17 de febrero de 2010

Partículas elementales


Ayer tarde tomé un taxi en el aeropuerto. El conductor era un hombre con muy buena pinta y al rato entablamos conversación. Aclaro que no soy muy dado a ello. Como había estado escuchando una llamada telefónica que acababa de hacer me preguntó si era consultor. Sí, le contesté, y tras un silencio me hizo saber que durante muchos años fue director de una planta de fabricación de una multinacional francesa y lo dijo así, como si nada.
Tenía 63 años y hacía cinco que se dedicaba al taxi. No aclaró los motivos por los que había cambiado radicalmente de profesión entre otras cosas porque esas cosas no se preguntan si no es a iniciativa del afectado. Lo que sí hizo fue contarme algunos detalles. Estaba acostumbrado a la metodología 6 Sigma y al rato nos estábamos cruzando experiencias al respecto. Cuando acabó la carrera y con el taxímetro detenido aún echamos un rato más de charla. Hasta otra, fueron sus últimas palabras al despedirnos.
Llevo muchos años tomando taxis y muchas horas de charla con taxistas. He conocido casos curiosos: uno que seguía un curso de inglés por la televisión del coche, otro que era ciclista y que todos los días hacía 25 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta en bici antes y después de ponerse al volante; otro que padecía de eyaculación seca y eso le convertía en un toro en la cama; hace años me cogió uno que tenía una flota de taxis que dirigía desde un despacho que de vez en cuando le apetecía ponerse al volante, pero ninguno como el de ayer, os lo aseguro.
Todo el día le he estado dando vueltas y por ello he decidido escribir sobre ello. ¿Qué haría que aquel hombre me contara todas aquellas cosas que deduzco que eran ciertas? Desde luego, de 6 Sigma sabía más que yo, os lo aseguro. No lo sé.
Empatía, confianza, cercanía, feeling … todo eso estaba allí presente, desde luego, pero ¿por qué tuvo que contármelo a mí? ¿Se lo contaría a todo el mundo que subía a su taxi? Quiero creer que no, aunque nunca se sabe.
De repente, me ha venido a la memoria un profesor de física que nos explicaba con deleite las nociones sobre las partículas elementales. Hablaba de los protones, los neutrones y los electrones con familiaridad, como si conociera a fondo la materia. Algunos años después coincidí con él luchando por tomar un taxi un día de lluvia y nos reconocimos al instante. Íbamos en la misma dirección, así que lo compartimos. Como los días de lluvia se montan unos atascos monumentales, nos dio tiempo a rememorar los viejos tiempos y acabamos hablando sobre su tema favorito, he de reconocer que a instancias mías.
El taxista nos miraba de reojo por el retrovisor como si fuéramos un par de marcianos y subió el volumen de la radio para aislarse de nuestra charla. Debimos parecerle un par de chiflados. Mi antiguo profesor se apeó antes que yo y al seguir camino el taxista me hizo la temida pregunta: ¿es usted profesor o algo así? ¿Yo? Qué va, sólo un simple aficionado. Cada uno pierde el tiempo como mejor le parece, fue su respuesta. Con la de cosas que hay para preocuparse, sentenció. Abrí mi periódico y me aísle de aquel mentecato entrometido.
Me pregunto qué hubiera pasado si en lugar de él nos hubiera cogido el taxista de ayer. Imposible, me digo. En esa época estaba trabajando como director de fábrica en una multinacional francesa y yo en un banco. Estoy seguro de que ninguno de los dos pensaba que un día se cruzarían nuestros caminos. Claro que eso mismo deben pensar las partículas elementales.

46 comentarios:

  1. Antes solía coger muchos taxis, por supuesto, ninguno como el que tú has cogido.
    Aunque siendo sincera, si un taxista se me pone a hablar sobre 6 Sigma, yo, como mucho hubiera balbuceado 'Calidad Total' que, gracias a un par de libros, es lo más cerca que he estado de ese método.
    Es curioso que eso a lo que llamamos ''feeling'', a veces llegue sin más, y otras, nunca llegue, por mucho que lo intentemos.

    Un abrazo vecino!

    ResponderEliminar
  2. amigo JJ.
    A veces las casualidades no dejan de ser premoniciones de futuros cambios.
    un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Hola Josep,

    Muchos ejecutivos deciden saltar a la consultoría (a veces por decisión propia y a veces porque no tienen más remedio). Normalmente se considera efectivo mantener el mismo tipo y la misma intensidad de la actividad del cerebro. Pero ¿taxista? Se vislumbra una catarsis... Creo que te habrá agradecido el no preguntar.

    Te lo encontrarás de nuevo.

    Un abrazo,

    Jaime

    ResponderEliminar
  4. Con tantos taxis que coges, posiblemente algún compañero lo conozca porque no es usual que un director de fábrica de multinacional francesa esté en el taxi. No obstante, si fue despedido con 58 años quizá le fuese difícil encontrar otro puesto más acorde a su preparación... y necesitaba cotizar como fuese hasta los 65. Puede que ahí haya un ejemplo de las muchas tragedias que se gestan (y se gestarán).
    Un abrazo, Josep.

    ResponderEliminar
  5. Que curioso el trayecto, es cierto que es difícil de imaginar encontrarse un taxista con esos conocimientos, sin menospreciar a nadie por supuesto.
    Debió de disfrutar de esa charla contigo, yo creo que hiciste la buena obra del día Josep, seguramente se quedó encantado de poder compartir sus conocimientos con un cliente.

    Un placer siempre pasar a verte. Besitos.

    ResponderEliminar
  6. Hola Josep:

    Se borró el comentario. Fantástico testimonio. que demuestra dos cosas. Hay gente que lucha siempres (taxista) a pesar del cambio tan inusual como comenta Jaime y que la vida da muchas vueltas:tu encuentro con el profesor y los cambios del antiguo director de fábrica, es una muestra de ello. Aunque esta vez hayan sido en taxis.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  7. Hola Josep:
    ¿Qué tendrá la profesión de taxista que hasta Edardo Punset se ha "cambiado" de profesión?
    La verdad es que es una experiencia muy interesante la que has vivido con ese taxista. Como yo cojo pocos taxis, sólo me puedo remitir a dos del mundo del cine que me impactaron: Taxi Drive y Collateral.
    ¡Si es que en un taxi se pueden vivir maravillosas aventuras!
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Hola Nadia:
    La cuestión es ¿eso fue casualidad o causalidad? En cualquier caso, fíjate lo que hubiera pasado si cuando llegué al aeropuerto decido ir al baño y me toca otro taxi.
    El feeling llega donde y cuando uno menos se espera ¿verdad?
    Un abrazo al vecindario.

    ResponderEliminar
  9. Hola Manuel:
    Las premoniciones siempre me han gustado. No las que se ven en los posos de té o en las echadoras de cartas, por supuesto. Pero ahí había algo, estoy seguro y veremos lo que ocurre en el futuro inmediato. Os tendré informados.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  10. Hola Jaime:
    Estoy de acuerdo contigo en todo. Y sí, creo que fue mucho mejor no preguntar. Si lo hubiera hecho, igual se corta "el fluir".
    Muchas gracias por la visita.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  11. Curiosa historia, posiblemente sea como dice Germán, cuestión de cotización, pensando en la jubilación. Cuanto talento desaprovechado hay por ahí adelante...

    Pena no saber las verdaderas razones, pero claro, como bien dices, tampoco era cuestión de preguntar si él no lo contaba.

    Un abrazo
    Pablo Rodríguez

    ResponderEliminar
  12. Lo que no te pase...y además, sospecho camino de esa cita tan "dolorosa" que tenías.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  13. Hola Germán:
    Este taxista forma parte de una agrupación de taxis de Barcelona a la que llamo habitualmente, así que seguro que entre ellos se conocen.
    De lo que no cabe duda es de que ese cambio radical de profesión no habrá sido "vocacional" sino empujada por las circunstancias. Hece cinco años no había crisis pero sí otras muchas circunstancias que dejaban a la gente "con el culo al aire".
    Muchas gracias por tu comentario.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  14. Hola Dama:
    Como a él le quedara la mitad del buen sabor de boca que me quedó a mí seguro que flipó. Los grandes regalos vienen en estuches discretos.
    Muchas gracias por asomarte. Un beso.

    ResponderEliminar
  15. Que buena historia, yo también tomo muchos taxis en mi país y me encuentro con todo tipo de personas, personajes raros y no tan raros pero es para escribir algo sobre eso.
    Aveces encuentras médicos trabajando o abogados ,personas jovenes que no tienen trabajo y de algo tienen que vivir mientras.
    Un saludo josep.

    Siempre te leo aunque aveces no comente :)
    En mayo estaré por tu tierra deu !!!

    ResponderEliminar
  16. Realmente no suelo tomar taxis, me gusta caminar,pero a veces cuando voy al aeropuerto,siempre tropiezo con un taxista hablador..y la verdad a veces tengo sueño o estoy cansada y bueno....me trago su rollo.
    No deja de ser curioso las "causalidades" no conocemos sus causas,pero las hay. un abrazo.

    ResponderEliminar
  17. Hola Fernando:
    Sobre las vueltas que da la vida, muchos de nosotros podría escribir un libro ¿verdad? Cuando bajé del taxi el pensamiento que me quedó fue que ese hombre en ningún momento quiso justificarse ni alardear de su conocimiento y experiencia, sólo compartirla. Estuve a punto de pedirle que se uniera a Cloudconsulting, no te creas.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  18. Hola Javier:
    Como digo, será porque en esta vida he cogido muchísimos taxis, tantos que no sé si habré dado ya la vuelta al mundo y claro está, de la cantidad sale la calidad, nada nuevo.
    Cuando era pequeño en Barcelona había un taxi llamado "de la felicidad" que tenía el interior completamente tuneado con muchas cosas que ni siquiera se tenía por aquel entonces en las casas. Además, el taxista vivía a dos calles de distancia y muchas veces daba la pelmada a mis padres para ver si lo cogíamos cuando iniciaba su jornada. Resultado: monté en él sólo un par de veces.
    Muchas gracias y un abrazo.

    ResponderEliminar
  19. Hola Pablo:
    Sin duda ahí había un tema de años de cotización y por tanto, una carrera profesional truncada porque no creo que el cambio fuera voluntario. El talento o mejor, la experiencia viajan en cualquier medio de locomoción y desde luego puede encontrarse al doblar la esquina y donde menos te lo esperas, eso es cierto.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  20. Hola JLMON:
    Es posible que a mí me haya tocado vivir una vida de película, quién sabe, pero no le hago ascos jeje.
    Además, tienes razón. Me dirigía a esa cita "tan dolorosa" que tenía previo paso por casa para ponerme ropa de civil y allí le despedí.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  21. Hola Zulm@:
    ¡Cuánto tiempo! Me alegra que esta vez te hayas decidido a dejar comentario. Y no olvides avisarme cuando vengas por aquí para "desvirtualizarnos".
    Saludos.

    ResponderEliminar
  22. Hola Mercedes:
    A mí me pasa como a ti, que por defecto prefiero no entablar conversaciones con los taxistas y más a horas intempestivas (y a veces son MUY intempestivas), pero de cuando en cuando ya ves, surge la ocasión y entonces no me echo para atrás a menos que el taxista no dé para mucho o me limito a darles la razón para no tener que entrar en polémicas.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  23. Lo que me hace pensar, y no lo puedo remediar, en cómo y en cuánto se deshacen las empresas de sus trabajadores cuando cumplen 55 años... Y eso que el concepto de Know-how bien conocido en cualquier powerpoint que se precie...

    Llamame suspicaz... U otra cosa...

    ;)

    ResponderEliminar
  24. Hola Gabi:
    Cuánta razón tienes con eso de prescindir del conocimiento de personas en edad no sólo de aplicarlo sino de haberlo atesorado durante toda una vida.
    Cómo te voy a llamar suspicaz por algo que veo tan a menudo incluso a nivel de amigos míos.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  25. Hola Josep:

    Leyendo tu post y la mayoría de los comentarios, me llama la atención lo "raro" que ven el que un antiguo director de fábrica hoy sea taxista.
    Me pregunto si verían igual de raro que un antiguo taxista fuera hoy director de fábrica.
    Creo que no hace falta explicar con detalles que la vida puede dar un giro de 180º en cualquier momento; que lo que hoy posees, puedes dejar de poseerlo; que las tragedias existen y, a veces, pueden tocarte el ala o romperte el corazón.
    Cuando alguien "juzga" a otro por su puesto de trabajo suelo decir que "ésto es una película y hoy te ha tocado hacer este papel secundario, pero no quita que, cuando salgas por esa puerta, no puedas ser el protagonista de la mayor superproducción de "Job-livu".

    Uno es uno mismo y sus circunstancias y éstas, desgraciadamente, a veces, nos sorprenden. Lo importante es tener el aplomo necesario para poder superarlas, ya sea como taxista o como director.

    Un abrazo, Josep...Un post para "relativizar".

    ResponderEliminar
  26. Hola María:
    Un placer volver a verte por aquí. Como planteas, sería mucho más sorprendente ver a un taxista como futuro directivo que a un ex directivo como taxista. Por lo menos sería más noticiable.
    Sin embargo, lo que me llamó la atención en este caso no lo hubiera hecho tanto si hubiera intimado en la barra de un bar con alguien que aún siendo taxista, me hubiera explicado las mismas cosas. Hubiera bastado con que no me hubiera dicho cuál era su profesión actual.
    Como sabes, el contexto en el que se producen los hechos es determinante para el desencadenamiento de las reacciones o emociones. En la escena que relato el contexto lo es todo, quizá no lo expliqué lo suficiente o di por supuesto que se entendía.
    Por supuesto que el hábito no hace al monje y que los papeles que nos otorga la vida son cambiantes. Eso no sólo no lo dudo sino que además podría explicarlo en primera persona.
    Ese taxista parecía prescindir del hábito o al menos no arroparse en él. Su explicación no tenía ni un ápice de añoranza ni de "perrito apaleado por la vida". Fue y se comportó con toda dignidad que es una de las cosas que más valoro y por eso me pareció que valía la pena contar su historia.
    Un abrazo nada relativo. Se te echaba de menos.

    ResponderEliminar
  27. Hola Josep : iré por los primeros días de Mayo a visitar a mi hijo como todos los años y mi preciosa de dos años que no para de llamarme.
    Podríamos tomar un café verdad ? Me encantaría !
    Te avisaré antes de ir.
    Saludos :)

    ResponderEliminar
  28. Hola Zulma:
    Será un placer compartir contigo café y charla. No dejes de avisarme.
    Saludos,

    ResponderEliminar
  29. Magnífica reflexión, muy bien escrita.

    ResponderEliminar
  30. Interesante eso de los encuentros y desencuentros, casualidad, causalidad, o que?; pero más curioso aún es ver las vueltas que da el mundo y como una persona que ha estado en la posición que ese señor taxista, ha llegado luego a desempeñar esa ocupación, que no considero denigrante para nada, pero si algo por debajo de la cualificación que entiendo tendrá ese señor. Que pena que el mundo de tantas vueltas, por eso la importancia de la humildad y aceptación a la diversidad. Un abrazo muy grande Josep y ya sabes que aunque no te visite con la frecuencia que quisiera, me encanta tu espacio y aprendo mucho de ti.

    ResponderEliminar
  31. Wow.
    Que maravilla de entrada.
    Me dejas con tantas reflexiones que no se por donde empezar.
    La vida está llena de tantas historias personales...que es triste que nos pasen desapercibidas durante nuestra vida.
    Pequeños heroes de ciudad, así como pequeños espíritus semivacíos y sin inquietudes, como el caso del ultimo taxista.
    Buen fin de semana.
    Que entradón.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  32. Hola Sebastian:
    Bienvenido a este rincón. Siempre es de agradecer que alguien deje su rastro por primera vez y más si es para dejar comentarios como el tuyo.
    En correspondencia, me he dado una vuelta por tus casas y lo que he visto me ha gustado mucho.
    Hasta pronto.

    ResponderEliminar
  33. Hola Belkis:
    Soy yo es que está en falta contigo en eso de las visitas. Bueno, contigo y con bastantes más pero no es por pereza ni desinterés, te lo aseguro.
    Bueno, no tuve la sensacíón de que el hombre fuera infeliz sino que había integrado muy bien su realidad. En mi familia pasó un caso parecido pero con mucha peor interiorización. Quienes me conocen lo saben aunque no lo aireé aquí y quizá por eso me sentí impulsado a contar esta historia.
    Muchas gracias por tu cariño y estímulo que para mí son muy importantes.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  34. Hola David:
    Creo que has dado con la clave. Las pequeñas historias, las pequeñas heroicidades, las pequeñas intrahistorias como decía una amiga mía son lo que construyen la vida, de la misma forma que cada grano de arena hace una playa. ¿Te has puesto a pensar en la cantidad de hilo que lleva la camisa que llevas puesta y la cantidad de pasadas de urdimbre que han sido necesarias para confeccionarla? Pues eso.
    Muchas gracias por tus palabras. Y disfruta del fin de semana.

    ResponderEliminar
  35. La vida va dejando en nuestro camino distintas señales,que no te pasan desapercibidas Josep..

    Esa intuición que te permite valorar la "calidad interior" del personaje,también te permitirá descubrir la lección de las "causalidades.."y aplicarlas debidamente llegado el momento.

    Quiero pensar que así será,porque seguramente seguirás dialogando con ese nuevo personaje,que serán las circunstancias..y seguramente os entenderéis,aunque surja alguna voz altisonante que no os entienda..

    ¿qué será lo que me hace pensar así..?
    Quizá lo mismo,que hizo a tu primer taxista contarte su experiencia anterior..

    Un placer Josep..!!
    Mi abrazo siempre.
    M.Jesús

    ResponderEliminar
  36. Hola María Jesús:
    Tu comentario evoca situaciones por las que seguramente tú también habrás pasado o conoces en otros.
    Reconozco que tengo una cierta habilidad para poder ver en el interior de las personas. No lo digo como sacando pecho por ello, eso que quede claro, sino como una facilidad natural más que entrenada. Muchas veces me equivoco pero otras acierto. Mi profesión consiste en buena parte en predecir comportamientos aunque esa no es la parte más interesante jeje.
    Las causalidades tienen muchísimo que ver con lo que nos sucede a diario y por eso creo que influyen tanto en la determinación de lo que nos sucede incluso a nivel de grandes decisiones que tomamos en la vida.
    Ese taxista no me contó su historia sino que se sintió en la confianza de hacerme partícipe de una parte de ella en la que creyó que teníamos afinidad y acertó. Quizá él tenía más capacidad que yo para ver en otros, quién sabe. Pero como ya he dicho en otro comentario, no sé si lo hace con alguna frecuencia porque después de tantas horas al volante uno también necesita sus desahogos.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  37. Ahora que no nos lee nadie, si un taxista me cuenta voluntariamente que antes trabajó de director de producción, creo que me deja una puerta minimamente abierta para que me responda, si no es mucha indiscreción y así lo desea a qué fue debido el cambio y cómo lo vivió. Quiero decir, si no ¿para qué te preguntó sobre tu profesión de consultor, te habló sobre sus anteriores responsabilidades y sobre 6S?.

    ResponderEliminar
  38. Montar en taxi es una lotería, pero siempre que te bajas de uno, a poco interesante que haya sido la charleta, bajas con algo nuevo aprendido. Yo tampoco soy de enrollarme ni de dar coba salvo que el taxista dé el primer paso, porque, entonces sí, entro al trapo. ¡Je,je,je! Me he encontrado de todo, desde taxistas con desquiciantes teorías sobre el poder hasta taxistas con vocaciones frustradas que en realidad odian el taxi, y así cientos y cientos de los más variados perfiles. Y eso que no suelo coger taxis a menudo (mi economía no me lo permite), pero los que me tocan suelen tener unos propietarios la mar de curiosos.

    ResponderEliminar
  39. ¡ Hola ! Me ha encantado toda la aventura :) Confieso que en Madrid normalmente sólo me desplazo en taxi (conducir mi V8 por atascos me parece una gran memez) y confieso igualmente que mi mayor preocupación al subirme a un taxi es que el taxista inicie la conversación, ya que abandoné hace años (mal hecho supongo :( la esperanza de aprender algo de provecho de ello.

    La extensión que se me ocurre es la siguiente, y tiene que ver con la gente que en el AVE habla por su móvil confundiéndolo con un megáfono. Hace años yo intentaba ser positivo y aprovechar el hecho de tener que aguantar a un pelma para ver si aprendía algo de interés a través de su apasionada conversación.

    Imaginas a qué conclusión llegué (tú que tambien viajas mucho lo habrás deducido sin problema :)

    Todo esto para plantear la duda siguiente (y que tiene implicaciones más profundas de lo que parece): ¿ Realmente nos compensa el escuchar a todo el mundo, o deberíamos seleccionar a nuestros interlocutores ? Y, en ese caso ¿ Cuáles habrían de ser nuestros criterios de selección ?

    Dejo el debate abierto, no tengo respuesta absoluta :))

    ResponderEliminar
  40. Hola Visi:
    Con la misma confianza y ahora que no nos lee nadie: no tengo la menor idea de por qué me hablo de esas cosas. Lo que sí sé es por qué no le pregunté yo, porque intuía la respuesta.
    Muchas gracias por pasarte y comentar.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  41. Hola Domingo:
    Tienes razón. En el gremio de taxistas lo que más abunda son los que creen en la teoría de las conspiraciones más variadas. Claro que esos acostumbran a escuchar determinada emisora de radio. También los hay pitufo-filósofos y así hasta una clasificación muy variada de tipos y subtipos. Juegan con la ventaja de que "juegan en casa" y por ese motivo prefiero guardar silencio siempre que es posible ;-)
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  42. Hola jd roman:
    Planteas cuestiones complejas de comentar en tan poco espacio. Me detengo en primer lugar en lo de los móviles. Por razones de profesión fui uno de los primeros en tener móvil en España y recuerdo perfectamente que todos hablábamos a hurtadillas porque veníamos de una cultura en que las charlas eran privadas o reservadas, además de que había una parte de pudor. Hoy en día hasta he escuchado conversaciones estratégicas o altamente confidenciales con la mayor naturalidad y creo que eso mismo puede haberte pasado a ti y a muchos.
    Aunque comparto que es un tema complejo, tengo claro que hay que seleccionar a nuestros interlocutores. Lamento parecer radical por cuestiones de espacio, pero básicamente esa es mi creencia.
    Ni todo el mundo es digno de atención (más allá de la cortesía) ni creo que lo que yo tenga que decir le interese a todo el mundo.
    Lo de los criterios de selección de nuestros interlocutores es una buena cuestión, ya lo creo. Incluso puede que haya una parte de azar en eso pero tal vez hasta la heurística juegue un papel determinante en ello.
    Muchas gracias por tu comentario y espero haber respondido siquiera esquemáticamente a las cuestiones planteadas.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  43. Cada persona es un mundo, pero debo de reconocer que los taxistas y las putas son profesionales que conocen del ser humano mucho más que los Punsets que divagan por las teles.

    ResponderEliminar
  44. Hola Fernando:
    Ahí le has dado.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  45. Febrerillo loco... ¿qué tendrá?que nos tiene a todos un poco a la alternativa y cambiando de registro. Primero Germán con la astrofísica y ahora tú.
    Grata sorpresa es saberte interesado en temas
    cuánticos de partículas y demás. ¡Mira por dónde!
    Lo que más me gusta de tu historia es la resiliencia demostrada por tu director de fábrica, reconvertido en empresario autónomo. Con un par, si señor!
    ¡Cosas veredes que non creeredes Sancho! O sí...
    Todo un universo el del taxi y su fauna,dicho sea esto desde el respeto más absoluto.

    Sea como sea, lo que está claro es que se avecinan malos tiempos para la lírica amigo.
    Y dice la sabiduría popular, que acostumbra acertar en un tanto por ciento bastante elevado, que cuando las barbas del vecino veas pelar...

    Nos tomamos ese café cualquier día Josep, será un placer.

    ResponderEliminar
  46. Hola Cristalook:
    Ya contaba con que el título de la entrada llamaría tu atención ;-) La resiliencia de nuestro amigo taxista es algo que resulta eviente por una parte pero que encierra una carga de dignidad por otra que quizá no resulte tan obvia. La dignidad es una de las cualidades que más valoro porque encierran la esencia de los humanos para bien o para mal. He omitido parte de la charla que mantuvimos porque quería poner el acento en lo que conté, pero toda su vida, contada en trazos gordos, era un ejemplo de respeto por la libertad de los demás en contraste con sus propias creencias. Bueno, creo que me estoy poniendo críptico y mejor te lo cuento tomando café. ¿Cómo quedamos? No tengo tu mail pero sí puedes ver el mío en la columna de la derecha.
    See you.

    ResponderEliminar