23 de marzo de 2010

Verdad de la buena

A Jesús, el camarero del turno de tarde de la cafetería donde suelo bajar a tomar café no le conocéis casi ninguno. Jesús es un Séneca popular que imparte filosofía a pie de calle tras la barra de su bar. Lo que reproduzco a continuación es el resumen de una de nuestras últimas tertulias.

“Más allá de las buenas intenciones, la objetividad ni se practica ni se espera, de la misma forma que la sinceridad resulta intolerable. Ser objetivo es ser imparcial, no actuar de parte, algo que le está negado a la naturaleza humana por mucho que nos empeñemos en defender lo contrario. La sinceridad, asimismo, nos convertiría en seres eminentemente antisociales. Si fuéramos absolutamente sinceros, no nos soportaría nadie”.

Las relaciones sociales, en cualquiera de sus manifestaciones, están condicionadas precisamente por la ausencia de objetividad y de sinceridad, si bien la dosis a emplear de sus antónimas debe ser relativamente baja para no llamar excesivamente la atención y que no se nos descubra el engaño. Jesús comparte ampliamente esa opinión.

“Desde todos los puntos de vista, estamos educados y entrenados para ello. La sutileza, la diplomacia, lo políticamente correcto son formas de no llamar a las cosas por su nombre, por tanto, de no decir la verdad desnuda. Cuando alguien se arranca diciendo la verdad es que normalmente no es consciente de que se está delatando. Ahora puede que nos cuente la verdad ¿pero hasta entonces?
La verdad se reserva para cuando ya no hay remedio, para entendernos, a toro pasado. Entonces sí se puede y hasta se debe decir la verdad para quedarnos descansados. La verdad es que nunca te he soportado y ahora que nos hemos mandado a paseo te lo digo. ¿Y por qué no me lo has dicho hasta ahora? Porque te quería, pero hay que ver el peso que me he quitado de encima”.

El amor, por tanto y según Jesús, es otra forma de disimular la verdad.
“No nos enamoramos de alguien por cómo es, sino por los atributos que conferimos a esa persona y que no son del todo ciertos y lo sabemos. Tampoco suelen gustarnos las empresas en las que trabajamos. La verdad es que si no fuera porque ahí me gano el pan, les iba a decir lo que pienso de ellos. ¿Cuándo lo voy a hacer? El día que me vaya o mejor, el día después”.

La verdad, entendida como la suma de objetividad y sinceridad, es una virtud clandestina que sabemos que existe pero que corre por el subsuelo bajo nuestros pies. Basta con saber que existe, no queremos verla.

"El otro día se murió un señor que venía por aquí y que, la verdad, era bastante inaguantable. En el velatorio todo eran alabanzas hasta que su viuda dijo como para sus adentros: yo lo único que pido a Dios es que vaya en paz y no vuelva, sobre todo no vuelva.
La verdad es que cuando vendemos nuestro coche hablamos de él como si fuera un chollo comprarlo. Un señor volvió al cabo de los días con el coche destartalado. No, si no vengo a quejarme, sólo quiero que me vuelva a cantar las alabanzas del coche. Nada es verdad, ni siquiera cuando juramos sobre la Biblia. ¿Jura usted decir la verdad y toda la verdad? nos preguntan en el juicio. Sí, contestamos, pero en realidad nos decimos a nosotros mismos juro decir mi verdad, toda mi verdad y nada más que lo que a mí me convenga decir”.

Por lo general, y en eso estoy de acuerdo con él, la gente quiere ser amable con uno. Lo amable, por tanto, resulta naturalmente insincero porque parte de la premisa de que las cosas deben decirse y presentarse como pensamos que al otro le gustan. La verdad no es emocional, esa es la verdad.

35 comentarios:

  1. Buenos días, Josep:

    Dicen que quienes únicos se atreven a decir la verdad son los borrachos y los niños. Tal vez, Jesús, el camarero, sepa algo de los primeros, pero a mi me gustan más los segundos.
    Por las tardes, cuando me dedico a mis proyectos, me gusta abrir la ventana y escuchar el bullicio de los niños mientras juegan en la plaza. Todo son risas y gritos y, sobre todo, muchas dosis de imaginación: "Tú eres un indio del noreste y yo soy del centro".
    Pero ayer escuché que uno, al que identifico como "el que manda", le preguntaba a otro:
    -"Oye, ¿tú te haces pipí en la cama?.
    -"A veces"- contesta el otro con, al menos, algo de sinceridad.
    Y entonces el primero, sabiéndose con una información de extrema importancia al tiempo que una debilidad del otro, lanza a grito pelado:
    "Fulanitoooooooo, se meaaaaaaa la camaaaaa".

    Me parece a mi que el "sincero" de la tarde, ayer se llevó una lección más a la cama, además de la preocupación de no volverse a hacer pis: "no tengo que decir la verdad, sobre todo, si va en mi contra".
    Y así, todos hemos aprendido que hay que "maquillar" las cosas para que seamos aceptados por nuestras virtudes y no por nuestro YO completo.
    Si algún día tuvimos una verdad emocional, se quedó en la placita de nuestros juegos infantiles donde perdimos nuestra inocencia.

    Que pases un buen día, Josep.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  2. Hola Josep:

    Estando de acuerdo en el planteamiento de Jesús, lo cierto es que somos animales socilaes y consciente o inconscientemente hacemos ese esfuerzo. Puede ser una cuestión de supervibencia. De no ser así, seguramente, hubiésemos desaparecido hace mucho tiempo. Para mi es una cuestión de grados y en ellos nos manejamos. Lo que pasa, y discrepo un poco, es que si afectan a las emociones., no la verdad, que lo que no tiene, como decía Serrat, es remedio, al manejernos entre lo que somos, lo que proyectamos y lo que deberiamos ser.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Josep,sabes que todos somos "dualismo interior" llevamos dentro ese ángel,que empatiza y disculpa y ese demonio,que encuentra la mota y el fallo..La clave está en hallar el equilibrio entre uno y otro para seguir viviendo con equilibrio dentro y fuera de casa..

    Espero,que lo sigamos consiguiendo por mucho tiempo.Mi felicitación por el tema y mi abrazo de primavera,amigo.
    M.Jesús

    ResponderEliminar
  4. Esto ya empieza a ser preocupante, porque estaba yo estos días reflexionando acerca de dedicarle un post al mismo tema...así que ya me ahorras el trabajo ;-)

    Yo lo meditaba al respecto de la cantidad de mentiras que medias verdades que se cuentan en el ámbito profesional, creo que hoy en día superan en mucho a las de la vida personal de cada uno.

    El más sincero del mundo como persona se ve obligado a contar "milongas" diversas en su trabajo, a proveedores, clientes, etcétera, y se ve como algo normal (¡tengo que defender a mi empresa!)

    Hoy en día, con la crisis, las excusas y las mentiras se multiplican, y muchas conciencias se revuelven ante ello, hasta el punto de que, como dice Jesús, llegan a no gustarnos las empresas en las que trabajamos.

    ¿Qué sucedería si todo el mundo fuese sincero profesionalmente hablando? Una bomba!!

    Un abrazo
    Pablo Rodríguez

    ResponderEliminar
  5. Ayyy Josep... en que momento más exacto (de mi vida) escribes este post... Es cierto que somos o queremos ser "políticamente correctos" pero también podemos cometer el error de caer en la mentira y en la hipocresía, para no llegar a ser antisocial, y en cierta forma ser "mal vista" por los demás.

    Me considero una persona sociable y sincera, amiga de mis amigos, sensible y extremadamente generosa con los demás, es por ello que en muchas ocasiones y en opinión de los demás soy antisocial, antipática, borde y "rara", aunque jamás podrá nadier decir de mi que soy mentirosa o falsa.

    Un beso primaveral y gracias por estas reflexiones.

    ResponderEliminar
  6. Creo que la solución a lo que planteas está en hablar con asertividad:

    http://es.wikipedia.org/wiki/Asertividad

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  7. Un post de personas para personas.

    No hay más que decir. Me ha encantado ;)

    Un saludo!

    ResponderEliminar
  8. Hola María:
    Creo que Jesús está más cercano a los borrachos que a los niños aunque eso sea por la profesión que ya sabes que imprime caracter.
    Coincidís también en que eso de decir la verdad se quedó en una placita en la que jugábamos de pequeños porque pronto descubrimos que eso sólo hace que crearnos problemas.
    Quizá sea en la edad tardía cuando volvemos a recuperar ese gusto por decir lo que pensamos. ¿Será eso la demencia senil?
    Cuando era pequeño y la tele era rudimentaria, recuerdo que hacían a diario una especie de sainete de los que recuerdo algunos episodios, entre ellos uno que hablaba de un señor que siempre decía la verdad, que era sincero. Y como te puedes imaginar, aquello acababa como el rosario de la Aurora.
    Muchas gracias por tu comentario. Un beso.

    ResponderEliminar
  9. Hola Fernando:
    Está claro que eso de la sinceridad o de la verdad es una cuestión de grados. Tengo un amigo que siempre dice que hay que decir la verdad, pero no toda la verdad. Quizá sea una buena fórmula para andar por la vida.
    Y comparto también tu discrepancia. La verdad no tiene remedio y quizá por eso no la decimos, para no incurrir en cosas irremediables ;-)
    Muchas gracias, como siempre, por tu comentario.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  10. Hola María Jesús:
    Eso del dualismo es tan cierto como que ahora es de día. Fíjate si será cierto que si observamos las charlas entre amigos a menudo escuchamos "le dije tal pero ya sabes que pienso lo contrario y el caso es que se lo creyó"
    Sin embargo, la verdad tiene poco predicamento y su administración quizá sea una de las cosas que mantienen el equilibrio del planeta. Quien sabe.
    Feliz primavera también para ti.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  11. Hola Pablo:
    Eso que dices pasa por similitud de onda jeje. De todas formas, si coincidimos en los temas será por algo.
    Tienes también razón cuando dices que con eso de la crisis se miente más. Alguno diría que qué remedio queda porque si se dijera la verdad nos cortaríamos las venas en público. La cuestión es que en estos tiempos que vivimos nada dados a la lírica, igual a veces preferimos que nos mientan un poco.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  12. Hola Dama:
    Vaya, no hay como llegar a tiempo. Tal vez seas de esas personas "demasiado realistas" que prefiere llamar al pan pan y al vino vino. Puede que te cree problemas pero también es seguro de que te considerarán una persona de fiar.
    Y Dama, ya sabes lo que se dice de las damas, que cuando dicen no quieren decir quizá, cuando dicen quizá significa sí y cuando dicen sí, es que no son unas damas ;-) Seguro que eso no te pasa a ti.
    Muchas gracias por tu comentario.
    Feliz primavera.

    ResponderEliminar
  13. Hola Myr:
    Muchas gracias por adjuntar el enlace al significado de la asertividad. A más de uno le irá bien revisar el concepto.
    Un abrazo,

    ResponderEliminar
  14. Hola Jesús María:
    En efecto, de personas para personas. Me ha encantado que te gustara. Y gracias por el tweet.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  15. Hola Josep:
    Desde que leo a Punset, me lo encuentro por todos los lados. ¿Ese camarero tuyo, no será Punset que ha pasado del taxi a la barra?
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  16. Hola Javier:
    Muy bueno, pero creo que no. "Mi" Jesús es real como un cargo en cuenta y "mi" taxista es de Burgos y fue mal estudiante. Ya me gustaría a mí que Punset me sirviera un cafelito o hacer con él una carrera en taxi aunque fuera a tarifa completa, pero no. Esos son del pueblo llano y soberano... aunque a lo mejor trasnochan para ver Redes ¿serán ellos?
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  17. yo si creo mas que en la verdad, en la sinceridad. Esa para la que no hacen falta las palabras. La corrección y el respeto deben primar en toda relación, y sobre todo la comprensión y aceptación del otro independientemente de que yo no esté de acuerdo con él. Otra cosa muy distinta es demostrar lo que se sienta o se piensa sobre algo o alguien con total transparencia y sinceridad. A veces se dice más con el silencio y los gestos que con las palabras. La comunicación no verbal juega un papel muy importante.
    Un abrazo Josep

    ResponderEliminar
  18. Hola Josep, como vivimos en sociedad, esta tiene sus reglas no escritas, una de ellas es precisamente pensar lo que se dice, no decir lo que se piensa.
    La verdad es bastante amarga, por tanto hay que edulcorarla de vez en cuando.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  19. La verdad puede llegar a ser muy dolorosa...y el hombre actual no se distingue precisamente por su anuencia respecto a las sensaciones desagradables que se puedan derivar de ella...En muchos casos, simplemente, se impone una resistencia férrea a desear conocerla...

    ResponderEliminar
  20. La verdad es que ese "Séneca del café" es un verdadero filósofo, estoy de acuerdo en que no somos del todo sinceros por no resultar inaguantables, pero hay gente más sincera que otra y gente que ama más que otros. Yo creo que no podemos generalizar, sinceramente y Jesús peca de generalizar... Cada persona es un mundo y hay quien dice y sabe decir las cosas, las verdades y quien no lo hace nunca. Besos

    ResponderEliminar
  21. Hola Pepe
    Chico, para mi que tú tomas café en la magna de la UAB, je-je...qué nivel y luego dicen que la hostelería ya no es lo que era...
    Fuera bromas.
    A todos nos tendrían que nominar para un oscar de interpretación al cabo del año. Decía un querido maestro mio que las personas no son como son, no como querrían ser sino como queremos verlas.
    Que conste que yo te veo bien.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  22. Hola Belkis:
    Me parece que mencionas un tema importante como es la elegancia en el disenso y, como dices, muchos comportamientos que no nos gustan de los demás pueden demostrarse con la comunicación no verbal. Como decía uno, callado está dicho.
    Lo malo es cuando a pesar de eso, piden opinión y hay que ser o no sincero.
    Me ha gustado mucho tu enfoque.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  23. Hola J. Carlos:
    Tienes razón y coincide con la postura de Jesús. Lo que decimos de verdad es algo que, como mucho, se le parece más o menos levemente.
    Las convenciones pueden más que las convicciones. Para reflexionar.
    Muchas gracias por tu comentario.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  24. Hola Ginebra:
    De acuerdo con lo que dices. Todo es una cuestión de gradación y en eso intervienen muchos factores desde el perfil social hasta la experiencia.
    Jesús generaliza, pero creo que sabe de qué habla.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  25. Hola JLMON:
    Cuando vengas a Barcelona te llevo a tomar café donde Jesús, pero más vale que vayamos con tiempo.
    Tu maestro hablaba con voz de sabio cuando dijo eso. Seguro que era un represaliado. Yo también te veo en forma.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  26. Josep,

    Tus posts son tan claros y sencillos que parecen inocentes... Yo creía que era la mujer más sincera del mundo hasta que me empecé a escuchar atentamente... Siento muchísimo haber llegado a la conclusión de que mentir (mentirijillas, claro!) es básico para sobrevivir, lo contrario es exponer la panza al primer depredador que pase y/o causar un dolor innecesario a la gente que te rodea. De acuerdo completamente con J.Carlos.

    Un saludo!
    Rosa

    ResponderEliminar
  27. Es puro instinto de conservación. Decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad es como salir de casa con la escopeta cargada, y así no llegaríamos ni a la vuelta de la esquina. Es curioso cómo todos valoramos mucho como virtud la sinceridad en los otros, pero hay que ver qué mal nos sienta, como una patada en la bolsa escrotal, cuando nos cantan las verdades. Se nos cambia el rostro. Para soportar la verdad hay que ser muy duro y no tener la piel tan fina como la tenemos.

    ResponderEliminar
  28. Como desgraciadamente solemos hacer mucho más caso de nuestro lado racional que del intuitivo, solemos igualmente ser hipócritas, políticamente correctos, para así ser sociables y caer bien al mayor número posible de personas. Por suerte o por desgracia yo me caracterizo por ser poco sociable, como buen admirador de Schopenhauer, ya que la sociabilidad me lleva a menudo a decir cosas que no pienso, lo cual me sienta fatal.

    ResponderEliminar
  29. Que interesantes son las cosas sencillas. ¡Cuanto sabe ese Seneca de café con leche¡. Es verdad, comparto el análisis, realmente no vamos de sinceros por la vida, aunque haya que decir que esto se produce bajo un acuerdo tácito, comúnmente aceptado en lo que se refiere a las personas comunes y corrientes, en el fondo ninguno somos perfectos y eso hace que no podamos ser tan sinceros como otros perfectos, por lo que repartimos la miseria a partes iguales y tan contentos. La sinceridad o la falta de ella se suple por "humanidad", es decir apelar al conjunto de limitaciones que nos hace ser así de cortos, torpes o ridículos, ¿pero quien no hizo el tonto en alguna ocasión?, lo que no es de recibo es trasladar a otros ámbitos, más allá de los personales este "acuerdo", y así resulta impresentable usar la falta de sinceridad como un argumento para todos los días en digamos políticos, se puede pecar de sinceridad, pero nunca de cordura, estilo o razón, estos pilares no están ligados a la sinceridad, todos a un fin, y se puede utilizar mezclándolos sin hacer un uso desmedido de ninguno de ellos y siempre delimitados por el objetivo a conseguir. Decir que un político no es sincero, es tanto como dudar de todo lo que haga o piense y ese sería un error muy grave. Se puede no ser sincero, pero al menos se debe ser lo suficientemente inteligente como para que ambos lo sepamos. Saludos. Ligeros vientos, se barrunta la primavera.

    ResponderEliminar
  30. Hola Rosa:
    Abte todo, muchas gracias por asomarte y por los piropos que me echas. Con tu permiso, me lo guardo para recordarlo pasado un tiempo.
    Estoy bastante de acuerdo con lo que dices porque vivimos en un sopicaldo de convencionalismos que en el fondo va de maquillar la verdad convirtiéndola en un arma sin filo. Por supuesto y como dice Jesús, si dijéramos la verdad desnuda y si fuésemos absolutamente sinceros nadie querría saber nada de nosotros y como entes sociales que somo, eso se convierte en insoportable.
    Por supuesto hay gradaciones. Las personas más auténticas en ese sentido son llamadas antisociales o desprovistas de emocionalidad. Ya decía que la verdad no es emocional.
    Seguramente en esa revisión que has hecho sobre ti misma habrás descubierto esa verdad "verdadera".
    Muchas gracias por tus comentarios, que espero que se prodiguen en el futuro.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  31. Hola Domingo:
    Coincido también contigo cuando dices que es puro instinto de conservación. Ahora que no nos escucha nadie y que hay confianza te cuento que ayer retomé el contacto con un viejo y buen cliente. Después de las primeras palabras me miró fíjamente y me dijo que le diera mi opinión sincera porque creía que le conocía lo suficiente. Por un momento creí que se esfumaba mi oportunidad de negocio pero me acordé de Jesús, el camarero. Y salvé la papeleta (hasta aquí te puedo contar).
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  32. Hola Fernando:
    Jeje, ya me gustaría a mí tener una charla contigo acerca de estilos sociales. El tuyo está muy claro y no te creas, tiene su público.
    Cúidate.

    ResponderEliminar
  33. Hola Adolfo:
    Sí, el Séneca sabe latín, que ya son muchos años de barra y ahí se ve y se aprende mucho. Como le decía a Rosa, es que vivimos en un caldo de convencionalismos que todo el mundo sabe que tienen una parte de fachada. ¿Cuando hablamos de verdades y sinceridades es dentro de ese contexto? ¿Cuando decimos algo de verdad es de verdad o una media verdad? ¿Aceptamos pulpo como animal de compañía e incluso le ponemos correa para el paseo como a los hurones?
    Y respecto a los políticos, mañana hablamos del gobierno que me he cambiado de gafas y lo veo todo en 3D.
    Muchas gracias por tu comentario, como siempre aleccionador.
    Cuidado con la brisa que a la sombre el relente es traicionero.

    ResponderEliminar
  34. Taxist@s, camarer@s, peluquer@s, porter@s, recepcionistas...y seguro que me dejo profesiones... se convierten muchas veces en psicólogos y analistas finísimos de la realidad que los circunda. Auténticos filósofos de lo cotidiano.
    La objetividad, es un intento "neutro" de acercarse a la verdad sin adjetivos ni posesivos... Difícil cuestión Josep, porque la realidad es tozuda al extremo y la verdad si algo tiene es que es irremediable...
    Magnífica entrada amigo.

    ResponderEliminar
  35. Hola Cristalook:
    La verdad es irremediable y suele coincidir con la opción más amarga, menos optimista, más esforzada y para colmo, la que nos hace salir más malparados.
    Eso por una parte, y por otra, cuando se decide la partida ya sabíamos que lo acontecido iba a suceder, es decir que también tiene una parte de previsible.
    En fin, que suele ser una putada.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar