7 de junio de 2011

Sortilegio de una campana

Sortilegio: 1. m. Adivinación que se hace por suertes supersticiosas

Un pastor trashumante aseguraba que era capaz de adivinar la distancia que le separaba del siguiente pueblo sólo por el sonido de las campanas de su iglesia. Un día que se encontraba junto a una carretera cuyo paso interrumpió con sus ovejas, entretuvo con su historia la espera de un automovilista detenido forzosamente esperando que pasara el rebaño. Le apuesto lo que quiera a que esas campanas están a una distancia de doce kilómetros y medio. Si no me cree vaya a comprobarlo y si tengo razón vuelva a decírmelo.

El automovilista aceptó el trato y una vez que arrancó de nuevo puso a cero el marcador de su cuentakilómetros y se pasmó al comprobar que, en efecto, desde el punto en que se encontraba hasta el siguiente pueblo la distancia era exactamente de doce kilómetros y medio.

Asombrado y ansioso por saber cómo podía obrar ese prodigio volvió tras sus pasos para felicitar al pastor por su acierto, pero cuando llegó al punto donde había dejado al rebaño el pastor y sus ovejas ya estaban lejos. Lo que vio en su lugar fue una vieja señal de tráfico tirada en el suelo que indicaba la distancia hasta el pueblo.

Traigo a colación esta historia para ilustrar las supuestas capacidades de las que muchos alardean sin ser tales. En tiempos de crisis abundan los ejemplos de falsos profetas que nos anuncian futuros esplendorosos o catastróficos a partes iguales. Lo malo de la supuesta adivinación del pastor trashumante es que tenía truco, juega con nuestra capacidad de sorpresa para generar una confianza que de otro modo no se justificaría.

Sin embargo, depende de quién nos venda la burra. De los magos de chistera no esperamos autenticidad porque sabemos que son ilusionistas, pero de un pastor sí porque asumimos que tienen la capacidad de identificar signos que los de ciudad tenemos completamente atrofiados. Si te dicen que lloverá, corres en busca de un paraguas y si te dicen que la campana suena a doce kilómetros y medio, al menos les concedes el beneficio de la duda y si encima aciertan, los subes a los altares.

La seguridad y la confianza están íntimamente relacionadas. Sin la seguridad que se genera a través de la confianza no es posible acometer ni una sola acción de la misma forma que, ante la ausencia de confianza y ya no digo cuando aparece la desconfianza, la inseguridad es paralizadora. Crees porque confías y eso te da seguridad, no crees por lo contrario, así de simple.

Si el automovilista no hubiera descubierto la señal de tráfico habría elevado al pastor a los altares aún sin saber cómo lo había hecho. Esa es la clave de la generación de confianza, que no precisa justificación. Es curioso como en esto actuamos a campo descubierto en contra de lo que tratamos de hacer tan a menudo, que es tirarnos a la piscina con flotador y manguitos. Tal es el poder de la confianza.

La fe es una extrapolación de la confianza. Tenemos fe porque confiamos en algo que todavía no ha sucedido o no depende de nosotros. Muchos creen en la vida eterna porque tienen confianza en las enseñanzas religiosas y a eso le llamamos fe, tenemos fe en el cirujano que nos va a operar porque hemos depositado en él toda nuestra confianza. Para una y otra cosa no tenemos constatación fehaciente. No pedimos certificado de autenticidad ni a Dios ni a nuestro médico. Tampoco le exigimos la acreditación de las horas de vuelo al piloto del avión en que viajamos.

La confianza nos convierte en crédulos por elección y por eso aparecen tantos profetas. Por ejemplo, en estas últimas elecciones muchos han cambiado su voto porque han descubierto que los que votaron antes defraudaron su confianza y porque necesitamos confiar en quien nos promete una vida mejor. Los que desconfían de todos se han quedado en casa y ya está.

Volvamos a nuestro pastor trashumante y pongámonos en la piel del conductor crédulo. ¿Cómo hubiéramos reaccionado?

18 comentarios:

  1. Hola Josep:
    Yo, desde luego, habría reaccionado como el del coche: Totalmente crédulo.
    Lo de las reacciones ante las elecciones también me parece un certero análisis y eso hace que me invada el pesimismo.
    Un abrazo

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  2. En bajito diré que ya no confío en los cirujanos, ni en los pilotos de avión, no digo nada de las creencias religiosas para no ofender o molestar, pero tampoco confío ¿Seré pastora?
    He pasado por las últimas elecciones sin ganas y pesimista al futuro y más desconfiada en los políticos, espereranzada en los nuevos movimientos de jóvenes pero no muy crédula. ¿Qué soy?
    Quedarse en casa,no, pero ¿montarles la casa?
    Un beso

    Perdona estos días de ausencia pero aún no confiando en los pilotos he volado con ellos y me he olvidado del día a día.

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  3. Ahora mismo es difícil entregar nuestra confianza a alguien determinado,porque sabemos que se necesita algo más que buena preparación y voluntad para salir de la crisis...No obstante,también sabemos que la fé y la confianza son necesarias para seguir adelante en cualquier cosa que emprendamos.Por tanto,hemos de poner cada cual de nuestra parte,a Dios rogando y con el mazo dando...Confíemos para insuflar energía positiva y también pongamos lo mejor de nosotros.
    Mi gratitud por compartir y mi abrazo siempre,Josep.
    M.Jesús

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  4. Hola Javier:
    Pues me temo que muchos hubiéramos hecho lo mismo que tú.
    Un abrazo.

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  5. Hola Camy:
    Tengo una amiga muy amiga que hubiera contestado casi exactamente lo que tú. Ella se definía escéptica pero siempre he tenido dudas.
    Espero que tus vuelos hayan sido placenteros.
    Un beso.

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  6. Hola Majecarmu:
    Es muy pero que muy difícil no depositar ni la fe ni la confianza en nada o nadie y aún así más vale que pongamos de nuestra parte.
    Un abrazo.

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  7. Hola Amigo
    Estoy con Javier, sería el conductor credulo. El pastor este era "pastor- pastor" , es decir sabio y estos profetas de ahora son charlatanes de feria en tiempos de incertidumbre, ignorantes aunque astutos, taimados y, sobre todo, ambiciosos...
    Recuerdas al cabo austriaco? Aquel si que era un buen charlatan!
    Un abrazo

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  8. Hola josep:

    Pues me apunto a la de los crédulos, ahora bien, porque era pastor ...como apunta José Luis, en otras circunstancias, quien sabe.
    Un abrazo

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  9. Creo que a veces es más fácil y gratificante creer ciegamente lo que nos dicen que darle un par de vueltas, pero eso solo vale a corto plazo

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  10. Hola JLMON:
    Estoy contigo. Puestos a que me levanten la camisa prefiero que lo haga un pastor que un charlatán tipo cabo austríaco porque, al menos, el primero sabe mucho de algo y nunca me llevará a la guerra.
    Un abrazo.

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  11. Hola Fernando López:
    No sé qué tendrán los pastores que cuando dicen algo todo el mundo les hace caso. ¿Será por eso de la sabiduría popular?
    Un abrazo.

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  12. Hola Diego Borreguero:
    Tienes razón. Siempre hemos preferido las soluciones empaquetadas que las elaboradas. ¿La culpa la tienen los maestros que enseñan que siempre hay que simplificar los problemas?
    Muchas gracias por pasarte.
    Un saludo.

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  13. Hola Josep,
    Yo creo que hay que confiar siempre. En alguien o en algo, porque de lo contrario nos quedamos paralizados y sin más horizonte que el propio que, a veces, es muy justito. La confianza unida al esfuerzo y la voluntad siempre son un buen apoyo para subir la cuesta cuando el caminito viene un poquito hacia arriba .

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  14. Hola SJV:
    Tienes razón. La confianza y su extensión, la fe son necesarias porque nosotros solos, aunque somos necesarios, no somos suficientes. Como bien dices, la vida es como una carrera ciclista por etapas, a veces llanas o de montaña con más o menos puertos. Nada da más satisfacción que saber que puedes subir esos puertos y si es con la ayuda de tu equipo mucho mejor.
    Un beso.

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  15. Juan Antonio Olañeta10 de junio de 2011, 13:49

    Sin duda, yo hubiera creido al pastor, pero al precio que está la gasolina, no hubiera vuelto hacia atrás. Ese es precisamente el problema que creo que hay con los políticos, que les votamos pero luego no volvemos hacia atrás. Muchos de los que mudan de voto, si realizaran ese retroceso al pasado, a lo mejor se lo pensaban dos veces. Vamos por la vida sin retrovisor, y eso es peligroso, sobre todo si no andamos muy sobrados de capacidad de discernimiento (muy útil para distinguir charlatanes de sabios).
    A mi lo que me llama la atención de la confianza es que es contagiosa. Si uno confía en sí mismo, transmite esa confianza y provoca que la gente confie en él.

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  16. Hola Juan Antonio Olañeta:
    Muy bueno. Tienes razón, total para que darse la vuelta sólo para decirle que era un crack. Otra cosa sería volver atrás en el caso de los políticos y pedirles cuentas de aquello que nos prometieron y no cumplieron. Eso me recuerda el chiste del que compra un coche de segunda mano y al cabo de los días se estropea. Vuelve a ver al vendedor y le dice no vengo a quejarme sólo a que me vuelva a decir lo maravilloso que era el coche que me vendió.
    Muchas gracias por asomarte.
    Un abrazo.

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  17. Pues yo seguramente no habría vuelto a felicitarlo, pero habría quedado convencido de su destreza. De todas formas, es bien cierto que con confianza y seguridad podemos llegar más lejos, aunque estemos caminando sobre un alambre, o precisamente por eso. La vida nos hace cada vez más desconfiados, pero hay una persona en la que siempre debemos confiar: nosotros mismos. De lo contrario, mal asunto.

    Un abrazo, Josep.

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  18. Hola Fernando Solera:
    La confianza en nosotros es primordial para generar confianza en otros, es es la primera ley de la inteligencia emocional.
    Eso no es contradictorio con el hecho de que solos no podemos andar ningún camino y quien se crea suficiente va listo.
    Muchas gracias por tu comentario.
    Un abrazo.

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