque estamos acostumbrados a que cuando contamos lo que nos pasa a un especialista éste nos devuelva su diagnóstico y nos recete algo para mejorar nuestro estado. No hay que esperar esto de un coach y es más, habría que rehuir hacer eso desde un punto de vista ético. Para eso hay otros especialistas que, al mismo tiempo, pueden ser coach o no.

El Coaching se ocupa de dar pistas, no soluciones, porque el trabajo hay que hacerlo desde dentro. Hay que enseñar y aprender a escucharnos, identificar nuestros saboteadores y cortarles sus fuentes de alimento, hay que hacer muchas cosas pero nunca dar soluciones vía receta.

Nuestro cuerpo y nuestra mente viven en un equilibrio inestable al que conviene estar atentos por nuestro propio bien. Podríamos decir que son entes autónomos que forman parte de una misma unidad, de forma que tenemos de ambos pero ninguno de ellos debe tenernos a nosotros. Y eso es lo verdaderamente complicado.

11 comentarios:

  1. Si los humanos no sufriéramos los designios de los “astros”, si coincidiéramos en lo personal en la misma línea de lo profesional, si no utilizáramos “mascaras” para ir deambulando de aquí para alla, nos veríamos reflejados en ese espejo con una nitidez asombrosa, mientras que si todo el esfuerzo lo basamos en relación con la profesión, y si estuviésemos enamorado de ella, fuese vocacional, y nuestro mayor objetivo fuese buscar la excelencia de ella, tal vez, solo en ese giro, al mirar en ese espejo, cualquier deficiencia sería de gran interés conocerla, depurarla y tratar de congeniarla con nuevos modos, para mejorar en lo que desluce, pero esto solo es válido cuándo lo personal y lo profesional, congenian y se llevan bien, cuándo no ocurre en esa dimensión, ese espejo lo único que encuentra son los fallos en el teórico escenario que nos montamos para tratar de hacer juego con él, por lo que más que ayudar, solo muestra lo vulnerable que somos, y preferimos no saber. Si los “hombres” no mintiésemos, estas terapias profesionales serían extraordinariamente interesantes, pero después de convivir con los avatares de empresas, que priorizar a golpe de talonario, la verdad es que “todas las buenas intenciones” huelen a control y seamos objetivos, no nos suele gustar sentirnos pillados. Pd.: Hay empresas y empresas, tantos como profesionales y en esa variedad debe estar el quid de la cuestión. Saludos.

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  2. El cuerpo tiene su propio lenguaje y como bien dices hay personas observadoras que lo entienden a la primera, o detectan estas incongruencias en los demás. Pero tendría que ser la propia persona quien lo hiciera y con un poco de entrenamiento se consigue.
    Lo que creo es que nos manifestamos generalmente de manera diferente según que ámbitos y según lo que nos jugamos. Somos incoherentes sgún cuando.
    Me encantan tus post porque tienen mucha psicología.
    Un abrazo

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  3. Hola Adolfo:
    Un matiz a lo que dices. El coaching puede ser personal o profesional, familiar y de muchos otros tipos, aunque en el fondo lo verdaderamente importante es que quien se somete a un coaching lo haga por convicción y no impelido porque en ese caso, na de na.
    Un abrazo.

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  4. Hola Katy:
    Uno puede y debe hacerse autocoaching, siempre que partamos de la base de que seamos autocríticos y tengamos identificados nuestros saboteadores, lo que no parece que sea muy frecuente, la verdad.
    Por lo demás, el dominio humano es tan sumamente amplio y variado que permite aproximaciones muy diversas. Todos perseguimos la felicidad, pero no siempre sabemos lo que eso significa para nosotros.
    Muchas gracias por tu comentario y elogios que son muy bien recibidos.
    Un abrazo y buen fin de semana.

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  5. Eso es lo que pretendía indicar y lo has captado como no podría ser de otro modo. Los coaching’s personales siempre me han interesado. Saludos joven.

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  6. Hola Adolfo:
    Pues entonces estamos de acuerdo. Feliz playa.

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  7. Muy interesante Josef. Definitivamente ese equilibrio y congruencia entre cuerpo y mente es fundamental para lograr avanzar, pero cuestaaa por eso de "el corazón tiene razones que la razón no entiende".
    Te dejo un saludo y disculpa que últimamente no te visito mucho pero es que el tiempo brilla por su ausencia en mi vida.

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  8. Hola Belkis:
    Me hace mucha ilusión volver a verte por aquí. No te preocupes, que a mí me pasa un poco lo mismo.
    Un abrazo.

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  9. Todos buscamos ese equilibrio Josep.Cuando el cuerpo no está bien,tampoco la mente lo está,por tanto hemos de cuidarnos para dar lo mejor de nosotros mismos...Es importante la reflexión para conocernos y saber nuestros límites,ello hará más factible la comunicación con nosotros mismos y con los demás.
    Mi gratitud y mi abrazo grande,amigo.
    M.Jesús

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  10. Hola Majecarmu:
    Yo creo que tú eres una mujer de tierra y que buscas el equilibrio entre cuerpo y mente. Los límites sólo están para rebasarlos pero para ello necesitamos ya no sólo tener un estímulo sino lo que es más importante, tener un propósito.
    Muchas gracias por tu comentario.
    Un abrazo.

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  11. Equilibrio entre cuerpo y mente y el Coach que extrae lo mejor del interior del cliente y le da pistas para encaminarlo.

    Mejor no podías haberlo dicho.

    Un beso

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